Las últimas prendas de ropa entraron apretujadas en el par de precarias mochilas y, sin volver a mirar atrás, salió de la casa que había sido su hogar desde que tenía memoria. Su padre había sido muy claro y su madre no se había atrevido a cruzar palabra con él.
— Yo no tengo ningún hijo…
El cielo parecía estar de acuerdo con su estado de ánimo, se veía tan oscuro y en cualquier momento empezaría a llover nuevamente. Vio entre sus opciones, no tenía donde ir. Y lo que menos quería era seguir incordiando a Bert y a Quinn. Pero no tenía otra alternativa.
Estaba completamente sólo.
Las palabras de Gerard resonaron fuerte en su cabeza mientras cruzaba a pie la distancia hasta el departamento de los amigos que había heredado de él. Si abortaba a aquel bebé… podía volver a tener un futuro junto a Gerard y todo sería fácil.
Pero la sola idea de eso le enfermaba, Gerard era un ser despreciable cuando no lo mirabas con el corazón. No iba a renunciar a la vida de su hijo por un futuro incierto junto a alguien a quien no conocía… simplemente no podía.
— Estamos juntos en esto —suspiró posando su mano derecha en su bajo vientre cuando se detuvo en un semáforo. Simplemente el saber que había una vida junto a él, le reconfortaba enormemente.
Casi una hora más tarde, el conocido departamento aparecía ante sus ojos. Con una mochila en la espalda y la otra colgando desde la mano izquierda, subió las escaleras y, aguantando la respiración, tocó la puerta. De inmediato esta se abrió, Quinn apareció con el ceño fruncido y la camisa desabotonada.
— Frank —exclamó cambiando su duro semblante a uno más cariñoso— Pasa, pasa —agregó tomando una de las mochilas e invitándolo a entrar.
El tramo hasta la sala lo cruzó de inmediato, sobre el sofá estaba Bert en igual condiciones que Quinn. “Llego en mal momento” Pensó Frank maldiciéndose internamente.
— Frankie —Bert se mordió el labio inferior y corrió hacia él, invitándolo a sentarse. Frank dio un largo respingo, dejó caer su mochila y, como si sus pies hubiesen desaparecido de pronto, se desvaneció.
Lo último que escuchó antes de sumirse en la oscuridad fue un alarido de Bert y sus fuertes brazos abrazándolo antes de caer al suelo.
Veinte minutos más tarde abrió los ojos nuevamente, le costó reconocer los rostros frente a él, pero en cuanto lo logró, se dio cuenta de que estaba sobre la cama que había ocupado un par de días atrás, que tenía un paño húmedo sobre la frente y que Bert y Quinn lo miraban como si de un enfermo terminal se tratara.
— ¿Cómo te sientes? —preguntó Bert quitándole el paño de la frente.
— ¿Necesitas que llamemos a un doctor? —intervino Quinn con algo que parecía ser su sonrisa más encantadora.
Frank negó lentamente— Lo que menos quiero es molestar.
— No molestas —se apresuró a decir Bert. Frank sonrió agradecido.
— Yo… chicos… hablé con mi padre y también con Gerard…
— Puedes contarnos más tarde, aun estás delicado —dijo Quinn casi de inmediato.
— No —suspiró Frank— Gerard quiere que aborte y si no lo hago él saldrá de mi… de nuestra vida —dijo llevándose inconscientemente una mano al abdomen.
— Ese bastardo —Farfulló Quinn empuñando una mano de inmediato.
— Está bien, no quiero que mi bebé tenga contacto con alguien tan vil. Ni aunque se trate de su padre —dijo con seguridad— Y por cierto, gracias por molerle la cara —Quinn sonrió.
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love under rain ・ frerard
Fanfiction| MPREG | Frank es el hijo modelo, con excelentes calificaciones y grandes sueños de ir a Oxford. Gerard es un misterioso hombre de 35 años quien junto a sus negocios y llamativos secretos luce demasiado llamativo ante los inexpertos ojos de Frank...