love under rain ･ frerard

Capítulo 20: Celos y una confesión

 

Después de la demostración del enorme poder de convencimiento que Gerard poseía, creían necesaria una celebración a esto. Ya habían pasado algunos días desde aquel momento y faltaban otros pocos días para tomar un avión rumbo a la isla que tanto maravillaba al de ojos pardos. En los planes de ahora estaba ir a la carrera de caballos junto a Bert y Quinn, luego a un bar a beber algo y posteriormente a dejar a Frank a casa antes de que dieran las 1 de la madrugada.

— ¿De verdad esto se considera divertido? —Frank miró con recelo a la multitud de personas caminando en diferentes direcciones y las enormes filas en las boleterías. El lugar era absolutamente ruidoso y aunque estuviera celosamente limpio, olía a excremento de caballo.

— Es lo que hace la gente común para divertirse —había sonreído Gerard, dándole la mano para atravesar la multitud.

— Entonces quiero ser parte —Frank se detuvo— Quiero apostar a un caballo —río como un niño pequeño, tironeándolo para llegar a una boletería mientras observaba los listados de caballos en las pantallas esparcidas por el lugar.

Unos minutos más tarde estaban en primera fila, parados contra la reja admirando a los caballos de diferentes colores pelearse el primer lugar. Bert y Quinn habían dado con ellos rápidamente y con una enorme sonrisa apostaron bastantes dólares a algunos caballos.

— ¿Quién ganó? —Frank se alzó en puntillas cuando los vítores de los demás presentes se hicieron presentes.

— Demonios ¡200 dólares a la basura! Ya debería saber que el más bonito siempre pierde —gruñó Bert cruzándose de brazos, los labios de Quinn encontraron el camino a su cuello y pronto el gruñido desapareció para darle paso una risita nerviosa.

— ¿Quién ganó? —el menor luchaba contra su baja estatura, intentando divisar en las pantallas del lugar el nombre del caballo ganador.

— ¡Ganaste tú! —Gerard exclamó abrazándole por la cintura, apuntando con su dedo a una de las múltiples pantallas. 

Frank dio un pequeño saltito y le besó efusivamente los labios para luego gritar contento que en su vida había ganado algo. Aunque el más feliz con esto era Gerard ya que múltiples besos siguieron a ese primero. Pero pronto el gesto de Gerard cambió al cruzar su mirada con Quinn, ambos asintieron y se deshicieron el agarre de sus parejas para comenzar a caminar.

— ¿A dónde van? ¡Quiero apostar de nuevo, estoy de suerte! —sonrió Frank aun sin notar el gesto sombrío en los dos hombres.

— No, ya nos vamos. Cobra tus 20 dólares y vámonos de aquí —intervino Quinn acomodándose el sombrero— Apúrate que se nos escapa —agregó buscando a alguien con la mirada.

— ¿A quién van a ver? —inquirió Frank frunciendo el ceño.

— A Thomas Martin, un sinvergüenza —le dijo Gerard entre dientes, sin detenerse.

— ¿Y por qué se van a ver aquí? —Frank musitó nuevamente, haciendo que Quinn intercambiara una mirada de fastidio con Gerard.

— Porque los tipos como Thomas no tienen un despacho donde ir a verlos —finiquitó Quinn encendiendo un cigarrillo.

…

Ambos se habían alejado bastante y por un buen rato, Frank se mordió los labios repitiéndose internamente que él mismo había aceptado sólo eso y simplemente le quedaba acatar en silencio. Como Bert quien le sonreía tranquilo, intentando entablar temas de conversación siempre fallidos. Al cabo de unos minutos, ambos estuvieron de vuelta y luego de acomodarse la corbata los escoltaron en silencio hacia un bar ubicado en la parte más alta del lugar. Al menos ahí no había olor a excremento.  Frank notó como le pasaban  unos dólares al tipo en la puerta, pero tampoco dijo nada.