Capitulo 18

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Explicarle a Vera porque tenía que ver a Rubén fue fácil, hacer que lo entendiera fue lo difícil. Estuvimos apunto de pelearnos (otra vez) a pesar de haber hablado instantes atrás sobre pelearnos por todo. Sin embargo se mantuvo sereno, intentando no llegar a otra nueva pelea. Aprecie su intento, desde luego que entendía las razones por las cuales no quería que fuera con mi idiota padrastro pero no tenia más opción, postergarlo seria peor. Sea cuales fueran las verdaderas razones de Rubén, tenía que ir, saber como estaba mi hermano era prioritario. Una vez que externe mi preocupación a Vera no le quedó más remedio que aceptar el encuentro aunque me hizo prometer hasta el cansancio que no me subiría a su auto ni mucho menos iría con él a cualquier parte. Aún sin las advertencias de Vera no lo hubiese hecho.

Mire hacia el frente poniendo atención a la clase o intentándolo. El conjunto rojo con flores blancas que llevaba la maestra hacia imposible perderla de vista ¿Que estaba pensando la mujer cuando lo combino con medias y zapatillas blancas? Los marcados rizos que caían de su chongo ayudaban muy poco, hablaba sin parar y escribía en el pizarrón, yo fingía garabatear algo de cuando en cuando para no levantar sospechas. Las horas pasaron volando, me encontraba nerviosa. Faltaban minutos para salir de la escuela, sabía que Rubén estaría esperandome, eso me ponia nerviosa porque Vera estaba cerca y no quería que esos dos se encontrarán. La última vez que se vieron yo fui echada y vapuleada, de ninguna manera podían volver a verse.

-Andrea ya tocaron - Esmeralda me sacudió de un hombro.

-Disculpa la clase estaba tan interesante que entre en trance - una risa pequeña y burlona salió de sus labios.

-no escribiste nada ¿verdad? - negué con la cabeza. - siempre me he preguntado porque no repruebas -

-los milagros ocurren todos los días - ella rió. Guarde mis cosas a toda prisa, debía aprovechar al alumnado saliendo, entre más gente mejor.

Busque el auto de Rubén en cuanto atravesé el portón. Camine hacia el en cuanto lo encontré, el idiota estaba parado afuera con su celular en la mano. Respire profundamente antes de llegar a él.

-estoy aquí - alzó la vista y me miro de pies a cabeza, supongo que evaluaba mi estado esperando encontrar señas de mi sufrir.

-vaya, no te ves como pensaba después de tres días en la calle - maldito idiota. Ja que gusto me da que no te salgas con la tuya.

-¿que ocurre? Si mamá no me quiere en casa ¿para que venir aquí? - mejor no profundizar e ir directo al grano.  Él miro alrededor antes de contestar.

-sube al auto, te lo explicaré dentro - Jesús no. No estaba segura de si Vera estaba cerca como dijo pero no iba a arriesgarme a que saliera de su escondite a armar un escándalo.

-no puedo tengo que volver -

-si claro, todos salieron ¿tu por que no? - su mirada era seria, no quería hacerlo enojar. Lo mejor era inventar una excusa creíble.

-estoy castigada debo presentarme a limpiar estiércol, un idiota profesor me castigo por no traer mis libros, todo porque otro idiota se los quedo - si no lo insultaba sería sospechoso, jamás me portó tan bien tratándose de él. Rubén rio satisfecho de saber que me castigarian por su culpa.

-ven, saltate el castigo. Mañana yo vendré y nos inventaremos alguna excusa que decir para que no tengas problemas - eso era totalmente inusual, desde que lo conozco jamás Rubén se había portado tan amable conmigo. Estiró la mano hacia mi - ven sube, comeremos algo y te diré lo que tu madre quiere que sepas -  corre Andrea ¡corre! Esto no es normal.

Sonreí de puro nervio - no puedo, porque no me dices aquí. Si falto será peor. Yo no quiero más problemas - utilice un tono suplicante, a él le gustaba que suplicara, talvez fuese la mejor manera de sacarmelo de encima.

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