Asegurándonos de que ya estamos bastante lejos del Sargento, comenzamos a reírnos por la expresión que puso.
Sí lo sé, debería darme vergüenza pero fue tan gracioso que Alice y yo no podemos para de reírnos y por otro lado, mucho mejor que eso haya pasado así a Alice se le quita esa idea tonta de la cabeza de querer suicidarse.
-Estas cosas sólo suceden contigo, Hannah.
- Bueno, veámosle el lado positivo: nos hemos reído, hemos zafado de un castigo, y le hemos visto la espaldota bien formada al Sargento Miller.-Enumero con los dedos.
-Yo no me he fijado en su espalda...
-¡Ah, qué no, Alice!
-Por favor, vuelve a llamarme Morti, Alice se llamaba mi abuela.
Dios no, otra vez no.
Cruzo mi brazo por su hombro y la apretujo un poco.-Está bien, Morti.
Cuando llegamos a la barraca, ella se recuestaen su cama y me aseguro de que se duerma profundamente antes de poder pegar un ojo yo. Por suerte lo hace rápido, pero por más que intento dormirme, no puedo, porque siento un perfume peculiar y ese perfume viene de la prenda que estoy usando.
Debería quitarmela, si es que quiero conservar la poca cordura que aún me queda, pero no nace de mi levantarme y buscar entre mi ropa otra remera.
***
Me despierto sobresaltada. Lo primero que hago es mirar a mi izquierda. Ahí está Morti, durmiendo despatarrada como siempre. El alma me vuelve al cuerpo, porque ésta es la tercera vez que me despierto en la noche pensando en que podría despertar en la mañana y encontrarme con la noticia de que Morti se ha suicidado.
Me tiro de nuevo en la cama y suspiro de alivio. Es entonces cuando siento movimientos a mi derecha.
Giro mi cabeza y ahí está Vitto mirándome con su cara de sueño mortal.
-¿Qué le ha sucedido?
-Se ha lastimado sin querer.- miento.
-Le debe haber pasado algo muy feo como para que estés preocupándote por alguien que no seas tú.- murmura mientras vuelve a acostarse.
Quedo mirándolo atónita y la adrenalina se convierte en rabia. Me levanto de la cama y me paro a su lado. Tomo las sábanas que lo cubren y tiro de ellas hasta dejarlo sin nada.
-¿Qué caraj...?
-Escúchame una cosa, grandísimo idiota, Alice está sufriendo y pasando por un momento malo. Por supuesto que me preocupo, soy humana, tengo sentimientos. Que mi personalidad sea una de las más detestables del mundo, no significa que no tenga alma. Así que métete tus palabras en donde no te llegue la luz.
Dicho esto, tomo mi ropa y mis cosas y salgo de la barraca. Por más que quiera volver a dormir, no creo poder hacerlo.
Después de asearme y vestirme, vuelo a la barraca para ver a Morti dormir y quedarme tranquila. Pero cuando vuelvo Vitto ya no está en su cama. Al parecer le he quitado el sueño.
Salgo y me voy al campo a correr y dar un par de vueltas para quitarme el sueño de una vez por todas. Falta una hora para que todos se levanten y la verdad que es reconfortable estar unos minutos a solas con el silencio de la noche.
Sí, noche, porque aún el Sol sigue durmiendo.
Termino un poco agotada, ya me es costumbre salir a correr y hacer flexiones sin desayunar y con pocas horas de descanso. Se ha hecho mi rutina. Y pensar que mi rutina antes de venir aquí era completamente distinta.
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¡Señor, sí, Señor!
Teen Fiction"-¿Qué tú hiciste qué?- grito.-Estas demente, hombre." Hannah Crowell tenía la vida perfecta. Todo lo que pudieran imaginarse: Autos, motos, la mejor ropa, los mejores zapatos, un cabello esplendido y uñas largas y bien pintadas. Claro que no se pod...