Capitulo 34

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Estaba emocionada, me sentía traviesa,  atrevida y perversa. Minutos antes acababa de elegir mi primer baby doll de suave encaje negro, escote pronunciado y una sensual abertura en las piernas, la tanga que hacía el conjunto, bueno esa estaba segura que daba lo mismo si me la ponía o no, no servía para cubrir un comino.

Ahora iba en un taxi rumbo a casa de mi profesor favorito con el delicado atuendo bien guardado en mi mochila.

Marque su número con una sonrisa boba en el rostro. Me contesto al segundo tono.

"hola preciosa"

-hola amor -

"estaba por hablarte, algo molesto debo agregar"

-¿porque? -

"no salimos, no nos vimos y ni si quiera me llamas. ¿Srta. Quijano seguro quiere seguir siendo mi novia?"

-que dramático, nos vimos ayer y te mande mensaje anoche -

"no pues si, muchísimo que hablamos"

El taxi giro en la calle de Vera y vi a lo lejos su casa.

-¿qué haces? -

-calificando trabajos - que maravilla.

-¿tienes planes para hoy? - le indique al señor con una señal donde debía detenerse.

"terminaré esto y luego veré una película, tal vez le marque a Fernando y vayamos por una cerveza, nada concreto" oí un suspiro de claro aburrimiento "¿tu qué harás? Cierto que cuidaras de Jorge todo el día" pague y baje del taxi.

-si,eso haré. Oye te tengo que colgar debo atender algo importante -

"algo importante" repitió con tono lento.

-ajá- conteste sin más y colgué, me detuve frente a la puerta, suspire para controlar mi risa traviesa y toque con ganas.

A los pocos segundos escuche pasos acercarse a la puerta. Sentía una inmensa sonrisa hacerse camino en mi rostro.

Su cara malhumorada apareció en cuanto la puerta se abrió - ¿si? - sus ojos se abrieron sorprendidos al verme -¡Andy! -

-sorpresa - le sonreí.

Me jalo de la cintura y junto nuestros labios, me estrecho fuerte contra él - no se que bicho te habrá picado pero - volvió a besarme - estoy feliz de tenerte aquí - me condujo dentro de la casa entre besos, apenas fui consciente del momento en que cerro la puerta, estaba más concentrada en sus suaves besos, en sus cálidas manos y en la incipiente barba qué comenzaba a asomar y provocaba cosquillas por donde me rozara.

-¿cuanto tiempo tenemos? - pregunto guiandome al sillón, lo vi dirigirse a la cocina.

Sonreí maliciosa - hasta...mañana como a medio día - me hubiese encantado ver su reacción.

-¿te quedaras a dormir? - pregunto incrédulo asomando la cabeza por el umbral de la puerta.

Asentí levemente.

Él me brindó una media sonrisa y volvió a desaparecer en la cocina. A decir verdad esperaba más emoción.

No sé, que me llenará de besos, caricias, me sentía casi defraudada, resople.

-¿tenias planes? - que te arruine

-solo iba a pasar la tarde viendo televisión - ajá.

-¿seguro? - pregunte cuando lo vi volver con dos  vasos llenos de limonada.

-¿acaso detectó duda en su tono señorita Quijano? - me extendió un vaso y tomo asiento a mi lado.

-no te ves muy feliz de saber que me quedaré toda la noche -

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