Capítulo 6

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No voy a mentir y decir que no he pensado en Derek porque sí lo he hecho. Pienso en los años juntos, lo que pasamos, las peleas, las reconciliaciones, los besos y abrazos y en lo que es ahora. De verdad quise que nos funcionara; pero yo no podía amar siempre por los dos.

Estoy agradecida por los momentos compartidos, lo que me enseñó y lo que me dejó. Ya curé mis heridas; sin embargo no puedo evitar pensar, ¿qué hubiera pasado si...? Me entristece que haya vuelto a aparecer después de tanto, porque lo esperé, fui en contra de mí misma y lo esperé mucho tiempo, pero debía dejarlo ir y no sólo porque parecía que él estaba feliz, también porque era lo más sano para mí.

Por otro lado, Dean me escribe todos los días, es muy atento conmigo y quiere una segunda cita que tendrá lugar hoy, en mi casa. Mis padres y mi hermano se han ido de viaje y ya que yo estoy trabajando y estudiando no pude ir con ellos.

Estoy terminando la cena, hice pasta a la bolognesa y me siento feliz con el resultado. Timbra el citófono así que me dirijo a contestarlo.

— ¿Hola?

—Señorita Alex, en portería se encuentra un muchacho llamado Dean. — Anuncia Gerard, el portero del edificio.

—Déjalo pasar, Gerard. Gracias.

—Un gusto señorita. — Cuelgo y corro a quitarme el delantal, perfumarme y peinarme un poco. Suena el timbre del departamento, justo a tiempo y abro la puerta.

— ¿Alguien pidió un vino a domicilio? — Dean se encuentra frente a mí, con una sonrisa que muestra todos sus dientes, podría derretirme en este mismo instante.

—Pasa, puedes dejar el vino sobre la mesa. — Me hago a un lado para dejarlo entrar y cerrar la puerta, doy media vuelta y él ya está sentado en el sofá. — ¿Qué tal tu sábado?

—Muy bien. No hice gran cosa, descanse lo que no pude hacer en toda la semana y ¿el tuyo? — me dirijo hacia él y me siento a su lado.

—Nada mal, trabaje medio día y volví a casa a tomar una siesta, ¿quieres comer ya?

—Por supuesto— contesta poniéndose de pie — Quiero calificar tus habilidades culinarias.

Me encamino a la cocina para servir la cena, coloco los platos sobre el mesón y pongo la pasta sobre ellos. Los llevo al comedor, donde Dean ya se encuentra sentado con las copas de vino listas.

—Buen provecho— le hago señas para que prosiga y es lo que hace.

No quiero probar mi plato hasta ver el gesto que hará, puse todo mi empeño en esta comida. No soy mala cocinando, el día que me independice no moriré de hambre; mas no me gusta hacerlo, sólo en ocasiones especiales, como ésta.

— ¡Alex, esto está buenísimo! — Expresa entre gemidos — ¿Quién te enseño a cocinar de esta manera?

—Mi madre, por supuesto— afirmo orgullosa

—Pues dile a tu madre que ha hecho un buen trabajo contigo.

—Me alegra que te guste.

—Así que... ¿vas a contarme quién es el hombre que estaba contigo el otro día?— entre más rápido salga de esto, mejor, ¿no?

—Es mi ex-novio— confieso — No lo veía hace un par de años y coincidimos aquel día.

— ¿Quieres hablar de eso?— duda un poco al preguntar

—Fue mi primer amor, la pareja que le presentas a toda tu familia. Estuvimos juntos alrededor de tres años y luego a él se le acabo el amor, de eso ya más de dos años; no importa mucho ahora— declaro con toda la sinceridad del mundo.

— ¿No lo quieres ni un poco?

—Por supuesto que lo quiero — admito — pero es diferente ahora. Lo quiero por lo que hizo y lo que fue en su momento, además, es evidente que él surgió sin mí y yo lo hice sin él. No tiene caso alimentar el sentimiento de ninguna manera.

—Me gusta que confíes en mí lo suficiente como para contarme esto — reconoce

—No es nada del otro mundo — río por lo bajo

Ya hemos terminado con la cena y para mi agrado, Dean se ha comido todo. Vamos por la tercera copa de vino cuando él pide que nos acomodemos en el sofá.

— ¿Qué es lo que hace que una chica de tu edad aún no quiera irse de casa?

—Me gusta vivir con mis padres y mi hermano, el tiempo en familia, sentir el calor del hogar. Pienso irme de casa cuando termine la universidad y yo misma pueda costear un departamento. — Me gusta ser independiente y aunque sé que mi padre correría con los gastos el día que decida irme a vivir sola, no se siente correcto. Quiero pagar por mis cosas y sentir que lo que tengo ha sido por mí. — ¿Tú cuánto llevas viviendo solo?

— Me encantan las chicas independientes — manifiesta de manera coqueta mientras hace figuras con su dedo índice en mi rodilla — Me fui de casa, hace un año y medio, cuando quieras puedes ir.

Me pongo de pie y decido recoger los platos para llevarlos a la cocina, los dejo en el fregadero y percibo a Dean situarse a mi espalda. Apoyo mis manos sobre la encimera y él acaricia con suma lentitud mi hombro descubierto, retira mi cabello y lo posiciona al lado contrario dejando a la vista más piel. Me tenso un poco y él se acerca pausadamente hasta ubicar sus labios en el hueco de mi cuello, siento como se eriza mi piel mientras deja un reguero de besos hasta la parte detrás de mi oreja.

— Deseo besarte en este preciso instante — susurra en mi oído — pero voy a respetar tus espacios.

Y así, sin más, se aleja de mí saliendo de la cocina y dejándome con la respiración entrecortada. 

Cayendo por ti - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora