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— Alex, ya me voy

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— Alex, ya me voy. — Lo escucho entre sueños mientras su mano acaricia mi brazo de arriba hacia abajo. Me encuentro lo suficientemente cómoda como para prestar algo de atención a lo que me dice. — Amor, debo irme. —  Casi me obligo a reaccionar para poco a poco ir volviendo en mí, me giro para poder ver su rostro y le sonrío.

— ¿Qué hora es? — Pregunto, pues parece ser de noche aún.

— Las 5 de la mañana. — Contesta al tiempo que se pone de pie.

Ahora que mis ojos se acostumbran a la poca luz que entra en mi habitación, logro ver la expresión de su rostro.

Se ve triste, decepcionado, abatido, pero sobre todo rendido. Quizá es un reflejo de lo que estoy sintiendo yo.

— Bien... Te acompaño. — Quito las mantas de encima, me siento sobre la cama, me visto y busco con la mirada unos tenis. Luego de medio arreglarme, salimos del apartamento en dirección al estacionamiento.

No nos tomamos de las manos, tampoco nos miramos, solo caminamos uno al lado del otro.

En todo el camino siento la tensión que se ha creado entre nosotros desde que le dije que me iba, hablo totalmente en serio cuando digo que no quiero dejarlo; pero tampoco quiero perder esta asombrosa oportunidad.

Voy tan sumida en mis pensamientos que no me percaté de que ya estamos frente a su auto, sino hasta que él aclara su garganta y sin embargo, soy yo quien habla.

— ¿Te veré el viernes? — Pregunto al tiempo que lucho por reprimir la necesidad de lanzarme a sus brazos en un intento de quedarme con un poco o todo -si fuera posible- de él.

— Por supuesto, cariño. Allá estaré. — Hay algo en el tono de su voz que me deja un mal sabor, algo que me dice que no está siendo honesto; pero decido pasarlo por alto.

— Oye — Le digo, tomándolo del brazo — No importa que tan lejos estemos. Siempre,—lo miro directamente con la esperanza de que entienda y se le queden grabadas mis palabras— siempre, habrá una parte de mí en ti. — Hago lo que puedo por aguantar las lágrimas. Ya he llorado mucho, no sé cómo es que no me he secado todavía.

—Te amo. Te veré en el aeropuerto — Es todo lo que dice.

Se acerca a mí, me besa y trato de transmitirle todo lo que no puedo o no soy capaz de decirle, es el tipo de beso agridulce en el que hay tanto amor como tristeza y despedida. Me separo para ver con mucho detenimiento sus hermosos ojos grises, aquellos que he amado desde el primer día. Acaricia mi mejilla con el dorso de su mano, da media vuelta para subir a su auto y allí, justo en ese momento, sé que no es cierto, que no irá al aeropuerto y que muy probablemente esta será la última vez que le veré.

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Hola otra veeeez!
Estoy editando la novela porque hay cosas en cuanto redacción que no están bien, tal vez algunos errores de ortografía que en su momento se me pasaron —y no debería ser así— y uno que otro capítulo que no me gustó mucho como quedó; pero la novela no va a cambiar, los personajes son los mismos, el desarrollo es el mismo no hay que preocuparse por ello.

Besos a los que empezaron conmigo esto hace más de un año, a los que llegaron en el camino y a los que, después de terminada nos dieron una oportunidad a Cayendo Por Ti y a mí 💜

Cayendo por ti - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora