Oniros

Desquiciada Leia

—Leia... —pronuncié su nombre casi en lágrimas, mientras mi mano subía suavemente a su mejilla.

—Aquí estoy —sonrió complacida— aquí estoy y esta vez es para siempre.

Todo por lo que luché y pedí estaba aquí conmigo... Pero, ella renunció a su humanidad por mí...

Luego de mi alegría llegó mi preocupación y dejé de sonreír para mirarla seriamente, ella notó mi cambio repentino.

—Leia, ¿cómo pudiste decidir eso tú sola?

—Porque era mi vida, y mi familia. Yo juré que lucharía, deseaba estar junto a ti sin importar nada. ¿Que si es obsesivo o impulsivo? Tómalo como quieras, pero nunca había estado tan segura en mi vida. Tuve un buen trabajo y logré mis metas, mis padres seguían manteniendo su cariño hacia mí pero cada uno con su pareja, aunque mi padre andaba en otro país casi desconectado de nosotras. Cada uno vivía su vida. Así que no tenía mucho a lo que renunciar, no mientras estuviera preparada. Pero para perderte no lo estaba.

Se veía tan firme y decidida, esta mujer dejó de ser humana, superando sus lazos para venir aquí por amor... Siento que debo darle todo mi mundo... Aunque esté loca.

—Eres una desquiciada amor, —la abracé nuevamente— gracias por estar aquí, por amarme como lo haces.

—No tienes por qué agradecer, Morfeo.