Equivocado.

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Nathan.

Cuando Hannah, la odiosa que no es tan odiosa se va, comienzo a reír por su berrinche, aún así tiene que aprender a seguir órdenes de su superior.

El soborno había funcionado, Hannah avanzó y cambió mucho desde que comenzamos a entrenar juntos con la excusa de los castigos. Se lo había comentado a papá para no tener problemas, el aceptó pero dijo que  era algo arriesgado, si otro superior se enteraba podriamos tener varios problemas.

Igual era divertido ver como se enchinchaba y sus mejillas se ponían coloradas al enojarse.

***

Me levanto por los almohadonazos de Josh. Hace lo mismo cada sábado.

— ¡Despierta bobo! ya es de día.

Miro por entre las almohadas el reloj y veo que son las siete de la mañana.

—¡Basta Josh!

Lo tomo de la mano y le doblo hasta el hombro. El forcejea, pero como soy más grande y más fuerte que él se rinde y me da palmadas desesperadas.

— ¡Ya ya ya, no molestaré!— dice chillando.

Lo suelto y él se soba el brazo.

— Todos los sábados es lo mismo, y los domingos cuando viene mamá ni hablar.— digo bostezando.

— Siempre dices que vas a jugar conmigo al fútbol y no lo haces.—  protesta con el ceño fruncido.

— Tengo trabajo. Me encantaría que los sábados sean de flojera para dormir hasta tarde y jugar al fútbol hasta que anochece. Pero me necesitan para hacer papeleo.

— Qué asco ser superior.— dice frunciendo el ceño.

— Tal vez algún día lo entiendas.—  me siento en la cama y despeino su cabello.

—Por lo menos mañana, di que lo intentaras.

—No te lo puedo asegurar Josh. — me levanto y me dirijo al baño.

***

El día sábado es terriblemente aburrido. Es el peor de todos, porque en vez de descansar, me tengo que  levantar temprano y hacer papeleo de toda la semana y enviar informes a otras reparticiones. A demás de tener que hacerle un favor a la comunidad reformando a los delincuentes, nos encargamos de los verdaderos reclutas que quieren servir al país. Las cuestiones en Medio Oriente no se encuentran muy bien y gracias a todos los convenios políticos que no se llegan a conocer, tenemos que estar pendientes para poder mandar tropas. Lo reclutas más avanzados serán enviados a otra repartición y luego se perfeccionaran. Serán seleccionados los mejores en caso de se requiera ir al frente de batalla.

Así que me tengo que quedar acá, analizando cada expediente y cargando datos en el sistema.

Cuando voy a almorzar, me cruzo con Carol pero no hago intento de hablarle. Ella también está ofendida por que no le he dado la razón en cuanto a lo que pasó con Hannah.

A Hannah no la he visto desde ayer, en realidad los sábados nunca la veo, porque se va por ahí con Alice y Minnetti.

Siendo sinceros, no sé como una bola de esteroides y una chica depresivamente gótica pueden andar con la odiosa que ama el color rosa chicle. Son tan distintos los tres. Pero aún así parecen ser los mejores amigos.

Después de almorzar, termino el papeleo y le paso algunos datos a mi padre, para poder irme a dar una ducha y disfrutar del poco sábado que me queda.

Cuando salgo de bañarme, ella está en mi habitación, esperando.

—¿Qué haces aquí? — digo llamando su atención.

¡Señor, sí, Señor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora