Capítulo 28: Aquellas decisiones.

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El terror del desmayo se había esfumado, también el estrés de los malestares. La verdad es que, sin contar los frecuentes mareos y los vómitos por la mañana, se sentía bastante bien. Y por eso decidió ir a clases aquel lunes.

Luego de haber faltado poco más de un mes a clases se reincorporaría, evitando preocuparse de que estaban a mitad de semestre. La verdad es que necesitaba algo de tranquilidad y normalidad en su vida, y para eso, no había nada mejor que una aburrida semana de clases.

Al levantarse por la mañana, había pensado en una resolución. Les contaría a sus padres que se casaría con Gerard, que se amaban y que harían una vida juntos. Todo saldría bien, después de todo, sus padres amaban a Gerard. Con el nerviosismo latente se puso el uniforme escolar y luego de lavarse los dientes, bajó corriendo las escaleras. Tomó una manzana verde de la mesa y, afirmándose en el marco de la puerta que separaba la sala de la cocina, habló.

Tuvo que aclararse la garganta para ser tomado en cuenta por encima del barullo existente en la cocina, su madre, como siempre estaba con las manos enguantadas lavando cacerolas y su padre, también tenía las manos dentro de guantes, con unas cuantas macetas, abono y pequeñas plantas con botones color violeta a punto de brotar sobre la mesa. Mirando con el ceño fruncido hacia un hombre que hablaba en la televisión.

— “Las ‘Mona lisa’ necesitarán algo de cuidado, pero nada que requiera demasiado trabajo sólo tiene que mantenerlas en su jardín cubierto por un par de semanas… y se cuidarán por sí mismas. “

— ¡Claro! —bufó molesto, quitándose los guantes y lanzándolos sobre la mesa. Con el rostro colorado— Un jardín cubierto ¿Quién cree que soy? ¿El presidente de los Estados Unidos o el príncipe de Mónaco?

Frank suspiró fuertemente al notar esto, con su padre completamente frustrado no sería una buena idea lanzarles aquella bomba. Pero ya estaba ahí y los pequeños ojos de su padre estaban sobre él, su madre había abandonado su trabajo y… también lo miraba, con una sonrisa cansada en el rostro.

— ¿Qué pensarían —comenzó inspirando por la nariz— si me caso en lugar de ir a la Universidad?

Sus padres se miraron entre sí y luego posaron nuevamente sus ojos sobre él. Linda tenía los labios fruncidos en una mueca, sus ojos se habían pegado a su calzado. Cheech por su parte, parecía estar llevando a cabo una operación sumamente difícil en su mente.

— ¿Casado? —dijo de pronto, arrastrando ligeramente cada una de las sílabas. Frank asintió una vez— Eso dependería de con quien, por supuesto.

— ¿En serio? —Frank hizo una mueca, no sabía si reír o correr a su cuarto a gritar.

— No queremos que te cases porque sí —habló Linda, aunque de inmediato regresó a su gesto algo confundido.

— ¿Se lo pediste a alguien? —murmuró Cheech, frunciendo levemente el ceño.

— Alguien… me lo pidió —confesó, intentando darle pistas de que no se casaría con una chica. Aunque su subconsciente creía que sus padres tenían asumido que con quien se desposaría, era con Gerard.

— ¿Quién te lo pidió? —exclamó algo exaltado, toda la piel extra en su rostro tembló al decir esto.

— Alguien que conocí mientras paseaba a su perro —bromeó, aunque sus palabras fueron un murmullo. No sabía si su padre le estaba tomando el pelo o no, después de todo. Era obvio que se trataba de Gerard, demonios.

— ¿Qué le dijiste? —quiso saber su madre, examinándolo con la mirada.

Frank bajó la mirada, no quería mentirles, pero tampoco quería que sus padres se enteraran que había tomado tal decisión a sus espaldas. Al final de cuentas, había cumplido sus 17 años hace poco y… si planeaba casarse antes del 31 de Octubre próximo, tendría que tener la completa autorización de sus padres.

love under rain ・ frerardWhere stories live. Discover now