— Según la revista "Chica Hoy", todo lo que contaste son síntomas se enamoramiento— dijo Lizzy, en la escuela a la hora del almuerzo. Le había contado lo que sentí cuando vi a Connor sin gafas—. Es eso o tienes una extraña enfermedad originaria de Malasia. ¿Has viajado a Europa recientemente?
— No estoy enamorado— dije molesto—, y para tu información Malasia está en Asia, no en Europa.
— ¿Significa que has ido?
— ¡Claro, fui ayer en mi unicornio volador?
— Pensé que ayer estuviste con Connor.
— ¡Desde luego que no fui!
— Entonces deberías ser más claro. Por eso seguramente la revista dijo que estás enamorado.
— No deberías leer revistas como esas— la tomé y se la metí en el bolso—. Son inexactas. Además de bobas.
— Están basadas en estudios reales. Y encuestas.
— Encuestas hacia chicas. Por si no lo sabes, soy un chico. Ya sabes, hombre.
— ¿Siempre fuiste hombre?
— No, me acabo de cambiar de sexo ayer. ¡Por supuesto que soy hombre!
— ¿Por qué estás tan molesto?Ese era el problema. Yo era chico. Y Connor también. No era posible que un chico me gustara. Es decir, no es normal. Aunque pensándolo bien yo nunca fui normal. Pero él sí. Y no estaba seguro de si sentía algo. Él me agradaba, mucho. Era perfecto a su estilo. Tal vez sólo lo veía de manera extraña porque jamás tuve un amigo de verdad. Es normal que sienta por él un poco de cariño. ¡Por supuesto! Eso sin contar con lo increíblemente hermoso que era ese sujeto. Cualquiera se sentiría nervioso.
Decidí cerrar el caso. Punto final. Mi vida estaba en una época buena y no iba a desaprovecharla.
— Sabes— me dijo—, yo conocí a alguien. Creo que me gusta.
— ¿Ah sí?— dije, sorprendido.
— Pero creo que yo no le gusto. No podría.
— Lizzy— le dije—, tú eres la persona más sexy que conozco.
— ¿Eso es bueno?
— Bastante. Además eres amable y linda, lo que podría compensar ciertas cosas. Desde luego que le gustas. ¿Quién es él?
— Se llama Chad. Empezó a trabajar en la tienda de papá por medio tiempo. Pero parece muy serio. Y ha tenido muchos empleos. Hasta ahora le he hablado un par de veces pero me da miedo... sin embargo, es tan lindo...
— ¿Trabaja? No sabía que tu papá quería contratar a alguien. Siempre dice que quiere que el negocio sea familiar.
— Sí, pero desde que se hizo viral una fotografía de la senadora Finley comiendo un chocolate de nuestra marca en un evento público, todos compran con nosotros. Necesitamos ayuda. Me pregunto cómo habrá conseguido la senadora el chocolate, jamás la vimos comprar en la tienda. Hasta yo recordaría a alguien tan bella y carismática.Connor. Él debió darle el chocolate a su madre. Eso sí me sorprendió. Aunque no debía ser así. Él tenía la habilidad de hacer las cosas mejor.
— Sabes— le dije a Lizzy—, voy a ayudarte. Ese tal Chad va a amarte.
— ¡De verdad! ¡Gracias!Así que armé un plan ultra secreto para hacer que Chad se diera cuenta de que Lizzy era boba pero que también podría ser el amor de su vida. Qué complicado sonaba.
Entré a clases. Antes le envíe un mensaje a Connor, que decía "¡Ayuuuuuuda!".
Un minuto después, en medio de la clase, mi teléfono empezó a sonar. Todos me miraron. Era Connor.— Tengo que contestar— le dije al profesor—, es de mi médico.
Me dio permiso de salir al pasillo.
— Hola— le dije.
— ¿Estás bien?— dijo, sonaba preocupado—, ¿Te ha pasado algo?
— No. Lamento que mi mensaje sonara muy urgente.
— Menos mal— dijo aliviado—. No lo hagas de nuevo. Casi me da un ataque cardíaco.
— ¿Puedes ayudarme a realizar un descabellado y complicado plan hoy?
— ¿Un plan malvado?
— No, por increíble que suene, será un plan bueno y amoroso.
— No suena propio de ti.
— Puedo darme el lujo de ser bueno algunas veces. ¿Qué dices?
— Supongo que tengo tiempo.
— Te veo en mi casa— dije, antes de colgar.Entré. El profesor me miraba. Decidí ignorarlo.
Ya quería que llegara la tarde. Las clases pasaron muy lento. Cuando al fin fui libre, encontré a mamá afuera, esperando por mí. Regresé con ella.
Al llegar, decidí cambiarme. Genial, no tenía nada bonito por ponerme. ¿Desde cuándo mi ropa era tan fea? Tomé lo que encontré primero y me lo puse. Lo importante era estar a tiempo.
Fallé terriblemente. Connor debió llegar en algún momento. Lo encontré platicando con mi madre, que no dejaba de sonreír. ¿De qué tanto se reía? ¿Por qué se reía así? ¿Acaso intentaba conquistarlo? ¿Ya se le olvidó que tiene esposo?
Estaba empezando a enojarme cuando Victoria salió de no sé donde. Connor la saludó y ella le regresó el saludo. Luego salió corriendo.— Victoria es tímida algunas veces— le dijo mamá, excusando la rápida salida de mi hermana.
— Eso parece— dijo Connor.Él estaba de espaldas hacia mí así que no lo vi bien, pero cuando giró lo descubrí. No traía gafas. ¡No las traía! ¡NO LAS TRAÍA! ¡NO LAS TRAÍA!
— ¿Qué le pasó a tu cara?— dije, anonadado.
— Acabas de sonar como si hubiera tenido un accidente que hubiera deformado mi rostro y hasta ahora lo estuvieras descubriendo.
— ¿Qué pasó?
— Seguí tu consejo. Me gustan los lentes de contacto.
— Pero... pero... pero...No podía decirle que sin sus anteojos se veía genial. Y que me ponía muy nervioso. Es más, me hacía sentir miserable. En comparación debíamos ser muy diferentes.
— ¿Nos vamos?— dijo y sonrió. ¿Por qué parecía estrella de cine?
— Supongo.Salimos. Nos despedimos de mamá. Me subí al auto. Algo no me gustaba. Para nada. Era raro. Muy raro. No sabía qué decirle.
— ¿Cuál es el plan?— dijo.
— A Lizzy le gusta un chico y quiero que él guste de ella— dije, aún nervioso.
— ¿Y si eso no pasa?
— ¡Tiene que pasar, ella es super sexy!
— Lo sé— dijo—. Traía mis gafas cuando la conocí.
— Entonces, ¿Ella no te gustó? Todos los chicos quieren salir con Lizzy, o mínimo mencionan lo hermosa que es. ¿Por qué tú no? ¿Qué anda mal contigo?
— Ella no es mi tipo. Además, si algo anda mal conmigo, contigo también. Al parecer ella no te gusta tampoco.
— Es mi amiga. Casi mi hermana. Si me gustara sería incesto. Y eso es asqueroso.
— No es tu hermana. Además, para ser sincero, siempre pensé que ella te gustaba.
— ¿A mí? ¡Por favor! ¡Yo digo no al incesto!
-— Ya te dije que no es tu hermana. Aunque me tranquiliza que no te guste.
— ¿Por qué?— lo miré—, ¿Crees que no se vería bien conmigo?
— No es eso. En realidad pienso que ustedes son muy diferentes. Ella no me agrada mucho y tú sí así que creo que serían una rara pareja.
— Qué bueno que te opongas a nuestro amor, me alienta a seguir como estoy. De todas formas Lizzy no me gusta. Aunque yo sí creo que ella se vería bien contigo.
— ¿De verdad?
— Sí— dije—. Podrían ser la mejor pareja del mundo. Juntos compensarían ciertas cosas. Si quieres, puedo mandar al infierno al sujeto que quiere Lizzy y hacer que se enamore de ti.
— Eso sería cruel— dijo Connor—, porque yo no le gusto. A ella le gusta otra persona. Además, sin ofender pero ella no va a gustarme nunca. No es adecuada para mí.
— ¿Cómo es la persona adecuada para ti?— dije curioso—, ¿Ya hay alguien que te gusta? ¿Es de la universidad?Me miró. Lo miré.
— No puedo decirte— me dijo.
— ¡Vamos!— lo animé—, ¡Confía en mí!
— Confió en ti. Pero no quiero decir nada aún.
— ¡Qué malo!
— ¿Tú me contarías si te gustara alguien?— me preguntó.
— ¡Claro que sí! ¡Serías el primero en saberlo!
— Por favor— dijo—, ojalá lo que acabas de decir sea cierto. Andrew, si un día te gusta alguien, dímelo lo más rápido que puedas.
— ¿Eh? ¿Por qué? ¡Tú no quieres decirme a mí!
— Sólo hazlo. Me harías un enorme favor.
— ¿Y si no quiero?
— Entonces serías cruel. Porque debes decirme.
— No parece muy justo.No dijo nada. Parecía pensativo. Lo observé de cerca.
— Andrew— dijo, sin mirarme—, si vas a enamorarte de alguien algún día, trata de que sea una buena persona. La adecuada para ti.
— Desde luego. No planeo amar a alguien que no lo merezca.
— Eso es bueno— dijo pero su voz sonó rara.Simplemente lo miré. Se veía extraño.
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Todo lo que sé
KurzgeschichtenUn chico muy inteligente. Un chico en silla de ruedas. Una cafetería. Una mesa. Una conversación. Una conexión especial. Todo lo que sé es que no sé por qué no imaginé que todas esas cosas juntas no eran sólo una simple coincidencia.