—Yo... bueno, hoy estuvimos con Vitto y Morti paseando y creo que debo haber tirado mi brazalete por estos lados.
—¿Vitto y Morti?
—Oh... eh... Vittorio y Alice. Son mis compañeros.
— Y dime...¿Qué es lo que tiraste a los arbustos?
Miro a los arbustos y luego lo miro a él. — Nada, no tiré nada. — niego con la cabeza.
— Te vi con algo en las manos, luego lo aventaste para ahí.
—Ya le dije que no aventé nada a los arbustos.
—Mira, Hannah... si es otra de tus travesuras, te dije que sólo tenías que avisarme si tenías problemas.
Comienzo a respirar tranquila luego de oír eso. No se le ha cruzado por la cabeza que estoy por hacer un hueco en el alambre y largarme de aquí.
—Lo sé, lo sé. No he tenido problemas con Grace.
Él relaja sus expresiones.
—Ven.— me toma del hombro y comienza a caminar.— te acompaño hasta tu barraca.
Me obligo a caminar con él sintiendo su mano en mi hombro. Mi cuerpo se pone al alerta y es realmente incomodo caminar en silencio con su mano en mi hombro, pero ni si quiera sé si es que estoy respirando con normalidad. O si él se da cuenta de que estoy tan tensa que camino como robot.
—Y usted ¿qué hace despierto a esta hora?
—Deambulando, controlando que todo el mundo duerma.— me mira frunciendo el ceño.
—Le dije que perdí mi brazalete.— digo molesta y frunzo el ceño como para que sea un poco más creíble.
—Como que no te creo, pero hagamos de cuenta que sí.
El camino continua hasta que llegamos a la barraca. El se despide con un "buenas noches" y se va. Yo entro apurada y me voy hasta la primera ventana y me agacho a espiar a ver en qué dirección camina. Pero luego veo que se va hacia su despacho.
Respiro hondo y me siento en mi cama. Tuve suerte. Si me iba con mi bolso a lo mejor si se daba cuenta de lo que en realidad estaba por hacer.
Morti se remueve en su cama y me mira.
—¿Qué sucedió?
—Casi me descubren.— suspiro.— creo que mejor dejo esto para más adelante.***
A la mañana del domingo, al despertarme me encuentro sola. Pero sola en serio, porque soy la única durmiendo,mientras todos ya parecen haber salido.
Me cambio tranquilamente y luego voy al baño a lavar mis dientes y mi cara. Al pasar por la sala común parecen estar todos reunidos ahí. Y es cuando veo a lo lejos un cartel que dice:
"Hoy, día de visitas"
Día de visitas. Supongo que es el día en el que tus familiares y amigos vienen y te dicen que te extrañan mucho y que no ven las horas de que pasen cuatro meses para que puedan volver a estar juntos. Patrañas.
La sala esta abarrotada de gente.
Me da curiosidad entrar, a lo mejor mi padre está ahí también, sentado esperando a ver que tan cambiada estoy y yo me muero por decirle que sigo siendo una bruja fría y que sigo pensando en volver y matar a todos en casa. Y realmente me doy cuenta de que sí, eso es lo que quiero. Quiero que vea que ningún tonto internado, ni la marina, ni nada va a poder cambiarme así se de cuenta de lo estúpido que fue mandarme aquí.
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¡Señor, sí, Señor!
Teen Fiction"-¿Qué tú hiciste qué?- grito.-Estas demente, hombre." Hannah Crowell tenía la vida perfecta. Todo lo que pudieran imaginarse: Autos, motos, la mejor ropa, los mejores zapatos, un cabello esplendido y uñas largas y bien pintadas. Claro que no se pod...