Nueva vida.

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Los tipos de la mudanza todavía iban bajando las cajas.

Como papá sabe que tengo más ropa que una fábrica, decidió comprar un apartamento en Texas. Que por suerte no queda muy lejos de la casa se Morti.

Realmente si tuviera que mudarme a lo de Morti, mis cosas ocuparían toda la casa y no tendríamos espacio para movernos.

El trabajo ya venía por mi cuenta, aunque iba a ser difícil porque no tengo ni la más mínima experiencia en algún trabajo. Con eso tendría la ayuda de Morti ya que ella también estaría buscando trabajo.

A Nathan no le había dicho nada sobre la mudanza. Quería que fuera una sorpresa.

Pero el subteniente Miller, si se enteró porque papá le habló y le dijo que me cuidara y que me vigilara para que no me metiera en problemas.

Josh, también se enteró así que él está conmigo ayudándome con la mudanza.

—Ya quiero ver la cara de mi hermano cuando sepa que te mudaste.—toma una caja y la deja en lo que sería la sala.— ¿Por qué tienes tantas porquerías?

—¿Porquerías? — chillo.— este vestido es Versace original. Vale más que mi casa.

—¿Y alguna vez lo usas?

—Eh... si... cuando...— callo pensando.— lo usé en... me olvidé. Ya me acordaré. Pon esa caja con las otras.

Los muebles son depositados en la vereda y con Josh nos vemos obligados a subir las cosas como Dios nos ayude. Por suerte mi apartamento estaba en el primer piso, asi que el calvario no sería tan malo.

Ya llegando la noche, recién estábamos terminando de acomodar el último mueble, así que acordamos cenar y luego terminar de limpiar.

Por supuesto que él llamó al Subteniente Miller diciendo que se quedaría  a dormir y al día siguiente yo lo llevaría a casa, así también le daba la sorpresa a Nathan.

Nuestra cena fue, pedir comida China, comida hindú y comida árabe. De postre helado. Pusimos la comida en la mesa ratona de la sala y jugamos al qué prefieres como en los viejos tiempos.

—Hannah, creo que voy a explotar. No debimos haber pedido tanta comida.— se tira hacía atrás en el sillón y sube su remera mostrando la gran barriga que tiene por comer tanto.

—Te tiene que quedar lugar para el postre. — me levanto a buscar el helado del refri.

—Creo que... si, si hay lugar para...— No puede terminar porque un eructo lo interrumpe. Él y yo nos descostillamos de la risa.— ahora si hay lugar.

Pongo el pote de helado, el pote de salsa de chocolate y dos cucharas.—al que me duela la panza pierde.

—Vas a perder, es obvio.

—El niño eructo me desafía.

— Hannah, amo que seas tú mi cuñada. Es como tener una hermana mayor.

Mi corazón se enternece y luego me mando una cucharada entera a la boca.

—En especial, porque Nathan muy pocas veces quiere hacer este tipo de cosas conmigo.

—Josh, ten en cuenta que Nathan ahora está pasando una etapa delicada.

—No es solamente ahora, fue desde siempre. A veces siento que realmente no me quiere.

—Él te adora, eres su hermanito menor. Sólo que aveces se comporta como un viejo gruñón.—hago una mueca.— y aveces tu eres un pequeño pájaro carpintero que parece haber consumido una bolsa de azúcar.

¡Señor, sí, Señor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora