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Regresé a la escuela luego de dos semanas. En ese tiempo noté que había algo extraño pasando. Connor estaba de buen humor hasta que yo hablaba de Jace, o en el peor de los casos, él llegaba a visitarme. Quería preguntar pero no sabía cómo hacerlo. Es que era sumamente raro.

Al llegar a la escuela, todo se sentía mejor. Lizzy seguía siendo ella y hablando de Chad sin parar, mientras Jace y yo escuchábamos.
Victoria tenía razón. Hasta me sentía querido. Muchos me preguntaban por mi salud. Noté que no solía ver a muchas personas como mis amigos, pero eso no significaba que no fueran mis compañeros.

Las cosas se sentían bien. Todo. Y no podía ser mejor.

En la salida, estaba esperando a mamá. Con Jace. Él estaba contándome sobre su gato cuando repentinamente, el auto de Connor llegó al lado de la acera. Él se bajó de ahí.

- Parece que vienen por ti- dijo Jace.
- Sí- le dije-, tengo que irme. ¿Quieres que te llevemos?
- Tengo el presentimiento de que no seré bienvenido en ese auto. De todas formas, gracias por querer llevarme. Nos vemos.

Se fue sin que yo pudiera decirle algo. Connor llegó a mi lado.

- Que extraño- le dije-, Jace se fue muy rápido.
- Me agrada que su instinto de supervivencia lo haga irse tan velozmente- dijo.
- ¿Instinto de supervivencia? ¿Iba a morir si se quedaba aquí?
- Podría haber sido así. Menos mal que es inteligente. ¿Te ayudo a subir?

Dije que sí. Subimos. Yo no acababa de entender lo que pasaba.

- ¿Mamá no pudo venir por mí?- dije.
- En realidad cambié de horarios- dijo-, ahora podré venir por ti cada día sin llegar tarde. Tu madre ya no necesita preocuparse.
- No era necesario que hicieras eso- dije.
- Victoria también lo hizo- me dijo.

Me giré. Ahí estaba ella, en el asiento trasero. No se me había pasado por la cabeza la probabilidad de que también vinera ahí. Era tan callada que si no me hubieran dicho que ahí estaba no me habría dado cuenta.

- Ah- dije-, gracias.
- De nada- dijo él.
- Aunque no necesitabas molestarte en venir por mí- dije-. Ambos no necesitaban hacer algo tan extremo como cambiar sus horarios. Debió ser difícil.
- No fue muy complicado- dijo Connor-. De hecho, fue idea de Victoria. Así que fuimos juntos a cambiar nuestros horarios. Tenemos que cuidarte.
- Pero no va a pasarme nada. Ya hasta parecen mis padres- dije.
- Eso no lo sabes- dijo Connor, se veía de mejor humor-, tal vez sí necesitas que te protejan.
- Puedo defenderme solo- dije-. Aunque no lo creas soy muy peligroso. Hasta Victoria sabe que puedo ser peligroso, ¿No?- le pregunté a ella.
- Es cierto- dijo ella-. De pequeño solía jalar mis cabellos.
- ¿Ves?- le dije a Connor-, si alguien me molesta puedo dejarlo calvo.
- Eso no parece tan malo- dijo él.
- Es malo- dijo Victoria-, nadie quiere calvicie prematura.
- Desde luego- dije-. Y si eso no me salva, puedo atropellar a las personas con mi silla.

Nos reímos. Los tres. Efectivamente, se sentía como si todo hubiera cambiado para bien.

- Hay que ir por helado- dije-. Mamá me lleva por helado después de clases.
- ¿Helado? ¿Como los niños pequeños?- dijo Connor.
- ¿Me acabas de decir niño pequeño?- dije ofendido.
- No dije eso. Pero me parece una buena idea. Victoria, ¿Deberíamos ir?- le preguntó a ella.
- Claro- dijo mientras sonreía-, no veo por qué no.
- ¡Sí, helado!- dije.

Fuimos. Nos pasamos toda la tarde ahí, en una mesa mientras Connor nos hablaba de su escuela y de su madre. Al parecer, él y Victoria pasaban muchos momentos estresantes en la universidad.

Ya íbamos a irnos. Connor dijo que debía ir al baño. Me quedé ahí con Victoria. Teníamos que pagar la cuenta. Connor nos había dado su tarjeta para pagar.

- ¿Deberíamos pagar nuestro helado?- dijo ella-, no me parece justo que Connor pague todo.
- No te preocupes- dije-, técnicamente el dinero no es de él, si no de sus padres. Y hay que recordar que su madre gana dinero sin hacer nada todo el día. Así que está bien.
- De acuerdo- dijo.

Pagamos. La señorita que nos atendió parecía muy simpática.

- ¿Le gustaría comprar una membresía?- le preguntó a ella.
- No gracias- dijo Victoria.
- ¿De verdad? Podría ser muy útil cuando usted y su novio regresen otro día- dijo la mujer.
- ¿Novio?- dijimos ella y yo al mismo tiempo-, ¡Somos hermanos!
- Me refería a él- nos señaló a Connor, que salía del baño.
- No... es mi novio- dijo Victoria, se veía apenada.
- Sí- dije-, es su compañero de universidad.
- Pues se ven bien juntos- dijo ella mientras le devolvía la tarjeta.

Connor vino a nosotros. Victoria parecida callada. Definitivamente era tímida.
Salimos. Caminamos al auto. Bueno, ellos caminaron. Yo conduje.

- ¿Quieres saber algo?- le dije a Connor.
- Dime- dijo.
- La chica del mostrador pensó que Victoria era tu novia- dije.
- ¡No digas eso!- dijo ella, tenía la cara roja-, ¡Es vergonzoso!
- ¿De verdad pensó eso?- dijo Connor. Se acercó a Victoria y la tomó de la mano-, ¿Te parece que lucimos bien juntos?
- Bastante- dije-, creo que me voy a poner celoso.
- Pues deberías- dijo Connor-. Aunque me pregunto porqué habrán pensado eso.
- Porque Victoria es bonita- dije-. Y tú pareces modelo profesional.
- Yo creo- dijo, me miró-, que es porque las personas de cabello rubio siempre son hermosas.

Me quedé callado. Sólo lo miré. ¿Lo decía por mí? Empecé a ponerme nervioso.
Entramos al auto. Victoria parecía muy nerviosa. Igual que yo. Pero quedarme así no era mi estilo. Tenía que quitar la tensión del ambiente.

- ¿Yo me vería bien con el cabello rosa?- dije.
- ¿Por qué rosa?- dijo Connor.
- No lo sé. Es un color más primaveral.
- ¿Quieres tener la primavera en la cabeza?
- No le veo lo malo. Además, sería un color muy original.
- Se vería bien- dijo él-. Aunque me gusta tu cabello como está ahora.
- ¿Qué tal en Victoria?- dije, ella que se encontraba pensativa salió de sus pensamientos con sobresalto y me miró-, ¿Se vería bien con el cabello rosa?
- ¿Rosa?- dijo ella-, ¿Por qué me lo pintaría de rosa?
- Para ser más primaveral- dije.
- Luciría bien- dijo Connor.
- Entonces hay que ir con el estilista- dije.
- ¡Claro que no!- dijeron ambos.

Eso fue raro. Se quedaron viendo. Sonrieron. Me alegré de que mi hermana ya no luciera incómoda.

- Pensé que todos estaban de acuerdo- dije-, ¿Creen que a mi mamá le de un ataque si me ve con el cabello rosa?

Todo lo que séDonde viven las historias. Descúbrelo ahora