Tenia ganas de llorar. El profesor Fernando aún no preguntaba cómo llegar a mi casa, no sabía que contestar cuando lo hiciera. Me parecía increíble que Vera me dejara ir con él, vi con demasiada frustración que tomaba el camino de terraceria lleno de cultivos, eso acortaria por mucho el tiempo de llegada. Intentaba pensar en una solución al dilema pero mi cerebro parecía entumecido. Mire por la ventana intentando concentrarme, no podía llegar al destino final por lo menos no al verdadero. Las adorables jarillas esparcidas a lo largo del camino nos dieron la bienvenida, mis manos sudaban debido al nerviosismo que comenzaba a dominarme. Mire al profesor junto a mi, Fernando parecía tan tranquilo, inhale y regrese mi vista a la ventanilla, el que nada debe nada teme. Tontos dichos. ¿Que no al que madruga Dios lo ayuda? Diosito por favor yo siempre me levanto temprano.
-profesor - comencé, aún sin saber del todo que decir pero muy segura de evitar que continuará por la actual ruta.
-¿si? - me miro calmo.
-aún no le he dicho a donde vamos - si le decía que a casa de Erika tal vez todo esto aun podría tener rescate, solo hacia falta enviar un mensaje a Erika para ponerla al tanto.
-¡oh! Eso, supongo que si quieres puedes decirme mientras esperamos- lo mire extrañada, el auto comenzó a ir más lento hasta detenerse por completo.
-¿a qué o quién? - pregunté desconfiada
-creo que sabes a quien - mi corazón saltó, ¡Vera! Fernando me dirigió una pícara mirada - ¿y desde hace cuanto empezó esto? - "dos meses, profe " como si le fuera a contestar eso.
-no se a que se refiere - me miro suspicaz, ¿le habría contado hace mucho? ¿Que tanto sabía? Por inercia lleve mi dedo o pulgar a la boca y lo mordisquie.
-aquí viene ya - mire por el espejo retrovisor acercarse a la camioneta blanca y supire, un suspiro mitad alivio, mitad para controlar mis nervios. Vi a Fernando abrir la puerta para bajarse y me indico con la mirada que hiciera lo mismo.
Baje intentando no tropezarme o caerme o atorarme, quizá por eso me tarde un poco más de lo normal. La camioneta ya se había detenido justo detrás de nosotros, Sergio bajó y camino hacia nosotros. Se acerco a Fernando y empezaron a intercambiar unas palabras, su tono era bajo así que no podía escuchar, ni quería a decir verdad no sabía ni donde mirar.
Sergio volteo a verme tan solo una fracción de segundo, no lo suficiente para poder interpretar que tipo de mirada me dirigió . Ambos caminaron hacia el lado del auto donde yo estaba, baje la cabeza buscando que mirar, todo menos sufrir del escrutinio de ambos.
Alce la vista cuando los sentí cerca, Sergio me miraba de manera intensa, estaba preocupado. - ¿estas bien? - me pregunto, el no me toco, vaya ni siquiera se acerco a más de dos pasos de mi. Asentí y le sonreí, no sabía que más hacer. Mire de reojo a Fernando temiendo su reacción, pero el solo sonrió.
-vaya que frios son, debido a que son el maestro caliente y la chica rebelde me esperaba más acción - Vera le miro divertido pero negó con la cabeza.
-tan dado a los clichés como siempre. - comento sin humor.
-pues bien, ¿que vamos a hacer? Sergio ya me explicó a grandes rasgos que él tipo si es tu padrastro y que ustedes dos están saliendo - ¿que decir en un momento así? Ni idea. Ante mi mutismo Vera me sonrió y comenzó a hablar.
-tranquila, puedes confiar en Fernando. Escucha no podemos llevarla a su casa porque el tipo puede ir en cualquier momento, lo mejor es llevarla a un lugar seguro -
-¿pero creí que iríamos directamente al trabajo de su madre? -Fernando se veía confundido, que mala idea era esa.
-no puedo ir con ella - solté - suponiendo que para este momento Rubén no le haya contado nada, no lograría nada al ir y contarle. Es mi palabra contra la de él- y la de el siempre cuenta más. Vera parecía enojado y Fernando parecía, rayos! No conozco mucho sus expresiones pero yo diría que estaba poco convencido.
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Atracción Física
RomanceLa fuerza del amor, la potencia del deseo, la inercia del miedo...Una chica complicada, un apuesto profesor y su extraña forma de enseñar sobre la materia.