Capitulo 37

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-lamento haberte preocupado así - es lo único que atinó a contestar. 

-¿qué pasó? - es como la quinta vez que ella hace la misma pregunta. No se cuando se rendirá, no quiero hablar al respecto, es más intento ni siquiera pensar en ello mis ojos se nublan en cuanto lo hago y me es imposible evitar el llanto.

-ahora no mamá -

-te desapareces sin decirle a nadie, te subes a un coche desconocido - ella ha entrado en modo madre regañona y no hay cosa que pueda hacer para detener el curso de su monólogo - me  traes como loca buscándote por todos lados  pensando lo peor y no solo a mí, también a tus amigos y a tu...maestro -

-¿qué maestro? - se bien de que maestro está hablando, no se ni porque pregunté, quizá porque tengo alguna fibra masoquista, puede que también me interese saber como es que mi mamá terminó aquí conmigo.

-Sergio Vera, por supuesto -

Ese grandísimo hijo de...

-¿él te llamó? -

- si. Se oía muy preocupado - mis ojos se nublaron - lo que me recuerda que tengo que marcarle, la última vez que hablamos por teléfono se oía muy alterado - si, claro - incluso se salió de la escuela para ayudarme a buscarte; recorrió todo el camino de- me puse de pie de un tirón y camine a toda marcha al baño. Las lágrimas bajaban gruesas por mis mejillas y no quería que mi madre las viera.

Me costaba creer que era capaz de hacer algo tan ruin a su mejor amigo. Tampoco entendía que conseguía con ese tipo de despliegues, ya saben "el valiente caballero rescatando a la dama" quizá no era tan maldito y había logrado importarle aunque sea un poquito. Ahora mismo me daba igual, me sentía tan idiota, aquí encerrada en el baño llorando a un pendejo que solo había estado jugando conmigo.

Me trague todo el maldito cuento.

-¿Andrea, estas bien? -

-si, má. Haz esa llamada -  avisa al idiota que ya me encontraste.

-¿idiota? - ¡carajo! Un hipido brotó de mi garganta y mande toda compostura al diablo. Mi cerebro alcanzó a procesar a mi madre hablando a lo lejos por teléfono más no alcanzaba a escuchar que decía.

Mucho rato después cuando los ojos me ardían de tanto llorar salí del baño solo para encontrar a mamá sentada en la sala esperando.

-en algún momento tendrás que decirme la verdad -

-ahora no quiero, má. -

-ve a recostarte. Tu hermano está por llegar y no quiero que te vea en ese estado. Le diré que pescaste algúna bacteria - su cara parecía contrariada, estaba confundida.

-estaré bien, mamá. Solo necesito descansar -

-preparare algo de comer mientras duermes -.

-
-

Jorge se había mantenido alejado del cuarto toda la tarde, sólo me había saludado a través de la puerta. Estaba segura que mamá le había dicho que tenía tifo o algo así y que  además era muy contagiosa.

Oi un golpe en la puerta y después vi aparecer una rubia cabeza.

-es Sam-dijo extendiendo su celular hacia mí. Lo tomé algo dubitativa.

-hola Sam - intente sonar normal. Mamá me reprendió con la mirada por no probar nada de la sopa que había dejado a mi lado hace ya una hora.

-¿qué rayos te paso? -

Mentir no serviría de nada era Sam después de todo.

-me sentí mal y  volví a casa - igual intentaría postergar lo ineludible.

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