37.

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— Eso sonó extraño— dije—. Dilo de nuevo.
— ¿Quieres salir conmigo?— dijo.
— Así suena mejor.
— Pero, ¿Sí quieres?
— Claro que sí— dije—. Pero deberás confiar más en mí.
— Siempre y cuando te alejes de Jace.
— ¡Por un demonio, no entendiste el "confía en mí"!
— Confío en ti. En él no— dijo.
— Pero es mi amigo. Un amigo. Sólo eso.
— Uno que dijo que merecías una persona buena y que él podría serlo. ¿No entiendes eso, Andrew? Te trataba de insinuar que te quería.
— Estoy seguro de que tú lo entendiste mal. Pude haber preguntado pero sorpresa, llegaste tú y me obligaste a ir contigo.
— No iba a dejarte con él. No planeo hacerlo ahora.
— ¿Y qué vas a hacer? ¿Secuestrarme?— dije.
— Ya estás en mi casa, no me sería muy difícil.
— Me estás asustando.
— Lo que intento decir— suspiró resignado—, es que no quiero que te alejes de mí. Confío en ti. Pero me es muy difícil verte con él.
— No sabía que fueras tan celoso— dije, estaba sorprendido pero me agradaba la idea de que sintiera celos de Jace.
— Tú no entenderías eso— dijo.

Por supuesto que lo entendía. Y a la perfección.

— ¡No sabes nada!—dije—, ¡Fue horrible! Cuando me di cuenta de que me gustabas no dejaba de sentir celos de todos. Incluso le arrojé una uva a una anciana.
— Pero culpaste al señor que iba a su lado. La anciana lo golpeó.
— Ahora puedes imaginarte el tamaño de mi odio. Sentía celos hasta de mi madre.
— Debes estar bromeando— dijo.
— No— dije muy serio—, es verdad.
— Ahora tú me asustas.

Nos miramos. ¿De verdad estábamos hablando de eso?

— Tenemos que hacer algo al respecto— dijo—, no creo que desconfiar de nosotros así sea bueno.
—Definitivamente no. Pero yo confío en ti— dije.
— Yo también. Es sólo que no puedo evitar sentirme así sobre él.
— Creo que tengo la solución para eso— dije—. ¿Y si le digo a Jace que estamos saliendo? ¿Crees que eso ayudaría?
— ¿Harías eso? Aún no le has dicho a tus padres.
— Pues voy a decirles.
— Ellos...— se veía preocupado—, podrían no tomarlo bien. Ya sabes, no es normal.
— Connor— le dije mientras reía—, yo no soy normal. No quiero serlo. Ellos tendrán que aceptarlo. Además, tus padres no hicieron ningún escándalo cuando lo supieron. Y ellos son la ley.
— Mamá sí hizo un escándalo— dijo él—. Sólo que se le pasó rápidamente la sorpresa. Papá lo tomó bien.
— Pues mis padres van a tener que aceptarlo. Si les hablo de manera adecuada, lo entenderán.
— ¿Y si no sucede así? ¿Qué harás?

No lo había pensado. Estaba seguro de que mis padres podrían entenderlo. Realmente no tenía un plan b ni nada parecido.

— No lo sé— dije desanimado.
— Si pasa— tomó mi mano—, cosa que dudo que suceda, tú sabes que me tendrás a mí si me necesitas en cualquier momento.
— ¿Eso qué significa?
— Que no hay cosa que yo no haría por ti.

Nos miramos. Dios mío, Connor me tenía en sus manos, literalmente.

— Puedo hablar con tu padre— me dijo.
— O podemos hacer que mamá hable por nosotros— dije—. Le diré a ella primero. Casi puedo jurar que terminará por aceptarlo.
— ¿Me necesitas para decirle a tu mamá?
— No. Creo que es mejor que lo haga yo solo. Luego podríamos decirle a Victoria. Seguro que no se lo espera.
— Sin duda va a tomarla por sorpresa— dijo.

Estuvimos toda la tarde juntos. No importaba qué hiciera, mientras Connor estuviera conmigo todo se sentía mejor. Él quería estar a mi lado. Y yo ya no imaginaba mi vida sin él. El amor era muy curioso. Yo pensaba saber todo sobre él pero verdaderamente no sabía ni una quinta parte. Era diferente a lo que había imaginado. Si es que alguna vez en mi vida llegué a imaginar que encontraba a alguien.

Deseaba encontrar a alguien sin saber que ya estaba a mi lado. Agradecía haberme dado cuenta. Muchas personas no eran tan afortunadas. Podían vivir con el amor de su vida a su lado y no darse cuenta nunca.

Porque Connor era el amor de mi vida.

Con eso en mente, decidí hablar con mamá inmediatamente. Connor se despidió de mí en la puerta de mi casa. Lo miré irse. Se veía que no quería dejarme solo, pero lo convencí de que todo estaba bien.
Entré. Sentía que quería desmayarme. Estaba muy nervioso. Mamá estaba en la sala, leyendo una revista.

— Hola cariño— dijo—, ¿Cómo te fue con Connor?
— Bien— dije muy nervioso.
— ¡No es grandioso! ¡Él se ofreció a traerte a casa! ¡Es tan caballeroso!
— Sí, lo es. ¿Y Victoria?— dije.
— Salió con sus amigas. ¿No crees que últimamente se ve más contenta?
— Eso creo.
— Parece que todo está muy bien ahora.

Hasta me sentía mal por arruinar el pacífico ambiente. Pero debía hacerlo.

— Mamá, tenemos que hablar— dije.

Ella me observó. ¡Oh dios, no podía hacerlo! Tal vez mi pobre madre tenía fé de que yo aún pudiera tener una vida normal. Se sentía horrible quitarle alguna esperanza que todavía tuviera.

— Claro— dijo, puso su revista sobre la mesa—. ¿Qué quieres decirme?
— El asunto es que...

No podía hacerlo. Quería explicarle todo poco a poco pero no iba a ser posible. Necesitaba soltarle todo ya.

— ¿Qué asunto?— dijo ella.
— Me gusta alguien— dije—. Más bien, me enamoré de alguien.
— ¡Eso es fenomenal!— dijo feliz.
— No— dije—, no es así. Porque además de decepcionarte como persona normal también lo haré como hijo.
— ¿Es Connor?— preguntó.
— No, es Conn... ¿Qué?— dije, estaba anonadado.
— Entonces, ¿Sí es Connor?— dijo, ansiosa.
— Tú...— no me cabía en la cabeza lo que estaba pasando—, ¿Lo sabes?
— ¡Sabía que era Connor!— dijo emocionada—, ¡Sabía que su intercambio de miradas significaba algo!
— No sé qué pensar ahora— dije.
— Ahora el doctor Harper me debe dinero. Perdió la apuesta.
— ¿Qué apuesta?
- Él dijo que Connor era el que debía sentir algo por ti. Pero resulta que es al revés.
— No exactamente— dije—. También le gusto a Connor. ¿Por qué apuestas con mi médico? ¿Cuándo hablaron de eso?
— En el hospital. Él dijo que Connor se veía muy preocupado por ti. Yo sinceramente no sabía si tú sentías algo pero deseaba pensar que sí.
— ¿Y no te molesta? ¿No te preocupa que me guste un chico?
— No— dijo ella—, lo único en la vida que me preocuparía sería que tú no lograras amar a nadie nunca. Pero eso no pasó. Así que no importa a quién hayas decidido amar, si no que me importa que puedas sentir algo tan hermoso y bello como el amor. Es suficiente para mí.
— Sabía que me entenderías— dije.
— Desde luego. Soy tu mamá. Si no puedo entenderte, habré fracasado como madre. Y como amiga.

Miré a mi madre sonreír.

— ¿Papá lo sabe?— dije.
— Creo que no.
— ¿Crees que vaya a enfadarse?
— Contigo no. Con Connor sí.
— ¿Hay alguna forma de evitar que lo asesine?— dije.
— Tal vez. Pero no te preocupes. Voy a ayudarte.

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