Capítulo 30

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Saber que enfrentar a los medios sólo era cuestión de tiempo, me tiene con la piel de gallina.

Estaba claro que no podríamos escondernos por siempre de la prensa; pero nunca imaginé que sería de esta forma.

Más se tardó Carla en entregar su información que los periodistas en llegar a mi edificio. Vince nos aconsejó que no saliéramos y si era posible, que Dean pasará la noche aquí; así que eso es lo que vamos a hacer.

— ¿Pueden decirnos ya, qué es lo que está sucediendo? — Exige papá — Tanto secretismo y señales entre ustedes me está mareando. — suspiro y me tomo el tiempo para organizar mis palabras y explicarle a mis padres de qué se trata todo esto.

— Carla es la ex-novia de Dean. — no ignoro la sorpresa reflejada en sus rostros, un apretón en mi mano me anima a continuar. — No sé muy bien cuáles hayan sido sus motivos; pero al salir de aquí se ha comunicado con las revistas, periódicos o a quién sea que haya llamado para revelar la identidad de la pareja de Dean, o sea, yo.

— Pero sí parece una buena muchacha. — se lamenta mamá.

— Créeme, Eli, ella es de todo menos buena. — Apunta Dean — Ahora, Tom, ¿por qué estaba ella aquí? — interroga esta vez dirigiéndose a mi padre.

— Según lo que dijo, quiere empezar a grabar una película y en ella habrán varios asuntos que requieren de asesoría legal, cómo por ejemplo qué cadenas cumplen los asesinos o las personas que matan en defensa propia. — Narra pausadamente con el fin de que todos le sigamos — Quería informarse antes de reunirse con la persona que hará los libretos.

Dean se queda pensativo, no emite sonido alguno y le doy espacio para que ordene lo que sea que su cabeza este maquinando. Hace señas indicándome que hablemos en mi habitación y nos dirigimos hacía ahí, después de disculparnos con mis padres.

Luego de cerrar la puerta, Dean me observa fijamente decidiendo de qué manera va a decirme la conclusión a la que llegó.

Estoy poniéndome nerviosa porque empezó a dar vueltas por la habitación y no ha dicho ni una sola palabra, ¿debería temer ahora?

— No sé si esté exagerando con esto, — por fin habla y detiene su andar para quedar frente a mí — pero no me creo nada lo que tu papá dijo. — lo observo indignada esperando que se retracte y sin embargo no lo hace.

— No querrás decir que mi papá nos está mintiendo, ¿no? — se sorprende con mis palabras.

— ¡Por supuesto que no! — Contesta desconcertado — Tu papá dice la verdad, quien no lo está haciendo es Carla.

— ¿Tú crees? — pregunto extrañada por el rumbo que tomo esta conversación.

— Si Carla quisiera empezar una nueva faceta como directora de cine, su decisión estaría en boca de toda la ciudad.

— ¿Y si de verdad quiere mantener esto reservado?

— Por favor, Alex, no seas ingenua — me pide tomando mi rostro — A ella le encanta la atención, es bastante anormal que la presa no esté hablando de esto. Quiero estar equivocado, pero por lo pronto vamos a andarnos con cuidado, esta mujer es peligrosa.

— ¿En serio crees que esté planeando hacer algo? — Inquiero — Quiero decir, pues que ella hasta después de hablar con papá no tenía idea que yo soy tu pareja. — Apunto tratando de ser la voz de la razón en este caso — Estás un poquito paranoico, mi amor — suspira rendido.

— Sólo quiero que nos mantengamos alerta por lo que sea que pueda ser esto, solo por si algo de lo que creo llegase a ser verdad. No quiero que andes sola por la calle, puedo venir todas las mañanas a llevarte al trabajo, sé que Miguel puede dejarte en la universidad y luego yo pasar por ti. — me alejo y le doy la espalda.

— Per... De qu... ¿¡Estás demente acaso!? — Recrimino — ¿Qué clase de disparates estás diciendo?

— ¡No quiero que nada malo te ocurra! — Reconoce — No podría perdonarme que por mi culpa te lastimaran. — admite derrotado

— Nada malo va a ocurrirme, Dean. — me acerco nuevamente y acaricio su cuello luego de pasar mis manos por detrás de él — No hagamos de esto un drama, ¿quieres? — le pido de manera conciliadora.

— Déjame cuidar de ti.

— Ya lo haces, sólo no quieras ponerme en una burbuja. — Le abrazo — Si algo ha de suceder, vamos a enfrentarlo unidos, no me excluyas de las batallas que se han convertido en nuestras desde que estamos juntos.

Sus ojos se cristalizan y asiente en repetidas ocasiones a la vez que cierra sus ojos y recarga su frente en la mía. Acaricio su espalda en un intento de poder infundirle paz y tranquilidad, nos llevo a la cama y nos recostamos.

— Todo va a estar bien. — le susurro sin dejar de sobar su espalda.

— Espero que estén vestidos y sino, tápense. — me sobresalto al escuchar la voz de mi mejor amigo.

Como estaba de espalda a la puerta me giro para verlo entrar por ella, su expresión de felicidad decae al observarnos.

— ¿He llegado en un mal momento?

— No. — Respondo a la par que me pongo de pie y camino hacia él para saludarlo — ¿Cómo estás?

— Creo que mejor que ustedes. — bromea y como siempre logra arrancar toda tensión del momento. — He visto a los periodistas en la entrada del edificio, — no puedo evitar que un quejido salga de mis labios — tus papás ya me informaron así que voy a evitarte el gastar saliva en esto — se lo agradezco, creo que ya he tenido suficiente por hoy.

Dean viene hacia nosotros, con una mano toma la de Miguel y con la otra lo abraza mientras susurra «¿qué tal, amigo?»

— Vengo porque quiero tu opinión — dice señalándome — y ya que tú estás aquí, puede que la tuya también me sirva — apunta a Dean.

— Muy bien, escúpelo.

— Creo que es mejor que se sienten, Alex. — lo observo extrañada, pero hacemos lo que pide.

— No iras a ser padre, ¿no?

— ¡NO! — expresa con sus ojos abiertos al extremo — Claro que no.

— Habla ya. — Demanda Dean

Miguel se sienta frente a nosotros en la silla de mi escritorio y empieza a retorcer sus dedos en su regazo, parece nervioso, inquieto y eso no hace más que ponerme de la misma forma. Se está tomando demasiado tiempo y demasiadas molestias para decir lo que sea que quiera decir, pongo mis sentidos totalmente alertas porque su comportamiento no es usual, se remueve en su sitio un par de veces más hasta que por fin decide hablar.

— Le voy a pedir a Laura que se case conmigo.

Cayendo por ti - En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora