Capítulo 44: Teníamos un trato

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Para Frank había pasado una eternidad entre la escena en el baño frente a Gerard y los últimos minutos en los asientos traseros del taxi. Incluso parecía ser sólo parte de su imaginación, porque le era realmente difícil imaginarse a Gerard llorando mientras abrazaba sus rodillas.

Una nueva punzada lo trajo de vuelta, parecía estar partiéndose a la mitad y demonios, dolía tanto. Sus ojos lloraban sin poder controlarse y veía todo nublado, incluso parecía tener algodones en los oídos, porque los gritos de Zacky hacia el chofer le eran sumamente lejanos.

— ¡Al hospital, apresúrese! —Zacky tenía los ojos fijos en los de Frank, acariciándole la mejilla y bajando a besar su frente cada cierto par de segundos— Todo va a salir bien, ya verás —susurró a su oído, Frank apretó los ojos.

No concebía cómo podía parecer tan tranquilo mientras él estaba muriendo de dolor y le agradecía al cielo que Zacky no fuese quien lo había puesto en esa situación, porque de ser así quizá ya no tendría testículos.

La carrera entre el estacionamiento y la puerta principal fue lo peor, se veía obligado a caminar a pesar de que estaba muriendo, y aun así Zacky seguía diciéndole que todo estaba bien. Necesitaba una maldita silla de ruedas, no clases para respirar.

Casi al llegar a las escaleras, un par de enfermeras aparecieron con una silla de ruedas y ayudándolo a subir se sentó en ella, pasando lentamente sus manos por su vientre, pidiéndole a los bebés que le dieran un descanso. No supo cuando lo separaron de Zacky, pero cuando abrió los ojos nuevamente estaban entrando a un quirófano y otro par de enfermeras lo esperaban con una sonrisa y una bata.

— Aun no… es muy pronto —masculló con un hilo de voz, intentando proteger a sus bebés con sus brazos.

— Todo a va a salir bien —le dijo una de las mujeres, dedicándole una enorme sonrisa.

Frank negó, estaba harto de que le dijeran que todo iba a salir bien. En realidad todo no salía bien, siempre salía mal. En especial para él.

— Son muy pequeños, es demasiado pronto —dijo buscando su mirada, sentía el sudor bajando por su rostro y espalda.

— No dejaré que nada malo les pase Frank, cálmate —una voz familiar irrumpió en el quirófano con una enorme bata verde. Una cara conocida: su médico.

Frank suspiró un poco más tranquilo y asintió. Tendría que confiar en ellos. Una nueva punzada lo hizo doblarse a la mitad y las voces se alejaron nuevamente. Escuchó algo acerca de una inyección y luego estuvo en la camilla con un nuevo dolor en la espalda. Una mascarilla de gas bajó a su nariz y boca y luego de una corta cuenta regresiva, todo se fue a negro.

— Frank, los bebés, yo… Frank —Zacky gritaba en la sala de espera, con las manos en la cabeza y lágrimas en los ojos. Lo había separado de Frank y ahora no sabía qué demonios iba a hacer, no tenía idea de qué estaba sucediendo y si le decía a Bert y Quinn lo que había pasado, era posible que fuese castrado.

— Cálmate, están en buenas manos. Le van a hacer una cesárea de Urgencias —una de las enfermeras que se lo había llevado apareció de pronto junto a él, dedicándole una de esas sonrisas que te calman en seguida.

— ¿Por qué? Es demasiado pronto —masculló con la vista fija en el suelo y el corazón a mil por hora.

— Sufrimiento fetal, los bebés no estaban recibiendo oxígeno. De no haber venido de inmediato sabe Dios qué hubiese sucedido —suspiró— La operación terminará dentro de tres horas, sería bueno que fueras a casa en busca de sus cosas. Llévalas a la habitación 205.

love under rain ・ frerardWhere stories live. Discover now