Capítulo 29

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Dean

¿Qué clase de broma pesada es esta? ¿Por qué mierdas ella está aquí? De todos los sitios en los que podría verla, ¿justo tenía que ser en la casa de mi novia?

¿Acaso Alex me ha cedido más que una pizca de su mala suerte?

Le sostengo la mirada por varios segundos que se sienten como una maldita eternidad.

— Hey, ¿cómo están? — Tom parece tan relajado mientras Alex y yo llevamos una fuerte tensión sobre los hombros — No sé si ya la conocen, pero igual les presento a Carla Saint.

— Sí, la conozco. — Hablo con la mirada y la voz seria, quizá y molesta.

Muy educada, ella se acerca a mi novia y le estrecha la mano al tiempo que le da un beso en cada mejilla.

Esta mujer trama algo, nunca ha sido tan amable sólo porque le nace.

Así que tú eres la hija del juez — comenta observándome por el rabillo del ojo, mi mandíbula empieza a doler de lo mucho que estoy apretando los dientes. Alex mira alternandamente entre los dos y sé que le incómoda tanto como a mí.

— Ya que están aquí, voy a ayudar a mi esposa con lo que haga falta. — mi suegro sale del despacho dejándonos en un silencio sepulcral.

Muy oportuno, Tom.

Vamos a acabar con esta farsa de una buena vez.

— ¿Me dejas un momento a solas con ella? — le pido a Alex. Me mira dudosa pero al final acepta, le da un apretón a mi mano y al salir cierra la puerta, dándome así la privacidad que necesito.

Me tomo un momento para controlar mi respiración y mi furia antes de cometer un error y comienzo a hablar.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — interroga directamente, los rodeos los dejo para otra ocasión.

— ¿Qué estás haciendo tú, aquí? ¿Acaso ella es tu nueva novia? ¿Mi reemplazo? — arroja cada una de sus preguntas como burlas, aprieto fuerte los puños a los lados y de esta forma domino las ganas que tengo que tomarla del brazo y sacarla de este lugar.

— No es el reemplazo de nadie. —le aclaro — Se hizo su propio lugar en mi vida. — contestó tajante

Carla es para mí, lo que Derek fue en su momento para Alex. Aquí, la diferencia radica en que yo jamás podré llevarme bien con ella.

¿Quién podría siquiera, querer ver a la mujer que no hizo más que jugar con tus sentimientos y en sus encuentros con sus amigas burlarse de todas las cosas que hacías por ella?

Claramente yo no.

— Veo que aún no dejas de ser aquel romántico empedernido. — se acerca con movimientos que ella podría calificar como coquetos y sensuales; sin embargo para mí sobrepasan la vulgaridad. — ¿Qué dices si recordamos viejos tiempos? — acaricia descarada la parte de mi pecho que queda descubierta.

— ¿Qué dices si te largas ahora mismo? — quito su mano de mi cuerpo bruscamente y es probable que esté usando un tono grosero, porque «no es lo que dices, es la forma en la que lo dices» y siendo sincero me importa una soberana mierda como suene.

— No puedo. —contesta al instante— El juez ha sido taaaan amable al invitarme a almorzar que simplemente no he podido negarme.

— No sé qué estés tramando, Carla y por tu bien espero que hayas llegado aquí sin querer dañar a Alex. — le advierto

— Eso ya lo veremos. — pasa por mi lado y se va dejándome con la palabra en la boca.

Infeliz.

Me quedo en el despacho esperando a que la descarga de energía que ha provocado la adrenalina, se disipe de mi cuerpo.

Apoyo mis puños sobre el escritorio y observo por la ventana, tengo el presentimiento de que este encuentro no presagia nada bueno.

— ¿Estás bien? — estaba tan ensimismado en mis pensamientos que no escuché cuando Alex se adentro en el lugar.

— No lo sé. — suspiro pesadamente.

— Papá me dijo que está aquí por una consulta legal o algo así. — me informa — no quise preguntarle más para que no se viera sospechoso, ya sabes cómo es él.

Siento la urgente necesidad de tenerla entre mis brazos y eso es lo que hago, me deleito con su fragancia y la tranquilidad que me provee estar a su lado. Aquí corroboro aquello de que tu hogar no es un lugar.

Es una persona.

— No quiero que nos precipitemos a los hechos; pero es posible que apenas ponga un pie fuera de tu edificio, corra y llame a los periodistas para contar que la hija del juez es mi novia — aviso.

— También pensé en eso — cierra más su agarre en mi torso y lleva su mirada a mis ojos — No quiero que nos preocupemos por eso ahora, ¿está bien? — asiento en respuesta — nuestro problema más próximo se encuentra cruzando esa puerta.

Lo sé.

Esperaba no tener que encontrarla nunca más en mi vida, está claro que no soy yo quién decide esto.

Beso a Alex durante unos minutos antes de enfrentar la realidad que nos espera en el comedor. Mutuamente nos infundamos fuerzas para soportar lo que sea que se venga.

★★★

— ¿Cuánto llevan juntos? — la pregunta hace que Alex se tensione, puedo notarlo. Durante el tiempo que hemos estado en el comedor, intentamos mantener la conversación en un terreno neutral; evidentemente el plan de Carla no es el mismo.

— Un par de meses. — se está controlando para contestar educadamente. La conozco lo suficiente como para saber que quiere levantar este mantel y echar al suelo la comida con todo y vajilla.

— Se ven muy felices. — sonríe para los dos.

Falsa.

— Sí, lo estamos. — tomo nuestras manos sobre la mesa enfatizando mi respuesta y aunque intenta esconderlo, puedo notar su irritación.

— Me alegra ver una pareja estable en estos tiempos.

Hipócrita

— ¿Verdad que sí? — es el turno de Eli para hablar. — Tom y yo estamos muy felices de que estén juntos. — nos mira con ojos tiernos — Se complementan perfectamente.

— Así parece, señora Russell. — me observa desafiante. — Pero qué le parece si me cuenta su historia de amor con el juez.

Con ese tema, terminamos de almorzar. Agradezco que la conversación haya cambiado de foco, porque no sabía cuánto tiempo más iba a aguantar el tener que fingir que me agrada estar sentado frente a ella.

Cuando decide dar por terminada su visita, literalmente, Chispita y yo volvemos a respirar, se siente paz total y por fin podemos relajarnos.

Una llamada de Vince, me alerta problemas.

— Cuéntame. — le pido.

— Ya se supo.

Okey, esto fue más rápido de lo que esperaba.

Muy eficiente esa mujer.

Tengo claro que esto, apenas si es el principio.

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Cambio y fuera.
XOXOXOXOXOXO

Cayendo por ti - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora