Las trompetas suenan y dos marineros entran apurados. El alboroto que arman es tanto que hace que nos despertemos los tres de un salto.
Miro por la ventana y el sol aún no sale al horizonte.
La gente se despierta confundida sin saber por qué tanto alboroto junto de gritos que no se entienden ni entre ellos.
Como de costumbre todos apurados nos levantamos y nos ponemos de pié aunque estemos en pijama. Por la ventana también se ve a gente corriendo de una lado a otro con uniforme, chalecos, armas.
- Marineros, el programa de inclusión para delicuentes mayores de edad terminará antes de lo pautado por cuestiones externas. Se ha producido un pedido desde el gobierno para mandar tropas a Medio Oriente. La Marina les agradece por tanto esfuerzo y dedicación.
KHE.
La gente aún se mira confundida por lo que acaban de decir, pero aún así comienzan a hacer sus maletas.
Me cambio lo más rápido posible. Necesito más explicaciones, información, no me pueden mandar a casa ahora y tan derepente.
- Hannah, hay que armar las maletas. - dice Vitto tomando su mochila.
- Vittorio tengo que hablar con el subteniente Miller.
Cruzo el campo de entrenamiento, ahora con gente que va de un lado para otro, alistando mochilas, armas, chalecos.
Golpeo la puerta de la oficina de Miller, pero no atiende. Doy un par de vueltas esperando y vuelvo a golpear con desesperación. Cómo no me lo dijo ayer, cómo no me avisó, cómo piensa dejarme así.
No atiende y no sale nadie.
Salgo de ahí y comienzo a caminar sin rumbo buscando una cara con pecas y ojos color avellana.
Me recorro todo el predio esquivando gente. Me choco con un millón de cosas pero lo único que me importa es encontrar a Nathan.
Al final logro verlo, pero mi corazón empieza a estrujarse cuando veo que está terminando de prepara su mochila. Ya tiene su uniforme de combate puesto y todo el armamento cargado.
- Nathan.- me acerco casi desesperada.
- ¡Hannah! ¿Qué haces aquí? - su rostro es de sorpresa.- deberías estar haciendo tus maletas.
- ¿Tu crees que yo podría estar haciendo mis maletas mientras me dicen que me tengo que largar de aquí y dejarte?
Él sonríe, pero no es esa sonrisa simpática de alegría.
- Claro que no, esa no sería la Hannah que me gusta.
- ¿Qué demonios pasa? Dime por favor que tú no tienes que irte.
Mis ojos comienzan a humedecerse y él rápidamente se acerca a abrazarme.
- No sabía que esto explotaría hoy. El gobierno de los Estado Unidos hace tratos de manera secreta y... ordenaron mandar tropas a Medio Oriente. Desgraciadamente entre la lista de elegidos y capacitados estaba yo, Holt, Carol y otros superiores que han sido compañeros en la carrera.
- No te vayas.- niego con la cabeza.- dime que puede haber una posibilidad de que dejen que te quedes.
- Lo siento Hannah.
Él me abraza más fuerte, y yo rompo en llanto. Por fin que las cosas estaban bien y ahora todo se destruye en mil pedazos.
- Hannah, voy a volver. Y te voy a buscar.- toma mi cara entre sus manos.- y si no vuelvo, quiero que sepas que eres la chica más linda y graciosa y especial del mundo entero.
- Nathan...- sollozo tratando de no escuchar como se está despidiendo. Me niego a aceptar esto. A pensar que tal vez esta sea la última vez que lo vea.
- y también me llevo tu monito, asi me acuerdo de ti hasta el último segundo, si así el destino lo quiere.- Sonríe naturalmente.- te quiero mucho ¿si?
Asiento llorando y luego siento un par de voces detrás. Ya nada logra traspasar mis sentidos.
Alguien me toma del brazo y me lleva como si fuera una pluma. No logro reaccionar, me llevan a las rastras.
Morti y Vitto están cambiados, con sus mochilas y bolsos.
- Hannah, he preparado tus maletas.- habla Morti mientras me pone una mano en el hombro.
- Morti, yo...
- Estaremos en contacto, los tres. No nos vamos a separar.- añade Vittorio dándome un papel.
- Claro que si, ya los estoy extrañando.- Morti me entrega otro.
- Chicos yo...- digo tratando de hablar pero las palabras no me salen, las lágrimas salen sin control y ellos no parecen darse cuenta de que Hannah, la odiosa princesa de hielo, no está llorando.
- Tranquila principessa.- Vitto me abraza con ternura. - te prometo que nos volveremos a ver, no llores por tu plebeyo.
- Oigan, no se vayan...
- ¡Hannah! Han venido por ti, te ayudaré con tus cosas.
Holt aparece como un rayo y comienza a cargar las maletas. Otro chico, que no conozco, me toma del brazo y comienza a arrastrarme hasta llegar al auto negro, con un señor que no conozco.
Las puertas se cierran y él comienza a andar. Me giro desesperada a mirar por el vidrio de atrás y veo como Morti y Vitto se meten a un camión con el resto de los fracasados de la barraca de fracasados.
Mi hermosa y mugrienta barraca de fracasados.
Las lágrimas salen brotando y reacciono. Tarde, pero lo hago.
Comienzo a gritar desesperadamente y le ruego al chofer que vuelva. Él niega con la cabeza y yo pataleo y trato de abrir la puerta, pero esta no abre.
- Fueron órdenes del Subteniente Miller, señorita. Me pidió que por nada del mundo la dejara volver y que quería que usted llegase sana y salva a su casa.
Él corazón me dio una puntada y hasta llegar a la chatarra voladora no paré de llorar.
Por favor, despierta Hannah, sólo tienes que despertar. Sólo es una pesadilla.
Despierta, Hannah.
Despierta.
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¡Señor, sí, Señor!
Teen Fiction"-¿Qué tú hiciste qué?- grito.-Estas demente, hombre." Hannah Crowell tenía la vida perfecta. Todo lo que pudieran imaginarse: Autos, motos, la mejor ropa, los mejores zapatos, un cabello esplendido y uñas largas y bien pintadas. Claro que no se pod...