Mamá me dijo que ella se encargaría de hablar con papá al día siguiente, cuando él regresara de un viaje de trabajo.
No hace falta decir que en la noche dormí como bebé. Hacía mucho que no sentía que todo estaba bien en mi vida.Al día siguiente, me preparé mentalmente para lo que se venía.
Primero, tenía que encargarme del asunto en mi escuela.
Mamá me dejó en la puerta. Entré. Quería decirle la verdad a Lizzy primero pero la muy tonta llegó tarde. Así que opté por contarles en la hora del almuerzo.Así que ahí estaba, frente a Jace y Lizzy en la mesa de la cafetería. Y los nervios me comían vivo.
— Hay algo que deben saber— dije al fin.
— ¿Nosotros?— dijo Lizzy.
— Sí. Ustedes- respiré profundo—. Así que quiero que me entiendan.
— Claro— dijo Jace.Lo pensé un poco. Una vez más, quería contar toda la historia pero sabía que no iba a poder. Yo no era así. Lo diría de golpe.
— Me gusta Connor— dije.
Lizzy casi se asfixia con su hamburguesa. Jace escupió toda su limonada. Debí escoger decirles cuando no estuvieran comiendo.
— ¿Quieres matarnos?— dijo Lizzy—, ¿Por qué dices algo así tan sereno?
— No estoy sereno— dije—. Muero de nervios. Y realmente no pensé en si era un buen momento. Pero esa es la verdad.
— ¿Connor?— dijo Jace—, ¿Ese Connor? ¿El que te mira como si fueras su cena?
— No me mira así. Aunque me gustaría. Lo que intento decir es que en verdad me gusta mucho. Es más, no sé si debería decir esto ahora, pero creo que lo amo.Ambos me miraron con las bocas abiertas.
— ¿Tú le gustas?— dijo Lizzy.
— Eso creo— dije—. Decidimos empezar a salir.
— ¿Por qué?— dijo Lizzy, que no cabía de asombro—, ¿Por qué alguien como él se enamoraría de ti? No te ofendas, sabes que te quiero pero... es difícil de creer.
— Porque soy maravilloso— dije—. Y adorable. Así que no te sorprendas.
— ¿Y a él no le importa que seas un chico?— dijo Jace.
— No. Tampoco sus padres le dieron mucha importancia. Aunque no le agrado tanto a su mamá— dije un poco desanimado.
— ¿Ya hasta sus padres lo saben?— dijo Lizzy—, no sabía que iban en serio. Pero bien por ti. Si tú amas a Connor y él te ama a ti entonces está bien para mí. Sabes que te quiero y sólo deseo que seas feliz.Lizzy tomó mi mano. No pude evitar sonreír. Me sentía muy apoyado.
— Déjame ver si entendí— dijo Jace—, la persona que dijiste que te gustaba antes siempre fue Connor. Y resulta que tú también le gustas a él. Todo el mundo está de acuerdo con eso y por eso ustedes van a empezar a salir, ¿No?
— Algo así— dije.
— Parece fácil— dijo.
— Créeme, no lo fue. Pero todo está bien ahora.Él me miró. Se veía extraño. Como si su semblante hubiera cambiado.
— ¿Estás seguro de que en verdad lo amas?— dijo.
— Absolutamente— dije, muy serio.
— Vaya. Parece que perdí— sonrió—. Pero te deseo de corazón que seas muy feliz. Y si en algún momento necesitas de mí siempre voy a estar para ayudarte.
— Gracias— dije—, sabía que entenderían.
— Yo aún no me creo que tus padres lo hayan tomado bien— dijo Lizzy—, siempre pensé que a tu padre le daría un ataque cuando salieras con alguien.
— Mi padre aún no sabe nada— dije—. Le diré hoy por la noche.
— ¿Tu mamá ya sabe?— dijo Jace.
— Ya. Y está de mi lado. Espero que ella me ayude a decirle a papá.
— ¿Tú papá es muy estricto?— preguntó Jace—, parecía simpático cuando lo conocí en el hospital.
— No es que sea estricto— dijo Lizzy—, es que ama mucho a su hijo. Le va a costar aceptar que alguien más tendrá su amor.
— Desearía ver su reacción— dijo Jace—, seguro que no se lo espera.
— No digan eso, sólo me ponen más nervioso— me quejé.Regresamos a clases luego de un tiempo. Lizzy parecía bien pero Jace se veía decaído. Quería preguntarle porqué pero no lo hice.
Al final de clases, Lizzy se fue con Chad. Y yo me quedé a esperar a Connor. Sorprendentemente, Jace se quedó a esperar conmigo.— Te ves preocupado— dije.
— No— dijo—. Estoy bien. Bueno no, pero lo estaré.
— ¿Te pasó algo?
— Sólo una de esas jugadas del destino que intentan decirte que alguien no es para ti.
— ¿Eso es posible?
— Claro que sí. Pasan todo el tiempo— me sonrió—, el destino está enviándonos pequeñas pistas siempre. Pueden ser cualquier cosa, por insignificante que parezca. Todo para guiarnos a donde deberíamos de estar. Cada cosa que ha pasado en tu vida fue planeada para que estuvieras justo aquí. Para que fueras la persona que eres ahora. No hay coincidencias. Sólo pequeñas indirectas del destino que quieren llevarte a la felicidad. De eso se trata todo.
— Pero no todo es felicidad— dije.
— Es cierto. También hay momentos tristes. Pero siempre te llevan a la felicidad. Ese es el objetivo de la vida. Encontrar la alegría.
— ¿Significa que el destino va a llevarte a la felicidad en cualquier momento?— pregunté.
— Claro. Sólo debo tener los ojos bien abiertos— me dijo—. Pensé que había encontrado felicidad pero parece que no era para mí. El destino me lo acaba de decir. Así que lo mejor es que simplemente deje todo fluir.Lo miré. Y me sonrió. Le regresé la sonrisa. El auto de Connor se detuvo justo frente a mí.
— Vinieron por ti— dijo.
— Así es— dije.
— Entonces yo tengo que irme— dijo contento.
— ¿Quieres que te llevemos?— dije.
— No, gracias. El destino me dice que me aleje y eso haré. Nos vemos Andrew— dijo antes de irse.Lo despedí con la mano y lo vi irse.
— ¿Te ayudo?— preguntó Connor.
— Claro que sí— dije.Subimos al auto. Miré al asiento trasero. Victoria parecía contenta.
— Victoria dijo que tu papá llega hoy de su viaje— dijo Connor.
— Así es— dije—. Hoy es el día.
— Creo que debería estar en tu casa contigo— dijo Connor.
— No— dije—. Está bien así. Puedo hacer muchas cosas solo.
— Eso parece— dijo.Nos miramos. Y entendí que si Jace tenía razón, el destino mismo me había llevado a Connor.
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Todo lo que sé
Short StoryUn chico muy inteligente. Un chico en silla de ruedas. Una cafetería. Una mesa. Una conversación. Una conexión especial. Todo lo que sé es que no sé por qué no imaginé que todas esas cosas juntas no eran sólo una simple coincidencia.