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Clayton parpadeó una vez, después otra y otra más hasta que su visión se aclaro lo suficiente como para reconocer el pecoso rostro de Rosejay Kasim que lo observaba con una sonrisa.

"Lula" murmuró con voz ronca. La cabeza la dolía y el mundo que lo rodeaba parecía no dejar de moverse durante los primeros segundos tras su despertar "¡La Piedra, Quirell, Terry...!"

"Todo está bien, Clay, tranquilo" dijo ella. "La señora Pomfrey sólo me ha dado cinco minutos para verte gracias a Dumbledore. Si hacemos mucho ruido me echará" señaló hacia atrás, donde unas camas más allá, Albus Dumbledore platicaba con Harry Potter.

Se encontraba en la enfermería, por supuesto. 

"¿Qué ha pasado con la Piedra?" preguntó más tranquilo, sentándose. "Harry la tenía y luego..."

"Ni Quirell o Terry se la han quitado, la Piedra fue destruida. Dumbledore me lo ha contado cuando se dio cuenta de que no dejaba de merodear por la entrada para verte" rió por lo bajo, nerviosa. Clayton amaba esa risa. "Yo le aseguré que te explicaría todo... Regresé por ayuda, y en el camino me topé a Ron y a Hermione. Iba en busca de Flitwick y ellos por McGonagall cuando vimos a Dumbledore. Él fue corriendo al tercer piso y les quitó a Quirell de encima."

"Mencionaste a Quirell, pero no a Terry" suspiró. "Lo siento mucho, Lula, debí contarte acerca de él, sobre todo porque era tan amigo tuyo..."

Ella negó.

"Entiendo por qué lo hiciste, no debías levantar sospechas, y de haberlos delatado..." volvió a negar. "Cuando Dumbledore llegó Terry ya estaba muerto. Él era muy débil para... bueno, para Voldemort, y lo dejó morir después de que tú lo atacaras."

"Yo no hice nada" replicó. "Después de que te fuiste Terry se me lanzó encima y empezó a gritar... Yo sólo miraba el espejo, no podía quitarlo de mí... Y en el espejo te veía a ti. Lo único que más anhelaba en esos momentos era tenerte a mi lado, así al menos tendría una buena compañía antes de irme, una excelente y hermosa compañía."

Rosejay se sonrojó. Clayton estiró la mano y le acomodó un mechón rojizo tras la oreja.

"Eso fue exactamente lo que te salvó, Clay. El amor. Dejaste salir el amor sobre tu ambición y Terry simplemente no pudo soportarlo como tampoco lo hizo Quirell con Harry" ella tomó su mano por encima de las sábanas blancas. "Todo este tiempo intentaste ayudarlos, Terry me lo dijo. Y yo no hice nada más que considerarte un culpable."

"Soy un culpable" Rosejay apretó su agarre ante sus palabras. "Es verdad, Lula, no hay forma de negarlo. Acepté unirme a ellos, nadie me obligó. Los ayudé en mucho, a pesar de las advertencias de Snape y..." una punzada de dolor se hizo presente en su antebrazo. Ella alzó la sábana y mordió su labio para contener un grito al ver las marcas que cubrían el dibujo de tinta, formando deformes líneas sobre el contorno de éste. "Lo merezco" murmuró entre dientes. "Quirell me lo hizo por órdenes de Voldemort cuando intenté hacerle algo horrible a Terry... Él era sólo un niño, creí que sería más sencillo lidiar con él que con Quirell, pero no fue así. Terry ya no era Terry, dejó de serlo desde el momento que lo encontramos."

"¿La señora Pomfrey no pudo hacer nada por...?"

"Supongo que no" dijo. "Será una cicatriz que llevaré el resto de mi vida imagino, y eso está bien. Me recordará lo estúpido que pude llegar a ser" soltó la mano de Rosejay y cerró los ojos para no verla al decir lo siguiente: "Bueno, gracias por explicarme todo esto. Puedes irte."

Imaginó como fruncía el ceño. Si, definitivamente debía estar frunciendo el ceño.

"¿Irme? ¿Crees que te dejaré de nuevo?"

"¿Por qué quedarte? Ahora sabes todo de mi, todo lo que he hecho..."

"Si, lo sé. Y es por eso que me quedo."

Levantó los párpados. Rosejay lo observaba de una manera tan profunda que sentía como algo dentro de sus propios ojos le respondía igual.

"No elijo a Clayton Macgtried el mestizo buscador de quidditch, o a Clayton Macgtried el chico que se equivocó de camino. Te elijo a ti, Clayton, el pintor al que simplemente no dejo de ver cada vez que tengo oportunidad. No creas que vas a librarte de mi después de esto, porque estás muy equivocado."

Clayton sonrió. Sonreía de verdad.

Ella se inclinó, él tomó sus mejillas y le dio un corto beso.

"¡Ya se ha terminado el tiempo, señorita Kasim! ¡Tendrá tiempo para eso durante la fiesta!" la señora Pomfrey intervino, haciendo a Rosejay pegar un respingo. "¡Fuera, ya!"


Draco dormiensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora