Aquella mañana Zacky había aparecido en el departamento particularmente temprano y luego de saludar a Quinn y Bert que estaban terminando de tomar desayuno, pasó a la habitación de Frank. Últimamente Frank pasaba gran parte del día en cama, el médico había dicho que era lo mejor puesto que, al ser tan escuálido, tener sólo 17 años y llevar un embarazo gemelar –sin contar el hecho de que era un hombre-, el resto de su embarazo sería de alto riesgo.
Frank era el menos contento con esta resolución, se sentía enjaulado entre su habitación, la sala de estar y la terraza, pero al menos ahora tenía algo más con qué entretenerse: durante las últimas semanas su cuarto había sido remodelado.
En la pared contraria a la cama había dos pequeñas cunas de madera pintada de blanco, un pequeño mueble con ropa de bebé y pañales, y una gran cantidad de peluches y sonajeros. Entre Bert, Quinn y Zacky lo habían surtido con diferentes cosas para los bebés y ahora sólo quedaba esperar. Pero aún faltaba una eternidad para el gran día, puesto que todavía estaba en medio de la semana número 32.
El castaño se tapó el rostro con las sábanas en cuanto la cortina fue corrida y la luz del sol le golpeó de lleno en la cara. Tenía unas ojeras terribles y no entendía cómo Zacky podía sonreír de esa manera, él no había podido pegar un ojo en toda la noche, y se debía a dos razones: 1, no podía acomodarse para dormir. Era increíble cómo el crecimiento de su vientre le prohibía hacer cosas tan fáciles como dormir plácidamente. En el último tiempo había tenido que acomodar una serie de almohadas en torno a su cuerpo para poder dormir y aun así, el malestar persistía. Eso sin agregar el terrible dolor de espaldas que le provocaba el pasar tanto tiempo en cama y el peso extra de los bebés. Y 2, porque el par de demonios, como había empezado a decirles de cariño, no paraban de moverse en ningún minuto. Nunca.
— Regresa más tarde, todavía tengo sueño —se quejó dejando salir un enorme bostezo. Zacky río.
— Ya son casi las 10 de la mañana —dijo haciendo un puchero— Vaaaaamos.
— ¿No tienes que ir a clases? —preguntó Frank, tallándose un ojo, Zacky negó— ¿Por qué?
— Es semana de exámenes y me libré de ellos. Ahora sólo me queda esperar la respuesta de las Universidades —contestó simplemente, Frank asintió.
Aun con sueño se quitó las frazadas de encima y, siendo ayudado por Zacky, se sentó en la cama. Su vientre también había crecido últimamente y, realmente, extrañaba ver sus pies. Era extraño verse en el espejo, sabía que un embarazo te cambiaba el cuerpo, pero uno doble era doblemente peor. Incluso usando todas esas cremas que había comprado Bert, podían notarse estrías rosáceas en la parte baja del vientre y su ombligo se había invertido.
Bostezó una vez más, bajándose la camiseta que se le había subido un par de dedos sobre el ombligo, tenía que acomodársela cada cierto tiempo porque se negaba a cubrir su totalidad.
— ¿Por qué tan temprano? —se quejó Frank, yendo al baño a orinar.
Zacky se quedó de pie fuera del baño, hablando a través de la puerta.
— Porque… —susurró y sonrió cuando la puerta se abrió— Quería verte —agregó besándolo en los labios.
Frank abrió los ojos enormemente al ser sorprendido por aquel beso, desde un tiempo al presente había comenzado a evitar todo tipo de avances de tinte romántico, pero Zacky parecía estar convencido de que, con persistencia, se iba a ganar su corazón. Frank se alejó hacia atrás y lo miró con el ceño fruncido, Zacky sonrió.
— No me importa que a ti no te guste, a los niños le gusta —comentó poniendo una mano donde, segundos antes, se había movido un montículo de piel.
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love under rain ・ frerard
Fanfiction| MPREG | Frank es el hijo modelo, con excelentes calificaciones y grandes sueños de ir a Oxford. Gerard es un misterioso hombre de 35 años quien junto a sus negocios y llamativos secretos luce demasiado llamativo ante los inexpertos ojos de Frank...