Alguna vez han sentido tanta comodidad en un lugar que no quisieran ni moverse, ni respirar por miedo a turbar tal sensación. Bueno eso sentí la mañana que desperté entre los brazos de Sergio Vera. Darme cuenta de mi penosa situación y recordar la manera en que le rogué para que se quedará me hace sentir tan, tan pero tan, tan estúpida. ¿Como rayos me deje espantar por un gato en brama? ¿Enserio Andrea? Un gato, un maldito gato te hizo salir corriendo como niña chiquita. Pero lo más vergonzoso fue despertar prácticamente sobre él, con la camiseta enrollada hasta la cintura y tan pegados que si estuviésemos en un colchón individual cabría una tercera persona. Viendo el lado positivo dormir junto a Vera no fue tan malo como suponía, él se portó como todo un niño bueno. Si, su mano estaba en mi trasero al despertar pero me consta que él estaba perdido de sueño, así que fue involuntario.
Decidí levantarme y preparar algo de desayunar, eso me daría tiempo de quitar el color rojo de mi cara, cuando salí de la habitación él seguía dormido. Así que aquí estoy revisando entre los estantes algo que me sirva para preparar un desayuno decente. No había nada, ni leche, ni fruta, nada. Unas salchichas rancias fue lo máximo que encontré. Espagueti que sobró anoche era la mejor opción hasta el momento. Carne no había sobrado, ensalada tampoco. Espagueti y café será.
Estaba poniendo la mesa cuando percibí una silueta apoyada en el marco de la puerta - Buenos días - dije en tono normal, a pesar de que seguía apenada por mi comportamiento.
-buenos días preciosa. ¿Como dormiste? - dijo socarrón. Alce la mirada, estaba un poco despeinado y vestia un pantalón deportivo gris y una playera blanca. Se veía sexy desarreglado.
-bien - me limite a contestar. A alguien le encanta hacer leña del árbol caído.
-¿te ayudo? - negué con la cabeza - ¿llego tarde? - asentí, lo vi acercarse y me gire hacia el horno para sacar el espagueti que había calentado. Sentí sus manos en mi cintura y brinque - tranquila, solo quiero un beso de buenos días - enrrollo sus brazos a mi alrededor y empezó a besarme el cuello, cerré los ojos. Sus besos ascendíeron lentamente por mi cuello hasta llegar a la barbilla, gire mi rostro para facilitarle el acceso a mi boca. El beso era de cadencia lenta pero profundo. Sus manos aprestaban mi cintura. - volteate
- ordenó, obedecí. Nos seguimos besando, puse mis manos en sus hombros. El beso terminó después de unos minutos, él me sonrió satisfecho y fue a sentarse en la mesa sin decir más. ¿Eso era un beso de buenos días? Señor porque no eran así los de recibimiento.-no preparé nada, recalente la cena de anoche, no tienes nada comestible -
-lo siento, no se cocinar. Suelo desayunar en la escuela y como al salir en cualquier lugar. Ceno lo que encuentre - se rasco la cabeza. Ahora entendía aquel día del examen porque tenía tanta hambre. - ahora que estás aquí podemos ir a comprar, leche, fruta y cualquier cosa que quieras - sonreí.
-me parece bien - necesitaba alimentarse mejor. Lo menos que podía hacer si iba a quedarme aquí unos días era hacerle la vida más confortable. Preparar buena comida era lo primero que venía a mi mente, inclusive podía preparar para varios días así aún después de marcharme habría comida de verdad. Durante el desayuno hablamos sobre que haríamos en el día. Yo le informe que iría a ver a Sam al hospital, note cierta incomodidad de su parte pero no hizo ningún comentario, dijo que pasaría a dejarme al hospital una vez que hablará con Sam para saber en cual y que pasaría a buscarme.
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--¿que harás tú? - pregunté
-iré por Fernando, hoy le entregan el auto, mi último día de servicio, después seré todo tuyo preciosa. - lo mire coqueta, conducía tranquilo - te marco cuando ya esté cerca-
-me parece perfecto - detuvo el coche frente al hospital, abrí la puerta y le mande un beso con la mano antes de salir, no iba a besarlo en público, suficiente era con que me trajera. Entre al hospital, Sam me dijo que estaría en la sala de espera, busque el letrero correspondiente y me dirigí hacia el lugar.
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Atracción Física
RomanceLa fuerza del amor, la potencia del deseo, la inercia del miedo...Una chica complicada, un apuesto profesor y su extraña forma de enseñar sobre la materia.