Capitulo 17

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La mañana era perfecta. El cielo estaba despejado y el ambiente era fresco. El desayuno había sido estupendo, el baño reparador después de una noche de sueño irregular(yo en su habitación, él en el sillón de ahí lo irregular de mi sueño). Todo estaba perfecto de no ser por el silencio incesante que reinaba en su camioneta. Conducía rumbo a la escuela con la vista fija en la carretera y el gesto serio, me recordaba aquella primera vez que me subí a su camioneta y me llevó a casa. No pude evitar sonreír ante ese recuerdo, ese día también nos besamos por primera vez. Al diablo con esto, habla Andrea las personas se entienden hablando.

-no quise llamarte -

-cállate - me corto sin siquiera despegar la vista de enfrente

-oye no te pases, estoy intentando solucionar el problema - me miro de reojo - pon de tu parte, la culpa es de ambos - eso era cierto-

- ¿así? Entonces soy culpable de querer acercarte a la escuela que nefasto de mi parte ofrecerte tal trato - aquí vamos de nuevo.

Me tape la cara con las manos - entiende que es peligroso que nos vean llegar juntos -

-porque yo no te pude encontrar en el camino y ofrecerte un aventon, no. Es obvio que salimos y estas viviendo en mi casa, todo mundo lo sabrá en cuanto nos vea llegar juntos - el rey del sarcasmo aparece de nuevo, rodé los ojos.

-por supuesto que es sospechoso, Gustavo nos vio le bastará un vistazo de nosotros bajando del vehículo para atar cabos, jamás me has dado un solo aventon en dos años y medio que llevo en esta escuela-

-tal vez a ti no pero a decenas de otros estudiantes si, ¡no soy tan maldito como para dejarlos en la carretera cuando esta lloviendo! O cuando hace frio, no serias la primera, ni tampoco la última - aceleró y se internó en el camino de terraceria.

-¡¿que haces?! Aun no decidimos que vamos a hacer - bufó molesto

-¡¿porque tienes que ser tan paranoica?! -

-¡¿y tu por que eres tan malditamente confiado?! - explote.

-no me digas palabrotas -

-pues entonces no me grites -

-tu me gritaste primero - detuvo la camioneta en medio del camino.

-y tu gritaste más fuerte porque tienes que probar que eres muy macho -

-grito porque algunos niños solo entienden así - me dijo niñata, el muy idiota me llamó niñata.

-oh perdón por no entender, señor pedófilo- puse una mano en mi pecho para dramatizar más. Él apoyo la frente en el volante y empezó a reír, luego suspiro.

-me siento tan frustrado que estoy entre bajarte aquí para ya no tener que escucharte más o ponerle seguro a las puertas y violarte -

-descuida no te preocupes más, yo te ayudo con la decisión - tome la mochila y me baje de la camioneta azotando la puerta. Él no lo evito, lo que causo aún más mi furia. Camine alejándome de la camioneta sintiendo ganas de voltear a ver cual era su reacción ante mi partida, por un momento pensé que se bajaria o me llamaría pero no fue así, la camioneta me rebasó segundos después. Hervía del coraje, lo peor, lo realmente peor era que él saldría del camino de tierra cosa que jamás hacía para llegar a la escuela en las mañanas y unos minutos después saldría yo lo que a mis ojos era por mucho más sospechoso que llegar juntos. Grite del coraje sin miedo a que alguien me viera o escuchara.

Entre al salón y me desplome sobre mi butaca, Esmeralda estaba sentada con cara soñadora escribiendo algo en su libreta. Levanto la vista y me miro - vaya ¿que te pasó? - un idiota me hizo enojar - te vez fatal, tienes unas ojeras terribles -

Atracción Física  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora