Capítulo 14: Prueba de amor

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Encontrar un hotel había sido difícil y más aún hacerle entender al dueño del mismo que querían dos habitaciones con dos camas matrimoniales. No habitaciones dobles, dormirían de a dos en dos. Y seguidos por la mirada inquisidora del anciano, habían llegado a las habitaciones de cada uno. Al dejar sus cosas, Gerard abrió su bolso y de ahí extraño un libro y con un gesto de la cabeza Frank se acercó a él. Era “El león, la bruja y el ropero” de CS Lewis y Frank sonrió enormemente. Por momentos había olvidado completamente que este viaje era para, supuestamente, conocer al magno escritor.

— Entonces, ¿Es Clide o Clive? —Gerard alzó una ceja, deteniendo su escritura sobre la primera hoja del libro.

— Estoy seguro que es Clive, Clive Staples Lewis —Frank sonrió y Gerard terminó de escribir.

Se miraron unos momentos intercambiando una sonrisa y luego Gerard le extendió el libro. Frank la recibió y luego de releerlo un par de veces, negó con la cabeza y se acercó a besarle los labios.

—  “Para el querido Frank, esperando que mis obras sigan despertando tu curiosidad. Vuelve a verme pronto, Clive” —leyó en voz alta, luego de lanzar una carcajada.

— Si no hubiese sido yo quien escribió eso, me habría puesto celoso —Gerard murmuró, pasando su brazo por el cuello del menor y acercándolo a sí para besarlo sobre los labios.

La noche había llegado rápido y luego de bajar a cenar junto con Quinn (Por que Bert estaba más que dormido) regresaron a la habitación. Gerard se había quitado la camisa, quedando sólo con la camiseta blanca cubriendo su torso y luego se había lanzado sobre la enorme cama. Frank por su parte había pasado directo al baño y se había sentado sobre la encimera del mismo, debatiéndose entre qué debería hacer.

Luego de cepillarse los dientes por tercera vez, cambiar la ropa que traía puesta por el pijama de dos piezas que Bert le había facilitado y ordenar su cabello. Se había decidido a salir, titubeante se acercó a la puerta y giró la manilla. Aun no sabía que debía hacer porque, tendrían sexo esa noche ¿No?

Se había quedado parado junto a la puerta, admirando el perfil de Gerard quien tenía la vista pegada en la pared contraria y tarareaba una desconocida melodía, al parecer aún no se había dado cuenta de que Frank estaba ahí. Y este seguía mirándole, tratando de captar su atención.

— Ehem —Frank se aclaró la garganta, pero esto tampoco funcionó— Tenemos las mismas cortinas en casa —dijo sin saber por qué, al menos ahora había captado la atención de Gerard y sus dedos pasaban por una cortina que en su vida había visto.

— No hablemos de cortinas —Gerard sonrió parpadeando un par de veces. Frank sonrió enormemente y dejó la cortina, ahora comenzó a rodear la cama con paso lento, sentía la mirada de Gerard contra su cuerpo como un cuchillo contra la mantequilla.

— Te ves hermoso, eres hermoso —añadió siguiéndolo con la mirada.

— Eh… ¿Gerard? —Frank se mordió los labios, deteniendo su caminata.

— ¿Sí? –Gerard alzó una ceja, aun con la sonrisa en sus labios.

— Hay algo que debes saber —suspiró y el gesto de Gerard se tornó interrogante luego alzó un brazo contra la almohada y puso sus dedos contra la sien, mirándole— Soy virgen —musitó entre dientes luego de unos enormes instantes. Bajó la vista rápidamente, como si confesar eso le avergonzara. Y en cierto modo así era— Y quiero seguir siéndolo hasta cumplir los diecisiete.

El gesto de Gerard pasó de interrogante a sorpresa y luego sonrió. Frank no sabía si eso estaba bien. Quizá le molestaría. Quizá lo echaría fuera, a todos los hombres maduros les gusta tener sexo y quizá Gerard se estaba aburriendo de estar con él por los besos solamente.

love under rain ・ frerardWhere stories live. Discover now