Capitulo 39

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-¡Andy, vas a llegar tarde! - me mire por milésima vez al espejo y suspiré resignada. La alta coleta que sujetaba mi cabello no terminaba de convencerme. Me sentía insegura y patosa. No estaba lista para regresar a la escuela y ver a Sergio pero llevaba una semana sin presentarme y mamá había dicho "o vuelves el lunes o te saco de esa maldita escuela y te meto a otra" el problema era que a estas alturas del semestre no estaba segura de encontrar otra escuela y no quería perderlo. Aparte una fibra orgullosa de mi ser se negaba a salir corriendo como conejito asustado.

Si queria superar esto tenía que enfrentarlo.

-¡Andy! -

-¡ya voy, mamá! - salí de la habitación algo mosqueada - ya estoy aquí. Tranquila -

-Mario te llevará hoy - se giro entregándome un vaso con licuado de fresas. Lo tome con bastantes ganas eran de las pocas cosas que le quedaban ricas a mamá.

-gracias. No era necesario- mamá no dijo nada pero sus ojos decía "me parece que si" no discutí más al respecto.

-prepara tus cosas llegará de un momento a otro-

-
-

No se si a alguien más le pasa pero todo el fin de semana estuve preparándome mentalmente para este momento y ahora que estoy aquí siento que no podré hacerlo.

Una pena que Mario ya se haya ido.

Papi vuelve por favor.

Respire profundamente.

¡Vamos, Andy tu puedes!

Arrugue el ceño al darme cuenta que para darme ánimos a mi misma había usado el mote cariñoso con que Sergio solía llamarme. Iba a superar a ese baboso costará lo que costará.
7 días de lágrimas y autocompasión eran suficientes, hoy tenía que mantener los ojos secos y la sonrisa en los labios. Por lo menos lo intentaría, si por alguna razón no pudiese lograrlo tenía un plan b; encerrarme en el baño a llorar.

Ingrese a la escuela con paso liviano, dirigiéndome con tranquilidad hacia mi salón. Gracias a Dios él ya no me daba clases. No me sentía capaz de soportar una hora entera en su presencia.

-hola chicos ¿me extrañaron? - omar me abucheo, Sam se levantó enseguida de su asiento para abrazarme. Sentirme rodeada por aquel par de brazos fue reconfortante.

-un montón, melocotoncito - Seguía siendo él único a quien había contado lo que sucedió con Vera.

Mire hacia Esmeralda que permanecía sentada mirándonos con algo que me pareció nostalgia - hola Esme - se levantó con una gran sonrisa y me apachurro contra si.

-tarada, me asuste mucho cuando tu mamá me dijo que estabas muy enferma, luego tu hermano me dijo que tenías tuberculosis y por eso no podía visitarte. - me reí estrechandola más fuerte, debido a que me quedé sin celular no pude enviar mensajes a nadie, mamá tuvo que excusar mi ausencia y se invento que había contraído salmonela el fin de semana pero Jorge seguía insistiendo con lo de la tuberculosis. - ¿Acaso quieres que tus sobrinos nazcan con cara de espanto? - susurró a mi oído.

-lo siento, perdí mi celular y me sentía tan mal que no quería ni levantarme de la cama - lo cual si es cierto, no estoy mintiendo - pero ya estoy aquí -.

-y eso es genial por que Sam es malisimo para chismear -.

Me senté en la butaca de siempre a la espera de que el viejo profesor entrará, ya tampoco servía mucho para cotillar pero entendía a lo que Esme se refería. La mire de pies a cabeza fijándome en los mínimos cambios en su persona. El último mes había bajado de peso sin embargo su vientre bajo se veía ligeramente más abultado, lo disimulaba bastante bien amarrando el suéter del uniforme a su cintura.

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