Capitulo 8

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-¿que te paso? ¿Que te dijo Vera?- Esmeralda estaba afuera, sentada en la jardinera, aún lado de ella mi buen Sam.

-me regaño y me castigo, después me azotó y me amarró, que rico - me burle. Sam rodó los ojos.

-andas perver hoy ¿verdad? -dijo Sam, solo reí.

-si te sentaras al lado de ella sabrías que solo estoy repitiendo la cantaleta diaria de Esmeralda - la aludida achicó los ojos.

-boba - me dijo. Sam me miraba de manera insistente.

-entonces, ¿que paso?- volvió a preguntar. Rindete Samuel.

-tengo que venir a hacer trabajo en los invernaderos el fin de semana, dos fines de hecho-

-que feo, pensándolo mejor me gusta más la versión que me diste antes - Samuel y yo reímos - ni modo, tendremos que desquitar hoy en la noche ¡si o si!- Esme salto con júbilo, que larga noche me esperaba, esa pequeña mujer arrasaba cuando se lo proponía y me te tocaba ser arrasada a mí.

La tome de la mano y comencé a andar con ella, Samuel nos miraba, estaba detrás de nosotras, voltee a verlo, no se la había tragado, ni poquito. Me sentí un tanto nerviosa, iba a preguntarme, en cuanto estuviéramos solos me abordaria, casi como un perro a su jugoso bistec y no pararía hasta conseguir su cometido, mi única salvación; pegarme a Esmeralda por el resto del día. Enrede mi brazo en el de ella y camine contenta hacia el salón. Entrando del receso teníamos clase con Fernando nuestro maestro de inglés y quizá el único maestro con el que Vera realmente se llevaba. No era algo que pudiese asegurar, pero casi siempre comían juntos y a menudo se les veía platicando. Me coloque en mi asiento, seguida por Esmeralda y Samuel. Mi mochila pesaba así que la avente sobre mi pupitre.

-oye que padre mochila ¿de donde la sacaste? - mi corazón se detuvo unos segundos al escuchar la pregunta de Esme, no esperaba que la notarán.

-oh este vejestorio, lo encontré arrumbado en el armario de mi mamá y se lo pedí - acaricie la mochila igual que a un bebé - tiene aroma a viejo- pegue mi nariz a la tela e inhale ¡demonios! Olía a Vera, a su colonia, a su auto, a él ¡olía a él! "¿y que esperabas estúpida es su mochila?". Baje la mochila al piso y hable por Inercia - Rubén no me quiso dar mi mochila y me toco improvisar -

-no me esperaba otra cosa de ese idiota, me sorprende que tu madre siga con él - ay Esme, si supieras que son tal para cual. Sam se limitó a oír, el sabía todo sobre mí madre, aun así se quedaba callado en estos momentos, sin duda no encontrare nunca mejor amigo que él.

El timbre sonó y el profesor entró. Fernando era de complexión delgada, alto y muy risueño, agradable a la vista, parecía emanar una vibra positiva de él, siempre vestía cómodo. A muchas les gustaba, a mi me agradaba. Carecía del porte y presencia de Vera, le faltaba ese aire seductor y perverso. Ese que ahora mismo me traía loquita. Suspire, que mal estoy.

Su clase siempre era amena, solíamos reír mucho con los trabajos que nos dejaba, seguí escribiendo el texto del pizarrón en mi libreta, teníamos que traducirlo al español, él se paseaba de fila en fila haciendo preguntas aleatorias en inglés, te ponía puntos extra si contestabas bien, era realmente práctico. Un papelito cayó en mi pupitre. Voltee a ver a Sam extrañada, él no solía hacer esto, estaba mirando hacia el pizarrón. Abrí el papel y leí "creí que ayer habías perdido tu libro y libreta de inglés" alcé la vista sorprendida por tal pregunta, lo encontré mirándome inquisitivamente. Le sonreí lo mejor que pude y escribí "ayer en las prisas olvidé meterlos en la mochila, uff se salvaron" y se lo arroje.

-Andrea no estoy en desacuerdo con los noviazgos a su edad, a menos que interfieran con la clase deje de andarse aventando notitas de amor con Samuel -

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