Capitulo 12.5: Mientras Caperucita Duerme

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Capitulo especial. Pensamientos de Sergio mientras Andrea duerme.

Respire profundamente. Tú delicado cuerpo pegado al mío, la piel tersa de tus piernas enredadas entre las mías y tú suave respirar acompasado me tenían anonadado. Pegue mi nariz a tu cabello, sonreí. Olías a mi champú, de cierta manera sentía que ese aroma te hacía más mía, eso y mi camiseta blanca debajo de la que solo tenías unas bragas ¿serán de algodón o de encaje? Demonios la imagen de tú trasero desnudo seguia volviendo a mi en un momento tan inoportuno como esté, despegue un poco mi cadera de la tuya, tenerte tan cerca no ayudaba, mejor prevenir que te despertarás y sintieras mi miembro pegado a ti era lo último que quería.

Recordar como había llegado hasta aquí me hacía reír. Estaba medio dormido en el sillón con mi caliente mantita café. Intentando que el conteo de ovejas funcionará y poder olvidar que yacías en mi cama media desnuda, admito que comenzaba a dar resultado, el sueño empezaba a invadirme y fue en ese preciso momento cuando veníste corriendo hacia mi, asustada y sudorosa diciendo que escuchaste el llanto de un bebé en la casa. Me levante del sillón, lo que decías era imposible pero te veías muy asustada. En cuanto entre al cuarto me percate de que era verdad. Solo que no era un bebé era un gato en brama, cosa que te hice saber, abrí la ventana y corrí al gato. Solo contigo me pasan estas cosas. No sabía si arrepentirme de haberte enseñado la película o reírme de un miedo tan infantil, entonces recordé tu cercanía en el sillón y decidí que lo había valido. Me despedí de ti con un beso en la frente y fue cuando me rogaste que me quedará, dijiste que estabas asustada y que escuchaste ruidos raros, que por favor no te dejará sola. Dime preciosa ¿como negarme?

La idea me resultó encantadora hasta que la cercanía de tu cuerpo me recordó porque contaba ovejas en el sillón. No podía tocarte, no debía desearte pero veme aqui deshaciendome de deseo por ti. La locura que para ti había empezado hace 4 semanas para mi llevaba meses. Desde que me tope con esos brujos ojos tuyos la primera vez que entre a tu salón a darte clases. Algo que me fascina de ti es que a veces pareces tanto una mujer hecha, tan madura con esos ojos retadores tuyos a los que no puedo evitar sentirme atraído y otras pareces tan pequeña, tan niña, tan inocente, imposible no intentar protegerte. Creo que es esa característica tuya la que me trae tan idiotizado. Desde entonces a la fecha ese sentimiento a proliferado de maneras que hasta a mi me asustan. Jamás creí que fuera capaz de arriesgar una de las cosas más importantes para mi como lo es mi vocación solo por una chica.

Una chica que apenas y se percata del efecto que tiene en mí. ¿Sabés acaso cuantas veces peleé con la idea de acercarme a ti? ¿Sabrás de las veces que me maldije a mi mismo furioso por no poder evitar mirarte como te miraba? Era como si tu fueras un imán y yo las piezas de hierro pérdidas que aunque lento ibas atrayendo hacia a ti aun en medio de las piedras. Nunca te diré de las muchas horas que pasé intentando convencerme de que no me importabas, te aseguro que son las mismas que me pasé observando todas tus idas y venidas por la escuela, todo sin que tu siquiera te percataras. Fue en una de esas contemplaciones en la distancia que te vi con el idiota de Solares. Que me fije en como te miraba y te tocaba, ver que el maldito estaba más cerca de ti de lo que yo siquiera podía estar, me afecto demasiado, tus miradas de desprecio hacia él pasaron desapercibidas a través del velo de los celos.

Sí. Celos. Horribles e intensos, no mentire diciendo que jamás los he sentido. Toda mi vida he sido un hombre celoso pero los celos para mi siempre nacen de la pertenencia, de la conciencia de que algo es tuyo y debes cuidarlo, tu no eras mía. Y sin embargo sentía rabia al saberte de otro. No, eran más que celos; envidia eso era. Esa si jamás la había sentido. Y con ese coctel tan padre agitandose en mi interior me encontré frente a una determinada y retadora Andrea una mañana exactamente hace un mes, aplicandote el examen que provocaría todo.

No sé, durante meses controle la tentación pero ese día algo pasó, no se si fue tu inocente filtreo que me hizo pensar que no te era tan indiferente o simplemente estaba cansado de negarme a mi mismo. Quizá un demonio malicioso vino a susurrar a mi oído que fuera tras de ti esa tarde en el camino.

¡Dios! Pequeña no te pegues tanto a mi. Cada vez que te acurrucas más cerca en busca de calor, yo me incendio. Inhala, exhala vamos Sergio no eres un chiquillo. ¡Diablos! Estoy tan duro como una roca y tu Andrea estas prácticamente encima de mí. Bajo la mirada para contemplar tu dulce cara ahora apoyada en mi pecho. Solo tendría que bajar la cabeza para besarte, despertarías asustada pero estoy seguro que si empiezo a acariciarte y continuo besandote suavemente cederías, lo sé y tu también lo sabes pero no debe ser así. Deslizo mi mano por tu espalda y aprieto tu cintura jugando con la idea. Suspiro rendido aun no confías, aun estas insegura de mi y mientras sea así no puede ser, quizá si fueras como las otras que han pasado me bastaría con tu cuerpo pero yo quiero más de ti, mucho más.

La erección a comenzado a bajar, tu aroma es tranquilizador, tu piel caliente también lo es. Sonrió, mañana tendré que levantarme temprano, meterme directo al baño e intentar aplacar la lujuria que despierta en mi señorita Quijano. Mis párpados se sienten más pesados ahora, el sueño comienza a vencerme. Te doy un beso en la frente antes de perder la conciencia. Buenas noches Caperucita.

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Hola hola, es un pequeño capitulo especial que venía rondando en mi cabeza desde hace unos días. Para que conozcan un poco más de S. V.

Dejen sus comentarios diciendome si les ha gustado el capitulo pov Vera o no.

Besitos

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