Capítulo 39

592 62 7
                                    


¡Qué Qué Qué Qué!
¿Tres capítulos en un día? ¡Sí!
Les recomiendo que escuchen la canción </3
Alisten sus pañuelos en 3, 2...

••••••••••••••••••••••

Han pasado cinco largos y tormentosos días desde que hablé con Dean y le expliqué la situación en la que me encontraba. Telefoneo a Laura, porque necesito desahogarme con alguien, necesito alguien que se limite a escucharme y aunque sé que Miguel puede hacerlo, él ya no está aquí para que yo lo oiga.

— ¿Qué tal estás? ¿Dolorida? — ese es su saludo.

— Pero del corazón — contesto seguido de un suspiro.

— ¿Qué te hizo el cabrón? — pregunta enfadada.

— ¿Por qué asumes que fue él? ¿Qué tal si fui yo la que la cagó?

— Bueno, tienes razón. Soy toda oídos. — me anima a continuar

Empiezo diciéndole que hace un tiempo apliqué a una beca en el exterior ­—fuera de mis padres, mi hermano y Miguel, no le había contado a nadie—y especifico que fue antes de comenzar a salir con él, antes incluso de conocerlo. Le cuento nuestra pelea previa a desaparecer hecha un mar de lágrimas de su departamento y lo que me encontré cuando llegué a casa. Le digo que justamente estuvo esperándome fuera del edificio y que mamá me alentó para que fuera a contarle todo. Ella se limita a hacer sonidos de aprobación o negación para hacerme saber que está escuchándome.

— Y ahora no sé qué hacer Lau, yo lo amo verdaderamente; pero no puedo escoger entre él y mi futuro y tampoco seré tan egoísta como para exigirle que me espere o que deje su vida aquí y se mude conmigo para empezar una nueva. — culmino apesadumbrada

— Estás en un dilema gigante.

— Ya lo sé.

— Mira, si quieres un consejo de mi parte: sigue tus sueños, cumple las metas que tienes propuestas, múdate a Argentina, termina tu carrera y si luego quieres volver al país que te vio nacer, estaremos esperándote con los brazos abiertos; pero no abandones tus ilusiones por él y no es por ser ave de mal agüero, pero tampoco tienes asegurado que ese amor será para siempre. Estoy segura que Miguel te diría lo mismo.

Estoy llorando a moco tendido y ni siquiera sé exactamente por qué razón, lloro por todo lo que un nuevo camino me supone, por empezar una nueva vida en un lugar que no conozco y que no me conoce, por encontrar a Dean y tener que dejarlo, por poder cumplir uno de mis sueños, por tener la oportunidad de terminar mis estudios en otro país, por las palabras de Laura, porque Migue ya no está. Por todo y por nada.

— Tienes un punto muy válido. — reconozco.

— No llores más, dulzura. Ve el lado positivo de las cosas: tendrás mejores oportunidades para tu futuro. — me recuerda.

De repente se abre la puerta de mi cuarto y Dean entra, me pongo de pie automáticamente, limpio mis lágrimas con el dorso de mi mano y dejo de escuchar lo que está diciendo mi amiga al otro lado de la línea.

— Tengo que colgar, te hablo más tarde. — termino la llamada sin esperar respuesta de su parte y dejo el celular sobre la mesa de noche.

— ¿Es un buen momento para hablar? — pregunta y se queda en la entrada

— Pasa...— le indico

Entra a mi habitación y se sienta en la silla del escritorio mirando hacia mi cama que es donde me he sentado.

Cayendo por ti - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora