Círculo Ansioso

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—Bien, esa cima de allá, es donde viven mis padres —me señaló con su mano y observé asombrada.

—Es, hermoso...

Sí verdad, crecimos todos allí.

No tomó mucho más, Fantaso me agarró el brazo con cuidado y una extraña nube nos elevó hasta lo más alto, ante nosotros se mostró una larga y ancha escalera, todo como alguna vez se contó en alguna historia o película.

Ya casi llegamos, por si no lo sabes, debes mantener respeto en todo momento.

—Claro —sentía la ansiedad en mi garganta.

Los minutos pasaron cada vez más largos y pesados, cada escalón se veía tan lejano... Creo que perdí un poco la consciencia porque sin saber cuándo ya había llegado a un enorme castillo, o así lo parecía, con enorme entrada, enorme puerta, y enorme sala, todo de verdad resultaba majestuoso y pulcro.

Hemos llegado —decretó.

Respiré hondo, y no pasó demasiado cuando dos personas aparecieron al fondo de esa enorme sala circular, el piso brillaba y las nubes también cubrían un poco todo dando un ligero misterio.

Llegaron firmemente ante nosotros.

Hasta que llegó el día —comenzó la mujer, de cabello largo y castaño, con rasgos finos elegantes, y un bonito vestido color crema, debe ser la madre.

Hemos pedido traerte hasta aquí, ya que conocemos la situación de Morfeo —continuó el hombre, con un tono de voz grave y seguro, de aspecto rígido— mi nombre es Hipnos, y la mujer a mi lado, Nix. Somos los padres de los Oniros.

Tragué fuerte, no sabía si hablar, correr, moverme. No estaba segura de nada, me sentía muy tensa, tanto como la situación lo era.

Mi hermano debe estar por llegar ¿acaso Iquelo ya está aquí? —Preguntó Fantaso.

No, los dos vienen juntos.

Luego de cinco minutos aterradores de silencio, se escuchó una voz detrás de mí.

¿Qué están tratando de hacer? —Era Morfeo, por alguna razón me tensé más.

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