Nathan.
La semana comienza de otro color, pues Crowell parece amoldarse un poco más y está libre de castigos por esta semana, hasta nuevo aviso...
Así que sin supervisiones de castigos, fui al entrenamiento de natación de los reclutas para ver como iban y para dar indicaciones especiales.
Para el almuerzo me reuní con mi padre y le pasé unos cuantos informes para que estuviese al tanto de todo lo que sucedía.
Carol almorzaba con nosotros. En realidad tendría que almorzar con los demás Cabos pero ya se había hecho costumbre que ella almorzara con nosotros. A pesar de todo lo sucedido, ella se llevaba bien con mi padre.
Cunado papá terminó de comer y nos dejó a solas, la situación se puso un poco más tensa. Ella y yo ya no hablamos como antes.
Pero como se supone que somos gente madura hablo para romper la tensión.
—¿Cómo va el grupo?
—Bien, es decir, todos son delincuentes... saben por lo menos dar un puñetazo.— dice ella revolviendo sus lentejas.
—Me imagino.—asiento.
—Excepto esa niña rica, da tanto asco como siempre.— su tono de voz es venenoso. Ni si quiera tengo que preguntar si es que Hannah le cae bien.
—Bueno, obviamente no es como los demás. Aunque debes admitir que no siempre da asco...—añado—aún no sé como es que pudo hacer el circuito de combate. Es tan floja para las flexiones pero aún así es rápida.
—Tú siempre tan optimista.— dice rodando los ojos.
—No me cae bien, pero creo que está mejorando.
—Claro, seguro que la detestas— noto sarcasmo en su oración —como el sábado pasado, por ejemplo, que la acompañabas a su barraca tan caballero y amable.
Suelto el tenedor y la miro fijamente—¿Tú me seguías?
—No.
—Mira Carol, creo que las cosas entre nosotros quedaron claras. No tendría por qué estar aguantando ésta escena de celos estúpida.
Lo que me faltaba. Que crean que la odiosa me atraía.
La situación me deja sin hambre así que dejo mi plato y me levanto con bandeja y todo para irme.
Las cosas no estan tan bien con Carol. Nuestra relación no quedó en buenos términos después de separarnos y me sorprende que actúe como una adolescente cuando en realidad tiene dos años más que yo.
No me pregunten que fue lo que le vi porque hasta yo me lo sigo preguntando, primero fue una persona y luego cambió completamente y se puso obsesiva y celosa, y eso que acá abundan más los hombres que las mujeres, pero aún sigue con celos estúpidos creyendo que soy de su propiedad. Al diablo con todo, no necesito mujeres.
Volví con los chicos de Natación, que era el grupo de Josh para seguir ayudándoles, pero a penas llegue, vino alguien a avisarme que dos chicas estaban peleándose y agarrándose de los pelos.
El grupo se puso alerta y quisieron ir a ver todos, pero los reprendí y les dije que se quedaran en el agua, el que que saliera se quedaría parado afuera de la barraca en calzoncillos toda la noche.
Lo primero que pensé fue que Grace estaba matando a Hannah, y con la fuerza y la altura que tiene Grace me asusté aún más y apuré el paso.
—Si le da un golpe muy seco, la mata.— pienso aún más asustado, sabiendo que Hannah aún era un desastre.
Era obvio que una de las partes involucradas era Hannah, ya tenía una enemiga mortal y el primer día casi la desfiguran de un golpe. Lo que fue una sorpresa fue que en vez de ser Grace fuera Carol la que estaba pateando en el piso a Hannah.
Una furia vino a mi. No la estaba golpeando por un castigo, la estaba golpeando por desquitarse por la discusión de esta mañana.
—¡Qué carajos sucede aquí! —grito al ver como Carol seguía pateando a Hannah aún cuando ella ya no podía defenderse.
Carol deja de hacer lo que hace y me mira sorprendida. Minetti agarra a Hannah y la levanta del suelo abrazándola.
Algo me dice que hay una pequeña aventura entre estos.
—Cabo, suspendido hasta nuevo aviso. Retírese.
Carol me mira atónita.—Pero...
—¡LÁRGUESE!
Luego del escándalo, Minetti ayuda a Hannah a llegar a la enfermería. La verdad que cada vez que Hannah está en apuros él la carga y la cuida como si fuera una joya.
—Gracias Vitto.—responde casi en susurro.
—De nada principessa.
¿Principessa? Ah. Bueno.
—Marinero Minnetti, puede retirarse.— digo desde la puerta para que noten mi presencia.
—¡Señor, sí, Señor!—responde con el protocolo.
Murmura en algo en su oido y ella asiente con una sonrisa débil.
Esto es realmente incómodo para mi. Al parecer estoy de mal tercio.
Lo miro cuando se retira. Pensé que era un chico más inteligente, pero al parecer le gustan las odiosas.
Antes de decirle algo, la examino rápidamente. Un gran golpe cerca del ojo que se verá como un lindo morado por varios días. Un poco de sangre en la comisura de sus labios, pero parece ser lo que menos importa. Sus nudillos super lastimados. Realmente nunca vi nudillos tan lastimados como esos. Y seguramente tiene más golpes debajo del uniforme, pero no me corresponde ver esos.
Hombre de honor, recuérdalo siempre.
Viéndola de esa manera, realmente no me gusta. Por más de que sea una odiosa egocéntrica malcriada niña mimada, se ve para la mierda. Y me da más lástima aún sabiendo que Carol ha sacado ventaja de sus conocimientos y ella no ha a aprendido a dar un golpe para defenderse. Después de esto iría a buscar a Carol y a dejarle claro un par de cosas.
Tomo la caja de lata en la que guardamos un par de bolas de algodón y un par de pinzas para comenzar a limpiarle.—No me sorprende que no pasaras ni un día sin meterte en problemas.
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¡Señor, sí, Señor!
Teen Fiction"-¿Qué tú hiciste qué?- grito.-Estas demente, hombre." Hannah Crowell tenía la vida perfecta. Todo lo que pudieran imaginarse: Autos, motos, la mejor ropa, los mejores zapatos, un cabello esplendido y uñas largas y bien pintadas. Claro que no se pod...