La clase de matemáticas pasaba lentamente como de costumbre y se hacía aun peor producto de su ansiedad. Se mordió los labios una vez más al notar que el reloj de pared aun no marcaba las cuatro de la tarde. Y no sabía si los nervios eran por ver a Zacky o por… por la escena que planeaba hacerle. Así es.
Zacky, ese Zacky que no veía desde ese día en su casa. Ese Zacky que se escabullía en los pasillos y en la cafetería. Ese Zacky del que escuchó a unas chicas comentar que lo había visto besándose con alguien. Con un chico. Y no era él. Lo sabría. Y el gran revuelo que esto había causado en el conservador ambiente escolar.
Y lo peor de todo es que no sabía lo que sentía, no entendía esa ira en su interior. Esas ganas de correr hasta donde quisiera estar Zacky y pedirle explicaciones. Pero ¿Por qué? Sólo eran amigos, buenos amigos. Nada más ¿Cierto? Claro que no, él ambos eran muchachos, dos hombres. Nada más ni nada menos.
Y tampoco podía ir por ahí haciendo escenas de celos ¿Qué diría le gente? ¿Qué dirían sus padres? Sería una terrible aberración.
— Iero ¿Planeas quedarte hasta mañana? —la voz del profesor lo saco de sus cavilaciones, adormilado giró la cabeza y notó que era la única persona en la sala de clases, exceptuando al profesor. Sus ojos corrieron al reloj, eran las cuatro con diez. Demonios. Le dedicó una sonrisa como disculpa y salió corriendo hasta el patio principal, tenían que hablar. No sabía por qué, pero tenían que hacerlo.
Bajo las escaleras saltando de a dos escalones y corrió exigiéndole al máximo a sus piernas hasta llegar a la entrada principal. Y ahí iba Zacky. Con ese tipo. De la mano.
— ¡Zacky! —alzó la voz, intentando esconder el nudo que se le estaba formando en la garganta. Pero no hubo respuesta alguna— ¡Zacky! —gritó nuevamente, y este se volteó y al mirarlo, soltando de inmediato la mano de su acompañante, sus mejillas se sonrojaron levemente. Bajó la mirada y se mordió el labio, nerviosísimo.
— Yo… —jadeó nervioso, pero no logró hacerle frente y dejando tanto a Frank como a su otro ‘amigo’ con la interrogante plasmada en la cara, salió corriendo hasta quien sabe dónde.
— ¡Zachary! —gritó Frank una vez más, con el rostro rojo de ira y lágrimas apareciendo por sus ojos, surcando un delgado camino a través de sus mejillas y perdiéndose.
El otro chico no fue capaz de decir nada, ni tampoco hacer nada. Y luego de unos instantes sale corriendo también, pero en dirección contraria. Frank se sentía perdido y mareado, quería vomitar, gritar, llorar. Y unas manos cálidas lo abrazaron por la espalda y una rubia barba sin rasurar le raspó la mejilla y le dijo que todo va a estar bien. Sus manos se apoderan de la guitarra del avellana y dejándolo apoyarse en su hombro, caminaron hasta la casa del mejor amigo de Frank. Ambos en silencio, porque ambos sabían que pasaba y no era necesario decir nada.
— Frankie… —dijo una vez ambos estuvieron encerrados en la habitación de Bob.
— ¿Sabías que esto estaba pasando? —Frank murmuró con la vista pegada en el suelo. Las lágrimas seguían cayendo y el hipo contraía su voz.
— Yo… —se mordió los labios, mirando por la ventana y haciendo que el silencio se expandiera entre ambos.
— ¿Lo sabías? —repitió de forma cortante.
— Sí —suspiró tragando saliva con dificultad.
— ¿Por qué no me lo dijiste? —pidió saber en sollozos nuevamente, sorprendiendo a su amigo que se esperaba un golpe o algo cayendo sobre su cara.
— Porque… sé que no debería pero, quería que tú mismo te dieras cuenta —sonrió de lado— Él… él lleva mucho tiempo con ese muchacho, desde hace uno o dos años, me sorprendió que no supieras e incluso creí que sabías lo que hacías… —se mordió el puño con rabia, se sentía tan mal amigo— Pero no, no sabías —Suspiró al fin.
Y Frank se levanta de su rincón y corrió hacia él pero en vez de recibir golpes sintió su cuerpo caer sobre el suyo, refugiándose en su cuello y sollozando violentamente, temblando a ratos y llorando hasta quedarse dormido.
— Frankie… —murmuró despejándole el cabello de la cara— Tienes que irte a casa, además mañana tienes una cita —dijo pausando a cada sílaba.
— Oh cielos ¿Qué hora es? —se sentó en la cama tallándose un ojo y con la nariz aun roja por el llanto.
— Son cerca de las 8, te iremos a dejar a casa con papá, ya está preparando el auto —sonríe Bob— Dice que molestas más que mi ex novia —agregó entre dientes, lanzando una carcajada al final.
— Hey —frunció el ceño entre bromas— Muchas gracias Bob, eres el mejor amigo del mundo —sonrió ampliamente abrazándolo a la altura de la cintura.
— Nada de cursilerías, tu deber como amigo es contarme todo lo que hagas mañana con ese tipo —murmuró alzando una ceja de manera provocativa. Pero los pensamientos de Frank están más allá.
Gerard, mañana a las siete era su primera cita con él y en vez de eso estaba llorando por Zacky. Se sintió un tonto pero luego pensó que era él quien jugaba con ellos. Primero con Zacky y ahora con Gerard ¿Era una mala persona? Pero él no había hecho nada malo. Con Zacky sólo había coqueteado y sabía que no pasaría nada más… era un platónico. Pero Gerard, Gerard le llenaba el estómago de mariposas y le hacía pensar cosas sucias que terminaban con él jadeando y con el agua corriendo sobre su cuerpo, llevándose sus sucios pensamientos hasta el desagüe.
La noche llegó y antes de darse cuenta estaba en su cama, con el reloj de la mesita marcando las 3:00 y él sin poder conciliar el sueño. Los nervios lo consumían y ¿Qué dirían sus padres? Moría por ver la cara de mamá al ver a Gerard entrar por la puerta o su padre, lo echaría a patadas si sabe que a su hijo le gusta él.
¿La palabra gustar? Oh no Frank, es demasiado pronto para eso. La palabra gustar es inadecuada y… es un hombre… un hombre mayor… pero wow, es hermoso.
Sus pensamientos seguían ese hilo y antes de terminar la décima frase sobre lo hermoso que era Gerard, sus ojos se terminaron por cerrar como si dos sacos de plomo le hubiesen caído encima.
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love under rain ・ frerard
Fanfiction| MPREG | Frank es el hijo modelo, con excelentes calificaciones y grandes sueños de ir a Oxford. Gerard es un misterioso hombre de 35 años quien junto a sus negocios y llamativos secretos luce demasiado llamativo ante los inexpertos ojos de Frank...