Desperté. De nuevo. Sólo que ya era noche. ¿Me desmayé? Definitivamente.
Miré a mi alrededor. No había nadie. No dije nada. Me sentía bien. No tanto. No sabía si Connor me escuchó. Deseaba que sí.Me quedé mirando el techo. Mi respiración ya estaba bien. Pensé en todo lo que me había pasado. Sonreí. Al parecer, el amor era así de intenso.
Extendí mis brazos a los costados. Hasta que mi brazo derecho chocó con algo. Estaba oscuro y no sabía qué era. La única lámpara se ubicaba lejos de la habitación. Y por la ventana entraba luz pero no era suficiente. Toqué lo que encontré con las manos.
Era cabello. Una cabeza estaba a mi lado. ¿Qué esra eso, una película de terror de hospitales?Me tranquilicé. Era alguien durmiendo, apoyando su cabeza en mi cama. Debía ser papá. Él siempre hacía cosas así.
Le di palmaditas a su cabeza. Cuando despertara iba a regañarlo. Dormir así no era bueno para el cuerpo. No despertaba. Así que tomé impulso y le solté un buen golpe.
Se despertó de repente y se levantó.Era Connor. Había poca luz pero podía ver que era él. Estaba ahí, junto a mí. Me miró. Y lo miré a él.
No se había ido. Se quedó. Incluso en la noche.Sentí que podía ponerme a llorar. Últimamente me sentía así.
— Voy a llamar a tus padres— susurró.
— No— dije, él me miró—, no vayas. Quédate conmigo.Él no dijo nada. Sólo me veía. Y parecía asombrado. Su cara era indescriptible.
No podía hablar. Y eso que tenía mucho por decir.
Él tomó mi mano. Lo miré.
— ¿Te sientes bien?— dijo.
Asentí con la cabeza.No dijimos nada por unos minutos. Sólo nos quedamos así. Ambos pensamos muchas cosas. De eso estaba seguro.
— Te quedaste— dije, él me miró—. Incluso en la noche.
— No podía dejarte— dijo.
— Hay mucho que quiero decirte— dije.
— Tendremos tiempo para hablar después.
— No, quiero hacerlo ahora. Estaré bien, lo juro.Él no parecía convencido. Sabía lo que estaba pensando. Tenía miedo de que me pusiera mal. La última vez no debió ser tan bonita de ver para él.
— Confía en mí— dije y presioné su mano que aún sostenía la mía.
— ¿De qué quieres hablar?— dijo.
— De nosotros— dije, no podía dudar. Tenía que saber.
— ¿Qué pasa con nosotros?
— Lo que pasa es que te amo— dije, sin dudas pero me sentí muy nervioso, mi corazón latía mucho y sentía que mi cara se quemaba.Él se acercó a mí. Parecía sorprendido. Incrédulo.
— ¿Es verdad?— dijo—, ¿Te escuché bien?
— Me temo que así es— dije.
— Es que... no puede ser verdad porque... no hay forma de que tú me ames... no así...
— Pero lo hago. Desde hace mucho.Volvimos a mirarnos.
— ¿Tú me amas?— pregunté, con el corazón en la mano.
— Más de lo que nadie ha amado nunca— dijo.Traté se sonreír para ocultar el hecho de que estaba a punto a llorar.
— Yo...— dije mientras lloraba—... soy muy feliz... realmente mucho...
— Yo también— dijo mientras sonreía—, tanto que creo que es un sueño...
— No— dije entre sollozos—, en tu sueño yo no lloraría...Él puso su mano en mi mejilla. Y se acercó a mí. Le sonreí y él me sonrió a mí.
— Andrew— dijo—, definitiva y absolutamente eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
— Hasta ahora— dije—. Si te quedas conmigo habrán cosas mejores.
— No planeo ir a ninguna parte.Me besó. Cerré los ojos. Y sentí sus labios junto a los míos al mismo tiempo que escuchaba a mi corazón latir tan intensamente, tan rápido, tan real.
No era un sueño. Era Connor. Lo que podría parecer un sueño. Pero no era así. Porque se sentía tan bien que pensé que podría enloquecer de amor.Se alejó un poco y me miró.
— Estaba tan asustado— dijo—. Nunca había sentido tanto miedo en mi vida. Creí que algo malo te pasaría.
— Estoy bien. Ahora más que nunca.
— Es que...
— Ahora...—dije—, no quiero hablar de nada. Sólo quiero estar contigo.
— Está bien.Nos quedamos así. Él sostenía mi mano. Sentía su calor. No sólo eso. También su amor. Y por un momento, parecía que de verdad mi vida era perfecta. Que dios me dio mi pequeño milagro.
A mí, alguien que no merecía nada. ¿Por qué la vida era así? ¿Por qué repentinamente aparecían cosas que nos hacían cambiar por completo? ¿Por qué podía existir tanta felicidad? ¿Por qué podíamos amar de esa manera?
Supuse que no había forma de obtener tantas respuestas. No en una noche. Aunque fuera la más perfecta. Quería que durara eternamente. No olvidarla nunca.
En algún momento me quedé dormido. Y él también.
Me desperté temprano. El sol apenas estaba saliendo. Lo primero que pensé era en si todo fue un sueño. Entonces miré a mi derecha.
— ¿Y la cabeza?— dije, cuando no la vi.
¿Entonces fue un sueño? ¿Un deliro nocturno?
Me giré a la izquierda. Ahí estaba la cabeza. ¿Cambió de lugar? ¿Por qué?
— ¡La cabeza!— dije aliviado. Connor se levantó de golpe.
— ¿Eh?— dijo—, ¿Qué pasa?— aún no podía abrir los ojos bien.
— Perdón por despertarte— dije—. No vi la cabeza y me asusté...
— ¿Qué?— dijo.
— Nada... sólo me alegra verte aquí.
— Dije que no me iría.Nos miramos. Entonces recordé el beso de la noche anterior. ¡Qué pena!
Desvíe la mirada. Oh no, qué pena. No podía mirarlo a los ojos.— ¿Estás bien?— dijo.
— No me mires, es vergonzoso...
— ¿Por qué?
— Por que sí...
— Ah, por lo de ayer...— se llevó la mano a la cabeza—... es tan vergonzoso, sí... pero está bien...
— ¿Cómo puede estar bien?— dije, enojado—, es algo serio. No es cualquier cosa.Me miró.
-—Andrew, yo...— dijo.
— ¡Buenos días!— dijo su mamá, que entró gritando y azotando la puerta, además de sacarme un susto de muerte. Me miró—, pero si estás despierto. Qué bien. Eso significa que no morirás hoy. Tienes suerte.
— ¿No morir hoy es tener suerte?— dije.
— Mamá— dijo Connor—, ¿Qué haces aquí?
— Vine a ver al niñito roba hijos— dijo—. Pensé que debía hacer como si me importara, así en caso de que muriera nadie podría demandarme. Ya saben, ya que en mi casa ocurrió el incidente.
— Eso es cruel— dije.
— Soy cruel— dijo la mujer antes de reírse como loca maniática.
— ¡Usted no merece a su esposo!— dije—, ¡Ni a su hijo!
— Te equivocas— dijo—, ellos no me merecen a mí.
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Todo lo que sé
Short StoryUn chico muy inteligente. Un chico en silla de ruedas. Una cafetería. Una mesa. Una conversación. Una conexión especial. Todo lo que sé es que no sé por qué no imaginé que todas esas cosas juntas no eran sólo una simple coincidencia.