Capítulo 5. Sueños mortales.

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—Fue una pérdida de tiempo, lo sabía.

Me doy vuelta de la peor manera posible y lo enfrento furiosa y cansada de su actitud.

—¡Estoy harta de tu jodido comportamiento, Simon! —le grito en la cara. Él se me quedó mirando serio y al parecer también muy molesto. Pero ya estoy cansada siempre es lo mismo, ya es un molesto grano en el culo y no necesito a nadie así para que me ayude a buscar a mi hermano— ¡Te estás volviendo muy repetitivo y me cansé, sabes que nadie te ha obligado a venir aquí! Desde un comienzo les he dicho como eran las cosas y han decidido venir igual.

—¡Pero no creí que todo iba a ser una pérdida de tiempo, Eda!

—¡Entonces vete! —grito una vez más.

—¿Quieres que me vaya? —pregunta con el ceño fruncido y apuntandose a sí mismo.

—Sólo si vas a seguir jodiendome. —mascullo cansada.

Me mira por unos segundos y suspira bajando la guardia.

—Lo siento, es sólo que —se rasca la cabeza— Pienso que esto no tiene sentido, eso es todo.

—¿No tiene sentido buscar a la única familia me queda? —pregunto irónica.

—No es la única familia que tienes, Ed. Él te abandonó y fingió estar muerto, en cambio todos nosotros estamos aquí arriesgando la vida por ti.

Trago saliva intentando evitar que un jodido nudo se forme en mi garganta, pero creo que es demasiado tarde.

—Es mi hermano, él me enseñó todo lo que se, él me protegió desde pequeña, al menos... Necesito una explicación.— siento mis ojos humedecerse pero lo ignoro.

—¿A caso te escuchas? —frunce el ceño mirándome como si estuviera loca— ¿Qué explicación esperas de un tío como él?

—Él no es muy diferente a ustedes, ¿Sabes? —sonrío— Espero la misma explicación que esperaría de ustedes, que esperé de Jonathan. Esa explicación.

No responde.

—No quiero que piensen que es una obligación ni quiero que lo hagan porque Will o Jonathan se los han pedido.

—No lo hacemos por eso, Ed. —habla Troy.

—Se que Jonathan les pidió que me protegieran, pero no es así. —me enfoco a todos a mi alrededor. Simon que estaba delante mío, Troy que estaba a un costado, Carter que estaba apoyado en el barandal de las escaleras y Brad que estaba apoyado en el cabezal del sofá con Candice.

—Eda, no sólo lo hacemos por eso. —habla Brad— También eres nuestra hermana y no queremos que nada te pase.

—¿Y por que aún me miran como si estuviese mal?

—No es así, Ed. —dice Candice. Oh, Candice, siempre tratando de hacerme sentir mejor; pero en este caso no funciona.

—¡Si, es así! —grito alterada— Tal vez sea así. —digo más calmada esta vez, cogiendo un poco de aire porque mí corazón ya latía con mucha fuerza y la presión me estaba subiendo— Desde que Jonathan no está siento que —decido cerrar mi boca.

—Oye —levanto mi cabeza y me encuentro con Carter—, tú no estás mal, simplemente estás siguiendo a tu corazón, y eso no significa que esté mal.

—Escucha. —habla Brad acercándose a mi— Los que estamos mal somos nosotros y lo sentimos, sabemos que tú harías lo mismo por cualquiera de nosotros. —dice tomándome por los hombros— Dejaremos de quejarnos y aceptaremos cada decisión que tomes mientras no sea suicida.

San Pablo. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora