Su perplejidad hace juego con la mía cuando él dice:
—No lo sé realmente.
Mi corazón se hunde por su respuesta. Tiene que verlo en mi cara, porque levanta sus manos, con las palmas hacia mí.
—Eso no sonó bien. — Dice poniéndose de pie, caminando lejos, pasándose la mano por el cabello, haciendo se desordene otra vez ―Cuando estábamos en la primaria, éramos amigos ¿no? —Se vuelve, me mira, pero no espera una respuesta —Realmente no puedo explicarlo, pero siempre me sentí, no sé, protector hacia ti.Me echa un vistazo para ver que pienso de eso. Entonces sólo se sienta, yo lo miro con recelo, él continúa:
—Cuando nos mudamos, te extrañé —dice esto con total naturalidad, como si me estuviera diciendo que el cielo es azul… pero sus palabras me sacuden. ¿Alguien extrañándome? No cualquiera, sino ¿él? —Pensé en ti a veces. Me preguntaba qué estabas haciendo, si todavía estabas aquí. Luego me enteré que nos mudaríamos de nuevo. Tenía la esperanza de que todavía estuvieras, y que conseguiría verte.No podría estar más sorprendida incluso si él hubiera dicho que cruzó a nado el océano. La única cosa o pensamiento que alguien había tenido sobre mí eran acerca de cómo herirme o humillarme, compañeros y padres por igual. Tener a alguien que piense de otra forma sobre mí, extrañándome, está más allá de lo imaginable. Lo estudio, tratando de decidir si se está burlando, utilizándome para una broma elaborada, pero honestamente, él parece sincero.
—Entonces te vi el primer día y corriste lejos, y he estado tratando de hablar contigo desde entonces. Pero no pareces muy abierta a la conversación —dice con cierta ironía. Me mira, esperando a que le diga algo. Suspiro.
—Las cosas cambian —le digo. Ladea la cabeza, tratando de entender lo que quiero decir—. La vida aquí no es lo mismo. Yo no soy la misma.Asiente con la cabeza, aceptando esto. Él viene y se pone en cuclillas delante de mí.
—Sí, eres mucho más alta —dice muy serio. Levanto la vista hacia él, y veo su boca torcerse, entonces levanta su vista a través de sus pestañas y veo el brillo. No puedo evitarlo, me río. Esto trae una sonrisa a su rostro y me apresuro a taparme la boca para detener el sonido. Su sonrisa se cae, y se estira para alcanzar tirar de mi mano. —No debes hacer eso. Me había olvidado de la gran sonrisa que tienes.Giro lejos de él, las lágrimas amenazan de nuevo.
—No deberías decir cosas así —murmuro, bajando mis pantalones, un gesto no exento de dolor.
— ¿Sí? ¿Por qué no?— Suena verdaderamente curioso.
—No puedes decir que no has notado cómo son las cosas en la escuela. Soy la perdedora favorita de todos. No hay nadie más divertido para molestar que yo. —Él está en silencio durante un largo tiempo, finalmente me vuelvo hacia él, y veo la ira en su rostro una vez más, apretando su mandíbula. Estoy sorprendida, preocupada de que esté enojado conmigo.Echo un vistazo otra vez hacia la orilla del otro lado de la corriente, preguntándome si puedo correr con las rodillas tan adoloridas. Sé que puedo, por supuesto que puedo. He tenido que moverme muchas otras veces con dolores peor que este.
—Sí, me he dado cuenta. Eso realmente me hace enojar― Callo una risa ahogada por eso. ¿Él está enojado por eso? Sacudo la cabeza. —Quiero ser tu amigo —dice, y mi estómago se aprieta.
—No puedes ser mi amigo. Nadie puede ser mi amigo. Es un suicidio social.Él extiende su mano y acaricia con el dedo suavemente sobre la venda anudada en mi mano, dejando un improbable rastro de fuego.
—Puedo decir honestamente que, incluso si eso es verdad, no me importa.
Dejo escapar un gemido frustrado.
—Por supuesto que te importa. Todo el mundo se preocupa. ¿Quieres ser tratado como yo? Confía en mí cuando te digo que no.
—Créeme cuando te digo que no me importa. Creo que te das a ti misma y algunas otras personas también, poco crédito. Además, si eres tan impopular, ¿a quién le importa?
—Hablas como alguien que nunca ha vivido en mis zapatos. —Miro hacia el este, observando las montañas escarpadas.Está en silencio durante un minuto, con la cabeza gacha.
—Tienes razón. No he estado allí. No estoy pidiendo un sacrificio para cualquiera de nosotros. Sólo estoy pidiendo una oportunidad de ser tu amigo. —Él vuelve su mirada hacia mí, obligándome a mirarlo a los ojos.
— ¿Por qué? — Pregunto, en apenas un susurro—. Tú no me conoces, ya no.
Sonríe, y siento que mi determinación se debilita.
—Sí, pero me gustaría hacerlo.Sacudo la cabeza y hago una mueca.
—No sabes lo que estás pidiendo.
—No estoy pidiendo nada. No voy a esperar más de lo que quieras dar. Más que nada, que no me ignores durante fotografía— Las esquinas de mi boca se aflojan un poco por eso —Me estaba preguntando cómo ibas a hacer eso cuando fuéramos socios en el laboratorio― Sonríe de oreja a oreja. Lo miro dubitativa.
—No sé nada acerca de la cosa de ser amigos, aunque…
—Sí, puede que tengas razón. Es posible que no te agrade mucho cuando me conozcas —bromea. Como si hubiera oportunidad.
—O yo —le devuelvo con seriedad.
—Eso lo dudo. —Él está sonriendo, pero su voz es solemne —Pero no vamos a saberlo si no le damos una oportunidad, ¿verdad?
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Amor a pesar de los problemas(adaptada)
Teen FictionSinopsis ___(tn) de 17 años de edad ha vivido su vida entera en pobreza extrema, con un padre alcohólico y una madre adicta a las drogas, quien abusa severamente de ___(tn). En la escuela su ropa de segunda mano la marca como objetivo. Su negativa...