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Estaban ya a más de la mitad del camino cuando se toparon su primer obstáculo, o más bien, lo escucharon: un maullido.

"Esa definitivamente ha sido la Señora Norris" murmuró Katrina. "Si Filch nos encuentra estamos perdidas."

Rosejay apresuró el paso.

"Falta muy poco, podemos lograrlo."

"¿Quién anda ahí?" la voz de Filch resonó de pronto entre los pasillos. "¡No sirve de nada esconderse!"

Casi corrieron al escuchar al furioso celador, y se detuvieron momentáneamente en un muro, sin saber que hacer con exactitud para pasarlo.

"En serio estamos perdidas" Rosejay exclamó en cuanto las pisadas se hicieron presentes a pocos metros. "Podríamos usar algo de magia y que nos olvide, quizás dejarlo paralizado..."

Katrina negó efusivamente.

"Y luego Filch hará que nos expulsen por atentar contra él. Eso es algo que ni loca permitiré, no en mi penúltimo año."

"¿Entonces qué haremos?"

Su amiga se quedó callada, meditándolo. Ella siempre había sido la más lista de las dos, la de visión clara y mente llena de alternativas. Rosejay, en cambio, muchas veces se limitaba a soñar y dejarse llevar por las emociones.

"¡Lo tengo!" exclamó. La tomó por los hombros. "Rosejay Kasim, más vale que corras muy rápido."

Rosejay la miró confundida.

"¿Y por qué he de...?"

Antes de poder terminar la frase, Katrina se movió, saliendo de su escondite y agitando las manos.

"¡Eh, Filch! ¡Parece que se te ha escapado alguien!" gritó. Se giró hacia Rosejay, le guiñó un ojo y corrió despavorida por otro pasillo, el cual se dirigía a una dirección desconocida y sobre todo, muy lejos del tercer piso.

Rosejay agradeció el sacrificio de su amiga, quién seguramente pronto acabaría en la oficina de Flitwick, el cual apostaba que advertiría a McGonagall sobre su escapada.

Al continuar, otra voz se hizo presente, haciéndole pegar un brinco por la sorpresa.

"¿Harry?" preguntó al aire, intentando adivinar la dirección de donde provenía.

De la nada, los tres niños aparecieron, con una capa al suelo.

"Lograste llegar sin ser atrapada, eso es genial" dijo Ron.

Rosejay asintió.

"Bueno, tuve ayuda" entonces se percató de que lo único que llevaban en manos eran sus varitas. Frunció el ceño. "¿Con qué piensan calmar a Fluffy?" preguntó.

Harry se encogió de hombros.

"Ninguno de nosotros tiene un instrumento, supongo que nos limitaremos a cantar."

Rosejay sonrió, y alzó su clarinete.

"Vamos a darle a Fluffly una buena canción de cuna."

  Unos pocos segundos más tarde estaban allí, en el pasillo del tercer piso. La puerta ya estaba entreabierta. 

"Bueno, lo ven" dijo Harry. "Snape y Clayton ya han pasado ante Fluffly."

Al ver la puerta, los cuatro tomaron finalmente conciencia de aquello a lo que debían enfrentar. No sería nada fácil, y además, sus vidas estaban en juego.

"Si quieren regresar, no se los reprocharé" habló Harry tras unos instantes. "Pueden llevarse la capa, que no la necesitaré más."

"No seas estúpido" exclamó Ron.

"Vamos contigo" dijo Hermione.

"No te dejaremos solo" agregó Rosejay.

Harry empujó entonces la puerta.

Draco dormiensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora