Capítulo 47: Familia

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Frank podía sentir su quijada caer cada vez más, sus ojos se pasearon varias veces por sobre su madre y la puerta abierta a sus espaldas. Realmente era ella ¿Pero cómo había llegado hasta ahí? ¿Cómo se había enterado de que estaba en el hospital? ¿Por qué estaba ahí? De haber tenido los brazos libres se habría pellizcado para saber que no estaba soñando, pero ahora la pequeña Lily dormía plácidamente en ellos y se sentiría culpable al despertarla.

Miró a Quinn y Bert quienes rompieron el abrazo al instante, mirando avergonzados a la mujer quien observaba incomoda y ansiosa la escena. Los chicos se giraron hacia Frank, y diciéndoles que estarían en la cafetería, salieron de la habitación, dejándolo con su madre.

No sabía cómo demonios actuar, si gritarle, si llorar, si echarla de ahí o pedir un abrazo. Pero ella actuó más rápido, y cerrando la puerta detrás de ella se acercó a la cama, posando sus delgadas manos en la reja de la cuna donde dormía la otra bebé.

— ¿Tuviste gemelas? —preguntó con la vista fija en el pequeño rostro. Frank asintió y luego confirmó la pregunta con un murmullo— Son hermosas… ¿Puedo? —agregó ahora, mirando a su hijo. Frank se mordía los labios, nervioso, parpadeando unas tres veces por segundo. Se limitó a asentir y observar cómo su madre tomaba en brazos a la pequeña, sin poder retener las lágrimas en los ojos.

— ¿Cómo…? ¿Quién te dijo que yo estaba aquí? —se atrevió a preguntar.

Linda seguía meciendo a la bebé y sólo un par de minutos después se dedicó a responder a la pregunta.

— Gerard —contestó quedamente. Frank alzó las cejas, bastante asombrado— Me llamó hace una hora y en cuanto pude me vine hacia el hospital— ¿Estás viviendo con él?

Frank desvió la mirada y suspiró fuertemente. Luego negó una vez— No, desde que… me fui de casa que no estoy con él. Estaba solo, los chicos que estaban aquí… me acogieron durante todos estos meses, cuidaron de mí y fueron realmente buenos. De no ser por ellos yo… realmente no sé qué sería de mi o de estas criaturas.

 — Frank… —suspiró fuertemente, dejando a la bebé en la cuna y dirigiéndose hasta dónde su hijo, posando una de sus manos sobre el brazo contrario y quitándole un mechón de cabello de los ojos con la otra mano— Lo siento tanto hijo. Peleé con tu padre aquella tarde, quise buscarte pero no sabía dónde y esperaba que regresaras tú solo. Lo lamento Frank… Creí que tarde o temprano volverías, pero eso no pasó… me sentí tan mal durante todo este tiempo, por las noches no dormía imaginándome tu destino y ni siquiera sabía cómo dar Gerard para saber de ti, tu amigo, Bob, tampoco nos dijo nada… estaba desconsolada.

— ¿Y papá? —preguntó tratando de pasar por alto las palabras de su madre, no quería llorar por su culpa. Aunque debía admitir que le reconfortaba demasiado saber que su madre no lo odiaba o algo así.

— Él… —Linda se mordió los labios— No pudo venir, tenía mucho trabajo, tu sabes…

Frank asintió con una sonrisa triste, viendo como su madre regresaba a la cuna para tomar a la bebé en brazos. Era obvio que su padre no iría a un lugar como ese, menos en aquellas circunstancias. Y estaba seguro que si su padre veía a esos bebés, enloquecería aún más. Realmente no esperaba siquiera volver a verlo algún día.

Unos nudillos golpearon a la puerta interrumpiendo sus pensamientos, Linda caminó hacia ella para abrirla pero alguien la abrió desde afuera y entró a la habitación. Tanto Frank como Linda quedaron petrificados al verle: Cheech.

— Papá —murmuró Frank realmente asombrado.

Cheech intentó esbozar una sonrisa pero desistió de inmediato sus manos temblaba y sus rodillas varias veces intentaron girarse y hacerlo salir de la habitación en donde el aire podía cortarse con un cuchillo, sin saber qué hacer, caminó hacia la cama y paseó su mirada entre ambas niñas, las dos durmiendo tranquilamente. Frank pudo jurar que lo había visto enjugarse un par de gruesas lágrimas, pero jamás haría comentario al respecto.

— ¿Puedo tomarla? —preguntó Cheech con una voz radicalmente diferente, Frank asintió torpemente y le entregó a la bebé en los brazos.

— Su nombre es Lily —dijo, solo por tener algo que decir. Cheech asintió y comenzó a mecerla en sus gruesos brazos.

 — ¿Dónde estás viviendo, muchacho? —preguntó ahora, perdiendo la batalla contra las lágrimas. Frank sonrió.

— Con Bert y Quinn, han sido unos verdaderos ángeles y realmente no sé cómo pagárselo… —dijo, pero fue interrumpido por su padre, como de costumbre.

— Podrán ser muy buenos ahora, pero si estas niñas son como tú, será un verdadero infierno para esos pobres tipos y terminarán echándote a la calle con tus dos bultos llorones. Nadie podría resistir el llanto de unos bebés y menos si es doble —replicó mirando a su esposa— ¿Recueras Linda, como era Frank de bebé?

— No dormíamos por las noches —acotó dedicándole una lánguida sonrisa a su hijo, Frank la miro y luego a su padre, sin saber realmente a donde iban aquellas palabras.

— Pero tu madre tiene experiencia —continuó Cheech— Y yo el sueño pesado. Además tu habitación sigue vacía, completamente libre. Podríamos cambiarte al estudio porque es más grande y ahí cae con facilidad una cama y dos cunas ¿No crees?

— ¿Me estás pidiendo que vuelva a casa? —Frank aun  no podía creerlo, Cheech chasqueó la lengua y agregó.

— Pidiendo no, es… es solo para que esos dos tipos puedan seguir con sus vidas. Los has importunado lo suficiente ya, y tú tienes tu propia casa —concluyó con gesto severo, gesto que cambió cuando posó sus ojos sobre el pequeño bulto entre sus brazos.

— Papá… —murmuró, su madre también sonreía enormemente.

— Ahora tsssh —dijo de pronto— Esta niña ya se quedó dormida en los brazos de su abuelo Cheech. 

Frank sonrió enormemente también y dejó que las lágrimas cayeran por sus mejillas. Su madre dejó a la bebé en la cuna y fue hacia él, para abrazarlo y para su grata sorpresa Frank no opuso resistencia, dejó que su madre le acariciara el cabello y le besara la frente.

— Gracias —suspiró Frank.

— No tienes que agradecer nada niño. Somos familia y… —Cheech se mordió los labios, intentando acallar sus palabras— Demonios yo… —sus ojos se posaron en su esposa y chasqueó la lengua— Con tu madre estamos muy apenados por haberte botado de casa hace un tiempo y… no debimos haber actuado así. Por eso yo… ya sabes que viene ahora, no me obligues a decirlo… Linda…

Ella miró a su esposo, reprendiéndolo con la mirada. Frank río.

— Lo que tu padre quiere decir Frank, cariño —continuó ella, acariciándole la mejilla— Es que lo siente mucho. Que fue un pésimo padre y que jamás tomó en cuenta tus deseos y sueños. Que te ama y que realmente lamenta haber actuado de esa manera contigo. Quiere saber si tú podrías perdonarlo.

Frank miró asombrado a su padre, era obvio que él no diría esas palabras ni en esta ni en la otra vida, pero quería saber si realmente él pensaba eso. Y al topar su mirada con la de él, lo supo. Su padre realmente estaba arrepentido y él volvía a tener a su familia.

— No me pidas que los perdone —sonrió— Todos tuvimos culpa aquí. Yo realmente ya purgué mis pecados y ustedes también. Son mis padres, mi familia, los abuelos de estas niñas. Estamos bien.

Linda y Cheech se miraron y sonrieron también, luego de un rato intercambiaron a las niñas y Frank aprovechó para dormir un rato, se sentía tan cansado pero en calma. Todo estaba volviendo a tomar forma, y Dios, realmente se sentía bien.

Sólo le faltaba terminar con dos temas. Tenía que poner al día a Gerard y hablar con Zacky con respecto a todo. Estaba listo para eso y sabía que dando ese paso habría terminado aquella fase. Simplemente tenía que animarse a verlos a ambos sin sentir culpa o ganas de ser tragado por la tierra por culpa de sus sentimientos. No sabía cómo iba a actuar al ver a Gerard ahora que todo había pasado… pero algo le decía que su corazón jamás había cambiado de opinión con respeto a él.

Demonios, realmente odiaba eso.

Presionó fuertemente los párpados, intentando dormir a toda costa. Aun podía ver a su madre sosteniendo un biberón y escuchaba los pesados pasos de su padre caminando de un lado hacia el otro, mientras le murmuraba frases sin sentido a su pequeña nieta. Sonrió antes de quedarse completamente dormido.

love under rain ・ frerardWhere stories live. Discover now