Capítulo 17

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Creo que subestimé la cena, creí que todo iba a ser hostil; pero papá se relajó y todo fue a mejor. Dean quedó de pasar por mí sobre las 6 am y faltando 10 minutos, yo estoy terminando de desayunar y mamá no deja de decirme que tengamos precauciones en la carretera. Suena el citófono y mamá lo descuelga para decirle a Gerard que a partir de ahora deje pasar a mi novio sin necesidad de anunciarlo.

Voy al baño, cepillo mis dientes, aplico brillo labial y repaso mi figura una última vez, empaco las últimas cosas de aseo y salgo de mi habitación con mi bolso y la maleta a rastras. Mamá fijo su sermón en una nueva víctima y le hace prometer a Dean que no va a exceder el límite de velocidad, que usaremos siempre el cinturón y que por sobretodo no va a descuidar el camino en todo el trayecto.

— Amor, lo estás agobiando. — le dice papá seguido de una fuerte risotada.

— Nunca está de más recordarles los cuidados que deben tener.

— Estoy lista, ¿nos vamos? — pregunto a Dean interrumpiendo la conversación de mis padres. Papá se levanta del comedor y viene hasta mí para abrazarme y pedirme que use protección, esto es tan incómodo que siento el calor en mis mejillas y Dean me observa de forma divertida.

Me despido de mis papás y mi hermano y ya en el ascensor Dean no para de molestarme con que su suegro ya le dio permiso de meterse entre mis pantalones.

— Cállate ya. — golpeo su brazo y él se ríe de mí.

— Sólo te estoy molestando, Chispita. — Se defiende — No es que no quiera, pero serás tú la que decida cuándo sucederá. — no puedo evitar sonreír.

✖✖✖

Dean ha conducido por alrededor de 45 minutos, hemos cantando durante todo el trayecto y debo confesar que mi novio tiene una voz prodigiosa. Soy incapaz de admirar el paisaje, sólo tengo ojos para él, se ve perfecto elevando la voz en sus partes favoritas, se acaba la canción y sube el volumen a tope, lleva uno de sus dedos a su oído en señal de que escuche bien la siguiente, me quedo absorta en la melodía y sus gestos, aumenta el tono de su voz y canta mirando alternadamente entre la vía y yo.

Los dos estaban caminando en el mismo sentido
Y no hablo de la dirección errante de sus pasos
Él la miró, ella contestó con un suspiro
Y el universo conspiró para abrazarlos.

Dos extraños bailando bajo la luna
Se convierten en amantes al compás
De esa extraña melodía, que algunos llaman destino
Y otros prefieren llamar, casualidad.

Al terminar, baja el volumen a tal grado que apenas se pueda apreciar.

— Siempre pienso en ti cuando escucho esa canción. — confiesa

— Es muy bella.

— Cómo tú. — dice relajado

— ¿Cómo es que haces para gustarme cada día más?

— Sólo estoy siendo honesto, Alex. — se ríe, pero no de forma burlona. — tú me haces ser cursi, me haces querer darlo todo porque te quiero.

Y ahí están de nuevo esas dos palabras que hacen a mi frecuencia cardiaca descontrolarse, me encanta como suenan en sus labios.

— Y yo te quiero a ti, mi amor. — poso mi mano sobre la suya que está apoyada en la palanca de cambios, me observa y yo le devuelvo la mirada cargada de amor. — La vista al frente, Morrison.

— Cómo ordenes, preciosa. — deja nuestras manos entrelazadas sobre mi pierna y así se mantiene el resto del viaje, soltándome únicamente cuando debe meter un cambio.

✖✖✖

El hotel es precioso y ni qué decir de nuestra habitación, por supuesto que vamos a dormir juntos, mas no es algo que me ponga nerviosa; bueno, un poco quizá. Acordamos tomar un baño, por separado valga la aclaración y luego iremos al lugar en el que grabará hoy.

Entro primero por ser la que más se demora de los dos, tardo al menos 20 minutos pues el agua está espectacular y con el calor tan impresionante que está haciendo no quiero salir; sin embargo lo hago para no retrasarnos más.

Me visto en el mismo baño, paso un vestido blanco vaporoso por mi cuerpo y me calzo unas sandalias planas, peino mi cabello y lo trenzo para que no se me pegue a la cara, aplico bloqueador en las zonas de piel que quedan expuestas para evitar quemaduras, maquillo levemente mis ojos y salgo. Dean está echado en la cama con un brazo sobre su rostro y supongo que se ha dormido.

— Arriba, Morrison. Sólo han sido veinte minutos. — lo zarandeo un poco.

— Te demoras mucho. — Habla somnoliento

— Pero ya he desocupado el baño, así que entra.

Se pone de pie, coge su ropa y entra a darse una ducha; mientras tanto organizo la maleta y todo el chiquero que he dejado por la habitación, le envío un mensaje a mamá avisándole que ya hemos llegado y que el viaje ha estado bien, me pide que le escriba mañana cuando vayamos a volver.

Dean sale del baño sólo con una toalla alrededor de su cintura y se pasea libremente por la habitación

— ¿No habías llevado tus cosas? — Interrogo entre risas — ¿Qué crees que haces?

— No te preocupes, muñequita, sé que te encanta verme así. — responde con un guiño

— ¿Así es cómo le dices a tus conquistas? ¿«Muñequita»?

— Alex, no seas cruel.

— Se acabó el juego, vístete.

— Había olvidado el bóxer. — se encoge de hombros

— Sí claro, lo has olvidado a propósito. — suelta una carcajada fuerte.

— Puede que así haya sido. — da media vuelta, camina hacia el baño y justo antes de entrar suelta la toalla dejando su trasero descubierto, para luego cerrar la puerta a su espalda.

Este hombre va a acabar con mi cordura.


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En multimedia la canción que Dean le canta a Alex.

XOXOXOXOXOXOXO

Cayendo por ti - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora