Capítulo 19. Tarde agitada.

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—Me ha mandado un texto. —baja su mirada.

—Quiero verlo. —estiro mi mano y muevo mis dedos para que me entregue su móvil.

Este me lo entrega aunque no le agrada mucho la idea al parecer.

De: Desconocido.

¿Sabes? Tu querida Eda y yo tenemos los mismos ojos, ¿Cómo nunca lo noté?
Mejor cuidala.

—Maldita. —gruño totalmente cansada de esa mujer.

—¿Qué ha pasado?

Suspiro. Mi cabeza ya estaba doliendo. Todo había sido tan abrumador tan repentino que no tengo tiempo de asimilar toda la mierda que está sucediendo.

—Ell-ella provocó el accidente, Jonathan. —le cuento.

Este simplemente se queda en silencio mirándome como si estuviera pensando o analizando algo. A no ser que él ya lo sabía...

—¿Tú lo sabías? —pregunto obviamente esperando que me diga que no.

—¡Claro que no! —pone los ojos en blanco— Sólo estoy pensando en cómo ella...

—Ella me odia desde hace años Jonathan y ni siquiera tú lo sabías, o al menos eso espero. —eso último lo dije casi en un murmuro— Cree que yo siempre he sido la favorita de Amanda y que ella siempre la ha utilizado, que lo le he robado a su madre todo este tiempo, ¡Joder, es una locura! —abro mis ojos como si estuviera sorprendida.

Él sólo asiente pensativo.

—Esa mujer está mal de la cabeza, Jona.

—Lo sé. —simplemente dice.

Luego de eso nos fuimos al apartamento, pero cuando entramos nos dimos cuenta que no había nadie.
¿Dónde se habrán metido todos?

Le mandé un mensaje a Candice rápidamente para preguntarle dónde coño se había metido ya que necesitaba contarle una cosa importante.

De: Candice.

Brad y yo salimos a dar un paseo, volveremos más tarde. Xoxo.

Genial, Bowen.

Para: Carter.

¿Dónde te has metido, rubio?

De: Carter.

Troy, Simon y yo salimos a comprar nuevos videojuegos para la Xbox.

Vale. Todos se han ido.

—Parece que estamos solos. —unos brazos rodean mi cintura.

Sonrío y dejo mi móvil sobre la mesa para abrazar sus brazos que me sostenían tiernamente.

—Parece que sí. —muerdo mi labio en cuanto siento sus labios en mi cuello— ¿Qué quieres hacer?

Siento su sonrisa en mi cuello y luego sube sus besos hasta mi oreja y muerde levemente mi lóbulo haciéndome jadear.

—Mmh, señor Becker. —cierro mis ojos disfrutando sus besos— ¿A caso quiere decirme algo?

San Pablo. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora