Capítulo 48: Decisiones propias

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Frank estuvo dormido gran parte del día y sólo despertó cuando sus padres se despidieron de él, diciendo que luego irían a casa de Bert y Quinn a buscar sus cosas para que cuando él saliera del Hospital con las niñas pudiera irse de inmediato a su hogar. No podía negar que estaba realmente agradecido y se sentía bendecido por tener a sus padres de vuelta, pero por otro lado… Bert y Quinn habían sido tan buenos con él y ahora se marchaba de pronto. Era complicado.

— No es un para siempre o algo así Frank, no creas que te librarás de nosotros tan fácilmente, además nuestro bebé tendrá que ser el mejor amigo o amiga de estas hermosas niñas —dijo Bert secando las lágrimas de sus mejillas, Frank sonrió.

— Aun quieren ser sus padrinos ¿Cierto? —murmuró paseando su mirada por Bert y luego Quinn, quien asintió vigorosamente.

— ¿Qué estúpida pregunta es esa, Frank? —luego río— Es obvio que sí, y si intentas negarte o algo te las tendremos que robar y huir a Perú, lo siento.

Frank y Bert rieron ante esto, Frank reía con ganas, realmente necesitaba eso. Una vez recuperó la compostura habló nuevamente.

— No harías eso —dijo mirándolo serio.

— ¿Quieres ver? —Quinn respondió.

Intercambiaron una larga mirada y luego Bert los interrumpió, golpeando a ambos. Con un beso y en la mejilla y una disculpa se llevó a Quinn de la habitación, no sin antes despedirse de las niñas que dormían como si nadie estuviese hablando a un metro de distancia de ellas. Frank los dejó ir y nuevamente quedó solo con sus pensamientos. Lo peor.

Se preguntaba dónde estaría Zacky cuando este irrumpió en la habitación, traía un vaso de café en la mano y una sonrisa enorme en el rostro. Se limitó a dejar el vaso en la mesita antes de ir hacia dónde Frank y besarle la frente luego de echarles una mirada a las niñas. Sonreía bobamente, pero no hizo el intento de tomarlas o acercarse. Frank lo miró, esperando a que hiciera algo así, pero no sucedió, simplemente estaba ahí, tratando de abrazarlo y repartiéndole besos por el cabello.

“No son sus hijas, no tiene por qué.” Se repetía internamente, pero realmente le molestaba que no les prestara mayor atención a aquellas niñas que ahora eran su vida.

— ¿Cómo te sientes? —le preguntó con esa voz que sólo empleaba para él y que parecía a la de un cristiano hablando con su Dios. Frank asintió e hizo una mueca.

— ¿Me alcanzas el agua? —murmuró, estaba a su alcance, pero realmente le incomodaba tener contacto visual. Era como si de… un momento a otro le odiase con el alma. Y sólo culpaba a Gerard por eso. De no haber aparecido a intensificar las diferencias entre él y aquel enclenque quizá las cosas serían diferentes.

Y es que, al menos en clase, cultura y modales no se puede comparar a una persona de 30 y tantos años con un adolescente. De su edad, pero mucho más inmaduro que él. No… ahora tenía dos hijas, no podía tener un tercero, aunque fuese tan tierno, servicial y le amase de aquella manera. No.

— Gracias —dijo mirándole de reojo, tardándose más de lo necesario en tomar agua. Una vez estuvo hastiado volvió la mirada hacia él, suspiró fuertemente y dijo— Tenemos que hablar.

— Iba a decir la misma línea —Zacky sonrió y se sentó en el borde de su cama. Pero Frank movió su pierna hacia allá, evitando que entrara en su espacio vital. Zacky pareció comprenderlo y buscó una silla, la acercó a la cama y se sentó.

— Bien, ¿Qué tienes que decir? —Frank preguntó de pronto. Le daba terror escuchar un ‘Te quieres casar conmigo’ o similar… y sabía que lo mejor era terminar todo el asunto pronto para terminar bien, pero no era fácil decir algo tan difícil a la cara. Oh Dios, era peor si era cara a cara.

love under rain ・ frerardWhere stories live. Discover now