Después de su peculiar encuentro con Snape, Rosejay siguió su camino hacia el estudio clandestino de Clayton en las habitaciones olvidadas del castillo.
De alguna manera, estaba segura de que lo hallaría allí.
Ojalá pudiese decir lo mismo de que le respondiese las preguntas que no dejaban de repetirse en su cabeza.
Necesitaba comprobar que aquella marca era en su antebrazo era de verdad. Necesitaba escucharlo de él mismo.
En esta ocasión, encontró la puerta con facilidad.
Y efectivamente, Clayton estaba ahí. Usaba una camiseta café de manga corta, a pesar del frío ya palpable en el ambiente y unos jeans. En su mano llevaba un pincel que dejó caer en cuanto vio a Rosejay.
"¿Qué haces aquí?" Inquirió confundido.
"Tengo que preguntarte algo" se apresuró a decir, avanzando hasta él. Como en la ocasión anterior, Clayton cubrió el lienzo con una manta. Al llegar a su lado, Rosejay descubrió motas de pintura roja entre sus mechones de cabello, detalle que la enterneció por dentro. "¿Por qué la tienes?" Señaló su desnudo brazo. Clayton siguió su mirada y maldijo en voz alta al notar la evidente marca al descubierto.
"No es nada de tu inconvencia, Lula" gruñó, al mismo tiempo que alcanzaba un suéter y se lo ponía.
"No le diré a nadie, Clay" murmuró, tocando su brazo cuando se percató de su intención de huir. "Sólo quiero que me lo expliques."
Clayton le sostuvo la mirada como un canto glorioso.
"¿No tienes miedo?" Inquirió en tono bajo. Rosejay negó. "Pues deberías. Al igual que deberías alejarte de mi" se soltó de un agarre y pasó las manos por su rostro y cabello, una y otra vez. "Todo lo nuestro estaba mejor cuando sólo nos veíamos de lejos."
Rosejay negó.
"Tú no eres malo" murmuró en respuesta.
"Tengo la maldita marca tenebrosa en mi piel, ¿y tú te atreves a decir que no soy malo? Vaya cosa" exclamó irónico. "No me conoces, Lula. Ni yo a ti. Así que probablemente pienses que en cuanto terminemos esta conversación, alguien irá por ti en la noche y desaparecerás" Asustada, sacó su varita y lo apuntó con ella. Clayton esbozó una sonrisa socarrona. "Ahora estás amenazándome."
"Tú lo hiciste primero" tragó saliva. "Eplícame de donde salió esa marca o te prometo que iré con Dumbledore..."
"No" la interrumpió. Suspiró dos veces. "Dumbledore no puede enterarse de esto. Ya tengo suficiente con que Snape..." Se detuvo. "No le digas a nadie más, ¿está bien?"
Rosejay bajó por completo la varita y lo miró, indignada.
"¿Y cómo esperas que esté tranquila contigo teniendo esa cosa en el brazo y poniéndote en peligro?" Dijo. "¡Tenemos que buscar el modo de solucionar esto!"
Clayton repitió el gesto que involucraba sus manos, cabello y rostro, como un tic nervioso.
"Quien-tú-sabes está muerto" murmuró con voz temblorosa. "No estoy en ningún peligro. Además" tomó una gran bocanada de aire, "es falsa."
Rosejay lo miró incrédula.
"¿Estás hablando en serio?"
Él asintió.
"Conseguí que un tipo muggle me la tatuara en el verano. No hay nada de qué preocuparse."
Rosejay suspiró aliviada. Aunque se percató de que Clayton seguía más tenso que la cuerda de un arco.
"¿Y por qué lo hiciste?"
Se encogió de hombros.
"Estaba borracho" contestó con simpleza, empezando a recoger sus materiales. Tomó su varita y encantó en cuadro para que éste se acomodara por sí mismo entre el resto que tenía escondido bajo el viejo escritorio de madera. "Fue una tontería, pero Flint y los otros cretinos me tenían harto con su sangre sucia. Sólo quería asustarlos."
"¡Me has asustado a mí!" Exclamó. Por supuesto que debía ser falsa. Él tenía razón. El mago oscuro estaba muerto, y sus seguidores en Azkaban. Qué la marca fuese verdadera no tendría ningún sentido. "No vuelvas a hacer una tontería como esa sólo para conseguir la aprobación de los demás. Tú no la necesitas."
Clayton se detuvo.
"¿Qué quieres decir con eso?"
"Qué no necesitas usar un tonto tatuaje para impresionar a otros" contestó. "A mí me has impresionado sólo con tu persona desde hace ya mucho tiempo y creo que..."
No pudo terminar la frase, porque antes de que las palabras continuasen fluyendo como caudal de río, Clayton cerró el espacio entre ellos y la estrechó en un fuerte abrazo.
Rosejay, anonada por el movimiento, sintió sus brazos fuertes desprender un calor que le resultó tiernamente satisfactorio.
Estando a la altura de su pecho, el corazón del muchacho palpitaba justo a un costado de su cabeza.
Los insesantes golpeteos aumentaron de velocidad, justo como el de Rosejay.
Casi podían fundirse en uno sólo...
Sin previo aviso, Clayton la soltó y abandonó el cuarto sin decir nada.
Rosejay lo observó marcharse y luego el vacío que había dejado.
Aún escuchaba su desbocado corazón acompañar al suyo.
Rosejay creyó que ese sonido era perfecto.
ESTÁS LEYENDO
Draco dormiens
FanfictionQuizás Rosejay debió tomar mucho más en serio ese viejo lema de "nunca hagas cosquillas a un dragón dormido." TERMINADA PORTADA POR @ocarett Primer puesto en la categoría "fanfic" en los Flower Awards 2017