10 años después
— ¡Van a llegar tarde! ¡Es el último día de clases, niñas!
El reloj marcaba un cuarto para las 8 de la mañana y el autobús escolar estaba por llegar. Frank corría por toda la casa, entre la habitación de las niñas para lograr despertar a Cherry, el baño para apurar a Lily y la cocina para terminar el desayuno de las niñas. Como él mismo había dicho, era el último día de clases y después de eso le diría ‘Adiós’ a despertarse temprano, al menos por un tiempo.
Finalmente logró que ambas se sentaran en la cocina a tragar su desayuno, Lily estaba realmente bien peinada y tenía el uniforme del colegio privado completamente prolijo, al contrario de su hermana, claro, que aún tenía la almohada pegada a la cara.
— Adiós chicas, iré por ustedes a las 3 y media. Pórtense bien —y luego de besarle la mejilla ambas las vio salir corriendo a tomar el autobús que se las llevaría por toda la mañana.
Suspiró fuertemente una vez estuvo solo en casa y procedió a ducharse, vestirse e ir al buzón a buscar el correo. Como era de esperar, encontró una carta de Zacky quién desde que se había instalado en Nueva York con su propia oficina de abogados parecía estar empecinado con volver a tener relación con él. Aunque hasta dónde Frank sabía, él estaba con aquel muchacho de la secundaria: Brian.
Regresó a su cuarto y comenzó a limpiarlo todo. Se le hacía tan normal ahora ser un simple dueño de casa. Sin sueños, sin nada. Vivía por sus hijas y por mantener la despensa llena y todo completamente limpio para ellas. Despertaba temprano para enviarlas al colegio y se dormía tarde para ayudarlas con las tareas. A sus 28 años, no había hecho nada.
La puerta se abrió en el primer piso y aquella peculiar voz le lleno los oídos, con una sonrisa en los labios bajó a recibirlo. Desde hacía casi una semana que no se veían ya que ahora Gerard pasaba haciendo viajes de negocios. Negocios reales de compra y venta de autos junto a Quinn.
A sus casi 47 años, Gerard lucía… unos cuantos años más joven. Aunque el tiempo había alcanzado a su cabello dejándole notorios mechones canosos en el nacimiento del pelo, unas arrugas marcadas junto a los ojos y los labios y uno que otro problema de funcionalidad a la hora de la acción. Pero estaba bien, realmente bien.
— Creí que no llegabas hasta la tarde —lo saludó Frank, al instante en que era abrazado por la cintura y besado en los labios.
— Pues te tengo una sorpresa y realmente no podía esperar. Me separé de Quinn en el aeropuerto y me vine de inmediato. Creí ver a Bert y a Steve, pero no había tiempo para saludarlos —informó dejando sus cosas en el piso y dejándose caer en el sofá. Frank lo siguió— ¿Las niñas ya se fueron?
— Así es —contestó suspirando.
— Mejor aún, así podrás darme mi premio una vez te haya dicho de que trata todo —comentó alzando ambas cejas, Frank río.
— ¿De qué hablas?
— Tengo un contrato. Me costó un montón conseguirlo pero es mío y… será por unos 5 a 7 años, aunque una vez allá podré extenderlo el tiempo que quiera —dijo abandonando el sofá para ir al pequeño bar a servirse un brandy— Obviamente depende de ti, si tú quieres aquel contrato comenzará desde la semana que viene.
— Aun no entiendo —Frank fruncía el entrecejo— ¿De qué estás hablando?
— De esto —dijo buscando algo en el bolsillo de su chaqueta, luego sacó cuatro pequeños papeles y se los extendió— Me tomé la libertad de comprar los boletos.
— ¿Hacia dón...? —pero sus palabras se esfumaron al momento en que tomó los boletos y los miró con sus propios ojos. Eran, de hecho, cuatro pasajes de avión. A Londres. Alzó la mirada, Gerard sonreía con suficiencia y empezaba a servirse una segunda copa.
Frank se llevó una mano a la boca, completamente sorprendido, seguía pasando su mirada entre los pasajes y Gerard. Realmente no podía creer que en sus manos tenia boletos para Londres y según decía Gerard, por el tiempo que quisiera.
— ¿Y las niñas? —preguntó mordiéndose los labios.
— Me han dicho que hay colegios sumamente buenos en Londres.
— ¿Y la casa?
— La venderemos, no será difícil —contestó sonriente.
— ¿Y mamá? —preguntó una vez más. Desde que su padre había muerto un par de años atrás pasaba mucho tiempo con su madre, ella estaba muy sola debido a eso.
— Tu madre entenderá —Gerard dejó la copa y se arrodilló frente a él, sosteniendo su mentón— Frank, esto es lo que siempre soñaste y finalmente puedo cumplir tu sueño.
— Pero…
— Estuve leyendo acerca de un plan de estudios en Oxford, sólo tienes que dar una prueba y estás dentro —dijo acariciándole la mejilla— Vamos, sé que quieres hacerlo.
— ¿Plan de estudios? Oh Gerard, ya pasó mi tiempo. Tengo casi 30 años, estoy muy viejo —murmuró mirándole a los ojos.
— Ambos estamos más viejos, pero eso no quiere decir que no puedas hacer lo que siempre quisiste. Frank, una vez me dijiste que querías ir a Londres y leer lo que quisieras, escuchar lo que quisieras, admirar una infinidad de pinturas, ver películas sacadas de un retrete y hablar con mucha gente sabia —Gerard sonrió pasándole un mechón de cabello detrás de la oreja, Frank sonrió también— Es hora de que vuelvas a ser ese muchacho.
— Dios, Gerard…
— Si quieres podemos comenzar a empacar ahora mismo —dijo besándole la mejilla, Frank se puso de pie y fue hacia una ventana para cerrarla.
— Pero está lloviendo —comentó.
— La lluvia nunca nos detuvo —Gerard le siguió a la ventana y enlazó los brazos en torno a su cintura, posó la barbilla en el hombro del menor y besó su cuello, mirando a las gotas que caían tras el cristal.
FIN
Terminado el 27/07/2013 a las 00.26
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love under rain ・ frerard
Fanfic| MPREG | Frank es el hijo modelo, con excelentes calificaciones y grandes sueños de ir a Oxford. Gerard es un misterioso hombre de 35 años quien junto a sus negocios y llamativos secretos luce demasiado llamativo ante los inexpertos ojos de Frank...