Al momento de llagar a casa sentí los regaños de Jonathan, diciendo las mismas patrañas de siempre ignorando el hecho de que su hija podría haber muerto. Me da lo mismo.
Lo primero que hice al bajar del avión fue ir a la casa de Vittorio y comunicarles lo sucedido. Fue algo tan desgarrador y triste. Mi vida se volvió gris, no me quiero imaginar como será la vida de ellos en este momento. Les di mis condolencias. Les dije que los gastos que se generen serán pagados por mi familia. De una manera u otra me siento en deuda con ellos y con el maldito de Vitto que no me ha dejado de mandar señales.
El funeral fue lo que terminó de matarme por dentro. Si asimilar la muerte no es fácil, para mi fue menos fácil asimilar que Vitto estaba en un cajón siendo enterrado bajo tres metros de tierra.
Creo que todos los "peores" días de mi vida fueron realmente nada a comparación con este.
Los días pasaron. Hannah Crowell no era la misma, pero eso no significaba que no seguía tratando mal a las empleadas y que seguía saliendo de compras.
La verdad es que salía de compras para distraer mi mente.
Tampoco sabía nada del estado de salud de Nathan y eso me estaba destruyendo los nervios.
Papá instalado en el casino como siempre.
Y las empleadas calladas y sumisas.
Todo vuelve a ser como antes pero sin ser como antes.
Siento que vivo por encima de la Tierra. El mundo sigue girando pero yo no estoy ahí. Mis acciones son automáticas.
Hoy especialmente he decidido salir y pasar el día entero afuera. Desde que llegué solo salgo una hora y vuelvo a mi habitación. La cual no dejo que entre nadie, ni si quiera a limpiar ni nada.
Tomo mi auto convertible. El verano se está yendo y el otoño vendrá pronto. Ya no podré usar mi convertible. Lo tengo que aprovechar antes de que comiencen los vientos frescos.
Me paro en el Starbucks de siempre. Esta vez si puedo quedarme a desayunar tranquila y sin prisa.
Pido mi orden y me siento a ser llamada. Saco mi celular y comienzo a teclear un mensaje para Alice. Los últimos días no hemos dejado de mandarnos mensajes, fotos, llamadas. Desde el funeral de Vitto estamos más conectadas que nunca.
El mesero trae mi orden y yo lanzo un gracias descuidado al aire.
Mi café cargado y mi Muffin de chispas de chocolate viajan a través de una foto al celular de Alice. Ella me manda emojis de carita con ojos de corazón y luego me manda foto de su desayuno.
Seguimos hablando hasta que siento mi nombre.
Levanto la mirada y allí veo a alguien a quién he querido encontrarme desde que llegue.
-Will.-comento sin ningún rastro de emoción.
-Tenía tiempo sin verte, ¿Cuándo volviste?
-Eso no te importa.
-Anda, sin rencores.- se sienta en frente de mi sonriendo como si nada.
Me levanto de la silla tomando mi vaso de café, con mi mano libre le doy un puñetazo en la nariz haciendo que grite del dolor.
-Sin rencores.- sonrío sinica, tomo mi Muffin y comienzo taconear a la salida.
Mi mañana y mi desayuno están arruinados, pero supongo que puedo ir a otro lado a desayunar.
El almuerzo lo hago en otro restaurant al que nunca frecuento porque la verdad que tengo cero ganas de encontrar a gente conocida que me hable de mi vuelta a Las Vegas. Gente con ineterés falso que solo buscará tener los beneficios que obtenía con la vieja Hannah.
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¡Señor, sí, Señor!
Teen Fiction"-¿Qué tú hiciste qué?- grito.-Estas demente, hombre." Hannah Crowell tenía la vida perfecta. Todo lo que pudieran imaginarse: Autos, motos, la mejor ropa, los mejores zapatos, un cabello esplendido y uñas largas y bien pintadas. Claro que no se pod...