love under rain ･ frerard

1: Nuevos horizontes

El tenedor del padre de familia golpeaba con fuerza el plato y luego chocaba contra sus dientes, dejando detrás un ruido totalmente desagradable y que disparaba por las nubes los nervios de cualquiera. Aunque su esposa y su hijo adolescente estaban totalmente acostumbrados a ese actuar estrepitoso cada vez que se sentaban a la mesa en familia.

— Muchas gracias por la cena, mamá —el muchacho le dedicó un intento de sonrisa a su madre cuando sintió que había tenido suficiente, se levantó de la mesa y dejó la servilleta junto a su plato antes de voltearse a ver a su padre—: Papá, debo ir a estudiar para el examen de mañana, ¿Puedo levantarme?

— ¿Dónde estabas esta tarde, Frank? —preguntó su padre en un tono que distaba bastante cordial. El intento de saltarse la parte más incómoda de la cena familiar había fracasado. Con una sola mirada dedicada por su padre se vio obligado a sentarse nuevamente.

— Cheech, cariño... —comenzó su madre, pero fue acallada por un simple gesto de la mano de su esposo.

— En mis clases de guitarra, papá —respondió Frank, mordiéndose el labio inferior.

— Estuviste toda la tarde jugando con tu guitarra, ¿Aun sabiendo que mañana tienes ese importante examen, Frank? —gruñó golpeando la mesa con un puño, haciendo que tanto Linda como Frank saltaran en su lugar.

— Cheech, es su pasatiempo. Lo acordamos... —Linda ahogó sus palabras nuevamente, al notar la fría mirada de su esposo.

— No deberías tener que practicarlo si es un pasatiempo. Además si es sólo un pasatiempo te servirá nombrarlo cuando estés dando tu entrevista en la universidad. Entonces así, cuando te pregunten "¿Cuál es tu interés o pasatiempo?" Podrás decir "La guitarra" sin necesidad de estar mintiendo —le miró serio por sobre los anteojos, limpiándose la boca con una servilleta.

— Entonces ¿Dejo las clases de guitarra? —preguntó Frank, cruzando los brazos, Linda miraba la escena expectante, sin saber a qué lado apoyar.

— ¡No! Es bueno que te vean interesado en algo más aparte de tus clases, demuestra que te interesan otras cosas, que formas parte del sistema —interrumpió golpeando la mesa nuevamente. Linda los miró con semblante serio, tomó su plato y se perdió rumbo a la cocina.

— Pero ya me inscribí, ahora puedo dejarlo ¿No? —Frank lucía molesto y contrariado, tenía ganas de seguir a su madre hasta la cocina, pero sabía que a su padre no se le podía dejar hablando solo.

— ¡Claro que no! —dio otro golpe a la mesa— Eso demuestra lo contrario ¿No entiendes? Eso demostraría que eres rebelde y en ninguna universidad quieren a un chico rebelde —dijo desviando la mirada, concluyendo así la conversación.

— En las universidades no quieren a nadie que pueda pensar por sí mismo —Frank musitó entre dientes, Cheech le miró molesto pero no dijo nada—. Bueno. Permiso, papá. Estaré estudiando —agregó haciendo un pequeño gesto con la mano y se perdió escaleras arriba.

Después de extensas ocho horas de clases finalmente dieron inicio sus clases de guitarra. Era un auditorio pequeño con muchos instrumentos colgando de las paredes, un enorme piano cubriendo gran parte de la pared con el ventanal y en medio de la sala unos quince alumnos con guitarras o violines en sus manos. Frank se había quitado la chaqueta del colegio y ahora vestía sólo la camisa blanca y los pantalones grises, acompañados por la corbata color caoba con la enorme insignia del instituto privado.

Sintió un toque en el hombro y levantó la cabeza para ver a uno de los chicos más guapos de la clase de guitarra. Él estaba en un curso paralelo y era muy popular, además corrían rumores de que tenía tatuajes en el torso y sobre los codos. Frank terminó de afinar su guitarra y lo saludo con un gesto de la mano, el muchacho que se había sentado solo dos puestos más allá, respondió al gesto sonriendo.