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En la clase del profesor Quirell se hablaba entre susurros acerca de la próxima celebración de la escuela:

la cena de Halloween.

Rosejay compartía asiento con Katrina, y su amiga no paraba de voltearse hacia la derecha para chismorrear con Lauren acerca de dicha fiesta.

Por su parte, ella se mantenía atenta al notorio tartamudeo del profesor y sus gestos nerviosos.

El profesor Quirell definitivamente no era el mismo que un año atrás.

Todo el mundo sabía que algo extraño había sucedido en su misterioso e intrépido viaje durante las vacaciones;

la teoría más aceptada era que Quirell había sido atacado por un vampiro, y que perfumaba sus aulas para alejar a las bestias (el salón donde estaban de hecho olía un poco mal al parecer de Rosejay, pero no a ajo).

También se decía que inclusive utilizaba su turbante para esconder ajo dentro de él, aunque Quirell insistía en que sólo se trataba de un obsequio de un príncipe tras salvarlo de un zombie.

Rosejay sonrió para ella misma al intentar imaginar su propia historia acerca de la razón de las rarezas de Quirell.

Quizás fingía y no era tan estúpido y frágil como aparentaba, y en realidad, era un mago con oscuras intenciones.

Eso simple pensamiento le hizo sonreír más.

¿Quirell siendo letal? ¿Qué más podría suceder, Clayton sentándose junto a Rosejay cuando Katrina se levantase para entregar su trabajo?

Aunque eso último, si resultó cierto.

"No sabía que estabas en esta clase" Rosejay susurró, dejando de escribir en su pergamino.

"Estoy al fondo siempre" Clayton se encogió de hombros. "Pero hoy me he despertado tarde y Rickard ha tomado mi asiento, y como Katrina ya se ha ido..."

Rosejay asintió.

"Bien" dijo. "Entonces te dejaré trabajar" Clayton tomó una pluma y remojó la punta en el tintero. No llevaba ni dos letras escritas cuando Rosejay volvió a girarse y continuó hablando. "Aún no sé qué hacías en el pasillo aquella noche."

Clayton bufó.

"Tal vez porque no pienso contarte."

"Es un oscuro y retorcido secreto entonces" se cercioró con una rápida mirada que el profesor Quirell no los viese platicar. "¿Acaso tienes una novia secreta?"

Clayton dejó caer la pluma y la miró con una ceja alzada.

"¿Tengo cara de tener muchos amigos?" Inquirió seriamente. "La mayoría de mis compañeros no dejan de llamarme sangre sucia y el mocoso idiota de Draco Malfoy se encarga de que el legado continue. Ahora, Lula, ¿crees que alguien con mi perfil consiga una novia? E inclusive peor, ¿crees que ella se arriesgaría a un encuentro de medianoche?"

Ella lo haría. Lo supo enseguida.

"Me has llamado Lula, de nuevo" dijo, en lugar de soltar las palabras que pensaba. "¿De dónde lo has sacado?"

"Pues es tu nombre, si no me equivoco."

"Pero nadie..."

"Yo no soy nadie."

Rosejay frunció el ceño, pensando en una rápida respuesta, cuando la puerta fue abierta de golpe.

Toda la clase, incluyendo a Quirell, observó al profesor Snape, quién llevaba puesta una expresión de piedra.

"Macgtried, ven aquí" su voz rebotó entre las paredes. Clayton a su lado se tensó. "Ahora mismo."

"S-snape" Quirell tartamudeó. "¿Qué-qué ha hecho él?"

Snape gruñó.

"Es un problema entre Macgtried y yo" contestó. "Nada que otros deban saber" enfatizó, haciendo que las expresiones curiosas regresaran a sus escritorios, menos la de Rosejay.

Snape le sostuvo la mirada con fiereza, y por unos instantes, Rosejay sintió ganas de meterse personalmente bajo en turbante de Quirell para esconderse.

Severus Snape podía resultar bastante intimidante cuando se lo proponía.

Y para su desconcierto, Clayton estaba, de alguna manera, involucrado con él.

Algo le decía que no era nada bueno.

Draco dormiensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora