Capítulo 39: ¡Se mueve!

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Sólo habían pasado un par de semanas desde aquel primer encuentro pero las diferencias en el entorno eran notables. Empezando por Frank. Ya no despertaba triste cada mañana y no lloraba por las noches, ya no vomitaba porque sí y tampoco necesitaba que lo contuvieran a cada momento por esos repentinos ataques de tristeza. No. Ahora se veía completamente nuevo.

 Partiendo por lo físico, para estar recién entrando en su cuarto mes tenía un vientre bastante notable. El cual se veía más por las ropas que había comenzado a usar, ya no se tapaba con enormes capuchas ni andaba todo el día en pijamas. Ahora se duchaba cada mañana y se vestía bien, Bert le  había acompañado una tarde a hacer una enorme compra para renovar el guarda ropas y parecía estar necesitando otra pronto.

 Sus ojos brillaban casi tanto como su cabello, esa sonrisa en la cual mostraba casi todos los dientes era algo normal en él –nuevamente- y no había nombrado a Gerard ni una sola vez. Parecía estar empecinado por olvidar su nombre y todo lo que tuviera que ver con él, aunque llevara una gran parte de él dentro suyo, por unos cuantos meses más todavía.

 Y es que desde un tiempo hacia el presente había aparecido un nuevo ente rondando la casa, quien se ganó en la primera visita el corazón de Bert y la confianza de Quinn. El muchacho veía con corazones en los ojos a Frank y ellos, fervientes participantes del club Anti-Gerard no podían estar más contentos con eso.

 Según Bert –luego de escuchar la historia de Frank- había sido el destino quien los había puesto nuevamente en el camino del otro. Que esas oportunidades no ocurrían dos veces y que, por favor, cuidara a ese chico que sólo quería el bien para él.

Quinn decía que su amenaza pendía sobre él también. Una lágrima derramada en su nombre y sufriría.

 Cada vez que Frank los escuchaba hablar así se sentía desmesuradamente feliz. Eran como una madre y un padre, unos mucho mejor que los propios quienes… aun cuatro meses después de haberlo visto por última vez, no parecían estar interesados en volver a verlo.

 Y entonces, cuando esos pensamientos inundaban su mente volvía a caer en la tristeza ¿Cómo es que sus propios padres lo habían olvidado? ¿Cómo es que el padre de su hijo o hija había desaparecido?

Pero ahora había alguien a su lado, alguien que no se iría, alguien que realmente lo amaba…

 — Frank, Zacky acaba de llegar —Bert habló a través de la puerta. Había estado preparando la cena desde que Frank le dijo que él iría a cenar a casa.

 — Voy en un minuto —contestó abandonando la cama y poniéndose el calzado. Al caminar hacia la puerta pasó frente al enorme espejo y se vio en cuerpo entero. Comenzando por su piel, notó que ya no era pálida o amarillenta, ahora se veía saludable, casi rosada. El cabello caía graciosamente sobre su frente y orejas y sus ojos le devolvían la mirada con un brillo que creía olvidado.

 Vestía una camiseta color verde claro, que le quedaba terriblemente ajustada en la parte del abdomen. Poniéndose de costado frente al espejo, notó lo mucho que había cambiado su cuerpo y cómo cambiaría hasta el final del embarazo.

Se sentía enorme, pero le gustaba esa sensación al acariciar el nido de su bebé. Su mano descansaba sobre la suave piel de su cuerpo y entonces… ¿Qué había sido eso? Miró en el reflejo del espejo, no se veía diferente. Pero claramente había una sensación diferente. Puso su mano nuevamente donde antes había sentido eso y… ahí estaba de nuevo. ¿Qué era?

 Sentía, sentía como si estuvieran empujando desde dentro, un pequeño cosquilleo, una mínima queja ante su tacto. Sonrío mientras fruncía el ceño. Se sentía realmente raro.

love under rain ・ frerardWhere stories live. Discover now