San Pablo. (EDITANDO)

Capítulo 16. Mejores amigos.

De una patada voló la puerta oxidada abollandola, ésta se abrió y cuando entró Candice y yo lo seguimos comoletamente asustadas.

—¡Allí estás, jodido hijo de puta! —grita en cuanto lo ve.

Mis ojos se abren como platos en cuanto Jonathan golpea el rostro de Simon de manera que este cae al suelo.

El viento golpeó mi rostro haciendo volar mi cabello en cuanto me quedé quieta mirando la escena. Una de mis manos voló a mi boca cuando esta se abrió.

—¡Jonathan! —suelto un grito desgarrador.

Éste sin prestarme un mínimo de atención se acerca a Simon y lo toma por la camisa.

—Jona espera, puedo explicarlo. —dice Simon. Había sangre proveniente de su nariz y labio y no intentaba para nada devolverle el golpe.

—¿Cómo me vas a explicar que besaste a mi mujer? —le grita él completamente cabreado.

—Ella ni siquiera es tu mujer, hermano. —escupe.

—No soy tu hermano. —masculla — Escuchame porque te lo diré una sola vez, cabron. Eda es MÍA. —le gruñe resaltando el "mía" por completo— ¿Entiendes? ¡Es mía! —grita esta vez tomandolo por el cuello.

Intento intervenir pero la mano de Candice me lo impide.

—No, déjalos.

Vuelvo a mirar la escena y veo como se están matando con la mirada. Se odian y todo es mi culpa.

—¡Tú lo único que haces desde que la conoces es hacerla sufrir! —vocifera lleno de odio.

—¡Ese no es tu problema, joder!

—¡Ya no puedo ver que la hagas sufrir, Jonathan!

—Entonces no veas y no te metas en mi relación con Eda porque tú no sabes absolutamente nada. —al parecer aprieta más el agarre de su cuello ya que Simon comienza a emitir sonidos raros pero sigue firme mirándolo a los ojos.

—Se más de lo que crees, Becker. —dice algo forzado.

—¡Me importa una mierda! —ladra— No te quiero ver cerca de ella porque te juro que lo lamentarás y me importa una mierda tener que matarte.

Abro mi boca sorprendida por sus palabras. Joder, ¿Quién iba imaginar que Jonathan le podría decir eso a Simon? Son hermanos, mejores amigos, colegas de toda la vida y llegué yo y arruine todo ¡joder!

—No quiero que la toques, ni que la veas ni hables, ni siquiera que respires cerca de ella si es que quieres seguir con vida. —amenaza y lo empuja soltando su cuello. Simon cae al piso frotandose el cuello y tose.

Jona toma una respiración profunda y gira su mirada a mi.

—Eso también va para ti. —me apunta con el dedo.

—Jonathan. —trato de detenerlo y, con lágrimas en los ojos tomo de su brazo en cuanto pasa por mi lado.

—¡Quiero estar solo, joder! —se suelta de mi agarre bruscamente y se va.

Me quedé aturdida observando la puerta por donde salió. Ni siquiera parpadeaba o respiraba, simplemente estaba quieta cono una roca.

—Ed. —escucho la voz de Simon— Eda, lo siento. —toca mi hombro y yo me aparto bruscamente reaccionando.

—¡No me toques! —grito enloquecida.

—Eda, lo lamento. —insiste.

—¡No mientas! —lágrimas brotan de mis ojos, pero por ira, creo yo— Por supuesto que no lo lamentas, Simon.