Capitulo 21

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Que me sacaran de la dirección después que mi madre se pusiera a llorar cual Magdalena al principio me pareció lo mejor. Ahora 15 minutos después parecía un suplicio. ¿Por qué tardaban tanto? Vera me explico lo que le dirían a grandes rasgos,  harían presión sobre ella, le dirían de las intenciones de Rubén, de su falta de atención hacia sus dos hijos y de otros detallitos, terminando con amenazarla con intervenir en la situación si esta continuaba.  A ellos les parecía una magnífica idea, a mi no. Sentía que saliendo de la dirección mi madre podría tomar dos posibles caminos y ninguno me convenía. El primero decirme que simplemente me esperaba en casa y ya ahí jamás permitirme volver a la escuela, el segundo que me echaría definitivamente de casa por "causarle" semejante problema tanto en la escuela como con mi imbécil padrastro. En ambas opciones sale mal para mi, razón por la cual me sentía terriblemente desanimada desde que desperté. No se lo dije a Vera porque me sentía un poco cohibida después de lo que hicimos anoche. Tape mi boca con el dorso de una mano para ocultar la sonrisa que se asomo en mi rostro, era un gesto involuntario producto del nerviosismo, esperaba no haberme sonrojado. Baje la vista a mi regazo cuando escuché una puerta abrirse ocultando con eso cualquier posible sonrojo, inhale aire lentamente mientras los oía hablar sin entender realmente lo que se decían. Escuché los tacones de mi madre resonar hacía un cubículo algo apartado de la dirección. Alce la visita para encontrar a Fernando y al director parados platicando en voz baja. Vera no estaba por ningún lado, ansiedad empezó a inundar mi sistema al entender que mi mamá estaba encerrada en un pequeño cubículo con Vera hablando sobre mi, mi comportamiento y  demás cosas, un escalofrío recorrió mi espalda.

-Andrea ¿estas bien? - la calmada voz de Fernando me hizo apartar la vista de la puerta donde se encontraban esos dos dolores míos. Asentí e intenté dirigirle una sonrisa que estoy segura pareció más una mueca dentuda. El sonrió de oreja a oreja y me puso su mano en un hombro - todo estará bien - miro hacia atrás corroborando que pudiese hablar con libertad y se acunclillo para quedar más a mi altura - Checo no dejará que te pase nada, tranquila - su mirada era tranquilizadora. El profesor de inglés tenia esa habilidad, había sido testigo de ella en más de un de una ocasión, lo rodeaban un aura pacífica y poseía un tono de voz que no era ni grave, ni agudo, estaba en medio. Me lo había imaginado en más de una ocasión hablándole al oído a su linda esposa palabras pecaminosas con ese tono aterciopelado.

-lo sé - no dije más. No me sentía con ganas de hablar. Dijo que me traería un café y la mirada picara que me ofreció al decir eso me hizo saber que Vera ya le había contado sobre la noche anterior, calor inundó mi cara y volví a bajarla apenada. Regrese mi vista a la puerta que permanecía cerrada "reza Andreita, reza" tres meses y dos días eran exacto lo que me separaba de la mayoría de edad, y en cuanto  consiguiera un trabajo me llevaría a mi hermano. Aun si tuviese que salirme de la preparatoria a un semestre, me suscribiría a la abierta o algo así. El punto era proteger a Jorge y  poder vivir tranquilos.

La puerta por fin se abrió, permanecí en mi lugar quieta y con la mirada pérdida en algún punto del piso a pesar de oír de manera clara cada paso de los tacones de mi madre hasta llegar frente a mi, alce la vista intentando no reflejar nada, ni nervio, ni furia, ni preocupación, tampoco indeferencia porque podría pasar por altanería, intenté que mi rostro entero se viera neutral. La cara de mi madre no ayudó mucho, estaba roja  de los ojos por haber llorado un buen rato y su labio inferior tembló al verme, hizo una gesto con la cabeza para indicarme que saliera con ella de la dirección - nos vamos de aquí ahora mismo - mi corazón brinco asustado. Un "con permiso" salió de mis labios de manera automática sin dirigirles en verdad una mirada a aquellos dos hombres parados que tanto habían intentado ayudarme con todo ésto, no quería mirar a Sergio, aún si no funcionará les estaría agradecida por haberlo intentado.  Gire y me encontré con un Fernando entrando a la dirección con un vaso de café en la mano. Oí a mi mama murmurar un - "buenos días profesor " a modo de despedida y seguir caminando. Al pasar junto a Fernando me extendió el café y me detuve para tomarlo, sentía la mirada de Vera en mi espalda. Mis dedos fríos rozaron un instante los de Fernando al tomar el vaso.

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